Clara utiliza el miedo como arma de control

Lo del próximo jueves será un duelo entre Adara y Clara, no hay lugar a dudas. Los votos de la audiencia se han polarizado en las dos líderes de ambos grupos. Clara representa a esa mayoría que vive para darle la razón diariamente en cualquier cuestión. Si esto no sucede así, la madrileña no duda en mantener conversaciones donde el chantaje emocional y el machaque continuo son los protagonistas. Ayer lo hizo con Bea a mediodía, protagonizando una de las retahílas más desagradables y demoledoras en la historia de este programa.

Clara sabe como manipular a Bea y cómo llevarla a su terreno. Le dice lo que está bien y lo que está mal y no le da esa libertad obligatoria que debe existir entre dos personas que libremente deciden iniciar una relación del tipo que sea, de amistad en este caso. Para Clara no hay término medio; o estás con ella o estás contra ella, por eso no perdona que Bea se relacione con Adara y con Meritxell. Para evitar que chonija piense por sí misma recurre a la amenaza absoluta y a la bronca más ridícula e irrisoria. Utiliza el miedo como arma de control para manejar todo a su antojo y le llega a decir que si sigue por ese camino perderá a Rodrigo una vez salgan de la casa. Clara critica de esta forma la forma de ser Bea, que siempre se ha sentido inferior respecto a su pareja. Una pareja que le deslumbra pues nunca se llegó a imaginar poder estar con alguien tan distinto a ella. Lo peor de todo es que es el propio Rodrigo el que acepta los métodos de Clara, e incluso se anima a hacer lo mismo con la que es su pareja. La adiestra y regaña, obligándola a ser de una manera determinada para no salirse del rumbo que él lleva marcando desde el inicio de la relación. Porque la verdad es que ha sido el propio Rodrigo el que ha dosificado una historia de la que ni él está convencido al cien por cien. Se atreve a chantajear emocionalmente a su pareja, dejándola con la palabra en la boca en reiteradas ocasiones. Lo peor de todo es que Bea, completamente obnubilada por el pseudo pijo, se hace pequeña y no se atreve a defenderse, optando por dar la razón a las dos personas que la llevan manejando como una peonza sin entidad propia desde hace muchas semanas.

Y es que Clara y Rodrigo deberían aprender algo de la concursante a la que se tiran criticando durante las veinticuatro horas del día. No estaría del todo mal que tomaran ejemplo de la libertad y la aceptación que Adara muestra por Bea y su manera de proceder. A la vista está, que Adara no ha nominado ni una sola vez a Beatriz desde que ambas estuvieron en el apartamento justo antes de la expulsión de chonija. No puede decir lo mismo esta última, que lleva nominando a Adara durante las dos últimas semanas, aunque me temo que lo hace más por la presión que Clara y Rodrigo ejercen sobre ella que por propio deseo. Porque es verdad que Bea se siente mucho más libre con Adara que con Clara, aunque no se atreva a reconocerlo abiertamente. Clara representa un mal rollo constante y una intransigencia supina. Destila rabia por todos los poros de su piel y lleva ejerciendo el totalitarismo que tanto se lleva en esta edición. Un régimen que puso en marcha con Fernando, uno de los concursantes más nocivos que recuerdo.

Es urgente que salga Clara para que en esa casa pueda respirarse algo de libertad y de paz. Su paso por el concurso ha quedado reducido al control sobre sus compañeros, que parecen ovejas sin opinión propia. El último que ha accedido a entrar en el ejército liderado por Clara es Alain, reventado donde los haya. Hasta prefiere dormir con su ama en el club que mantener una conversación con Meritxell a la que lleva ninguneando toda la semana. Y es que nadie le pide a Alain que se case con Meri, pero no estaría de más un poco de delicadeza y caballerosidad para con la mujer con la que has compartido juegos bajo las sábanas, simplemente eso.