Esta noche sabremos cómo van los porcentajes de la expulsión de esta semana. Aunque todo apunte a
Marina como próxima expulsada, no deberíamos darlo por hecho, peores sorpresas nos hemos llevado.
En la casa se está viviendo una calma que no viene nada mal para poder observar con más detenimiento la actitud de los concursantes. A decir verdad, no para de sorprenderme la actitud de Aritz. Comienzo a pensar que el vasco se encuentra una ardua situación a la que seguramente querrá volver cuando salga de la casa y vea todos los frentes que ha abierto durante su encierro. No creo que Aritz sea del todo consciente de la gran necesidad que tiene de estar cerca de Han. Es por eso que cuando empieza a tomar algo de conciencia sobre la verdadera situación de sus sentimientos, opta por ponerse a la defensiva y atacar al chino sin piedad. En realidad lo que hace, es proyectar contra Han el desprecio que siente contra su propia naturaleza. Una condición que él no quería asumir y que está imponiéndose en su vida a marchas forzadas.
No me queda más remedio que reconocer que a veces me arrepiento de haber sido tan crítico con él. Al fin y al cabo, no creo que ninguno de los que tiramos piedras contra el comportamiento de Aritz seamos o debamos ser ejemplo de nada. Creo que muchos de nosotros no hemos sido lo suficientemente generosos como para ponernos en su piel. Una piel que se ha encontrado con una situación completamente nueva e inesperada y no fácil de afrontar dadas las circunstancias. Aritz va a necesitar mucha comprensión, al fin y al cabo, él es la única víctima de esta historia y no Han. Me refiero a que el chino tiene las cosas bastante claras y una actitud ante la vida más o menos clara, es el vasco el que se ha metido en un terreno al que tarde o temprano tenía que acceder, y lo ha hecho en el peor de los escenarios. Aritz será juzgado y escuchará cientos de opiniones, todas con su parte de razón, pero nadie podrá librarle del peor juicio que existe, ese dictamen que suele producirse en el interior de cada uno y del que es imposible escapar. Una sentencia que se puede aplazar pero jamás evitarse, y al vasco no hay quien le salve de dicho litigio.
Independientemente de que nos caiga mejor o peor sí hay que reconocer que Aritz es un concursante especial. Él está creciendo dentro de este programa, avanzando y retrocediendo por momentos. Él se encuentra sufriendo ese proceso al que todos hacemos frente varias veces en la vida, a veces con más y otras con menos intensidad. Lo que sí es cierto, es que Aritz lo está viviendo y con ello nosotros estamos siendo testigos de sus luces y sus sombras. Este último punto debería tener el suficiente peso como para que nos planteáramos ser menos duros la próxima vez que hablemos de este concursante. Al fin y al cabo, nadie puede recriminarle ahora que vaya de concursante perfecto, más que nada porque Aritz ha demostrado, aunque tarde, que si tiene que explotar para demostrar que tiene miserias como todo hijo de vecino, explota.
Mi intención de hoy al escribir de Aritz es la de exponer que este concursante es uno de los indiscutibles protagonistas de esta edición, teniendo mucho más peso su presencia que la de otros participantes que siguen aún dentro de la casa. Me refiero claramente a Carlos y a Vera, concursantes que decidieron quedarse en segunda liga para ver la acción desde la barrera. No sería justo deshacernos de Aritz teniéndolos a ellos a tiro, a no ser que quedaran pocas nominaciones y quisiéramos librar a nuestros favoritos de un concursante como Aritz, ya que supondría una clara amenaza en una final. Creo que todos deberíamos reflexionar sobre ello de cara a las nominaciones del próximo jueves.