Acostumbrado a leer y escuchar únicamente criticáis sobre Belén Esteban como concursante, me he visto obligado a poner de manifiesto las siguientes características de la figura de Belén como jugadora de este concurso, las cuales dejan muy claro que Belén NO es una mala concursante de Gran Hermano.
A pecho descubierto: Belén es la única concursante que se dirige a sus familiares desde su blog y desde el confesionario con el corazón en la mano. Los mensajes que le ha enviado a su novio Miguel son todo un tesoro que cualquier seguidor de este formato debería apreciar, no tanto por el contenido de los mismos si no por la realidad que la concursante desprende a la hora de comunicarse con el exterior. Belén no finge y tampoco minimiza sus emociones por pudor. Sus discursos carecen en multitud de ocasiones de buenas maneras, pero todos rebosan de fuerza y pasión.
Valentía: Gozar del cariño del público y decidir entrar en un concurso como Gran Hermano es toda una prueba de valentía. Soy de los que piensa que un reality para famosos perjudica al que entra con una buena imagen y beneficia al que participa despertando rechazo en un inicio. Belén Esteban es la prueba de esta premisa, pero a pesar de ello, se ha entregado al concurso como la que más. Si a este punto le sumamos la dura terapia a la que se vio sometida Belén por sus problemas de salud no hace mucho tiempo, no nos queda más remedio que aplaudir el valor y la generosidad de la colaboradora de sálvame.
Generosidad: Que Belén es una persona generosa lo sabemos. Es una faceta que ya conocíamos pero que también hemos podido comprobar en Gran Hermano. Belén siempre ha sido la primera concursante dispuesta a compartir su comida, a pesar de necesitar en ocasiones una cantidad distinta a la del resto de sus compañeros por su enfermedad.
No mide las consecuencias: Lo que para muchos seguidores del genero puede ser un defecto, para mi es una virtud. Muchos de los que desean que Belén sea expulsada el próximo jueves se quejaban en multitud de ocasiones de lo fríos y aburridos que eran algunos concursantes de ediciones pasadas. Está claro que esos jugadores medían cada paso que daban dentro del juego para no desagradar a la audiencia y así poder llegar más lejos. Belén no sigue esa táctica, ella no mide las consecuencias de sus actos, convirtiéndose de esta manera en una concursante de reality completamente pura. ¿No es lo que la audiencia pedía a gritos?
Sobrevalora el apoyo de la gente: Belén peca de inocente al sobrevalorar el apoyo de la audiencia que un día le corono como princesa del pueblo; por eso pidió en el confesionario a los espectadores que salvaran a su amigo Víctor y a su íntimo Israel, hecho que les ha valido de excusa a los detractores de Belén para atacarla sin piedad, como si no hubiéramos visto nunca a ningún concursante de Gran Hermano pidiendo la eliminación de su contrario. Belén no ha sido consciente de que la audiencia que hoy te salva, mañana te castiga, punto que demuestra la inocencia de esta estupenda concursante.
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