Carlos, a diferencia de Laura y Julián, no necesita vender sus miserias

Una lástima que Belén Esteban se haya ablandado con sus compañeras de Sálvame. Yo estaba esperando que al menos insinuara que juego lo que se dice juego, no están dando, pero la realidad me ha dejado frío, no os voy a engañar. La entrada de la ganadora de la pasada edición de Gran Hermano VIP ha sido más un bálsamo para las colaboradoras del diario que otra cosa, y eso que la Esteban aseguró que Raquel y Rosa habían resultando ser dos 'concursantes estafa'. Y hablando de estafas, debo reconocer que estoy un poco cansado de la novela Matamoros y de los dramas continuos de Julián Contreras. Resulta que estos dos concursantes están viviendo de las rentas más que otra cosa; no paran de explotar sus dramas personales y su paso por la casa se basa más en lo que han contado de su vida anterior al concurso que a la emoción que han aportado al mismo, para que nos vamos a engañar. Pero lo que es para mear y no echar gota es que vengan cuatro mamarrachos en twitter a intentar censurarnos a los que libremente decimos que estamos hasta el gorro de la pena y el sufrimiento que Laura y Julián intentan meternos por los ojos a todas horas. Y es que yo no digo que estos dos no hayan vivido una vida llena de miserias y de momentos trágicos, faltaría más. Pero es que resulta que ambos venden sus miserias y facturan por su sufrimiento, así que va a ser que pena, precisamente pena, no me dan ninguna.

Porque yo lo que quiero ver es Gran Hermano, y para mi estos dos concursantes están muy lejos de este formato, pues un buen concursante se caracteriza por lo que vive dentro y no por lo que ha vivido fuera. Desde punto y hora que ambos necesitan tirar de su vida anterior al concurso para poder jugar, a mí se me caen como concursantes. Y es que ya quisieran ambos parecerse un poquito a Carlos Lozano. El presentador sí es un claro ejemplo de buen jugador. Un tío que no ha necesitado vendernos ni su decadencia profesional ni su ruptura con Mónica Hoyos para ganarse nuestra simpatía y nuestro respeto.

Un tipo que avanza dentro de este juego por lo que hace dentro del mismo y no por llorarnos ni martirizarnos con sus angustias y sus penurias. Bendito Carlos Lozano, aunque le pongan verde todos sus compañeros a las espaldas, y es que ese nido de víboras liderado por Rappel y por Julianin está completamente cegado por la envidia y por el resquemor más patético que hemos podido ver en los GH de los últimos años. A ellos se suma Laurita Matamoros, que lleva tres días mala, aunque Raquel Bollo siempre está dispuesta a acompañarla a los pies de la cama en plan mamá.

A decir verdad, los seguidores de Gran Hermano tenemos un buen panorama con muchos de los concursantes de esta edición. Ya se podrían haber quedado en su casa, porque están dando un espectáculo bochornoso; menos mal que Tenemos a Lozano, que como concursante está años luz de sus compañeros.

Y esta noche podremos ver como han evolucionado desde el domingo los porcentajes de cara a la expulsión del próximo jueves. Espero por mi salud mental que los dos más votados sigan apretados, pues entonces podré conservar una mínima esperanza respecto a la posible expulsión de Laura Matamoros. En serio, es que no la soporto más, ni a ella ni su telenovela familiar. Estoy colapsado, y mucho. Que se vaya con su hermanito a ver si los perdemos de vista.