1. Que las apariencias engañan.
Cierto es que las primeras impresiones no siempre son ni las mejores ni las más acertadas. Ésto lo hemos aprendido bien en indefinidas ocasiones con la serie. Desde los múltiples juegos al despiste al que nos invitaron durante las temporadas 3 y 4 con las identidades de Red Coat, hasta con las innumerables sospechas que hemos vertido sobre distintos personajes por cada trama que se abre, coronándose con todos los oros el o la culpable del sufrimiento constante de nuestras protagonistas: Uber A.
Porque si con alguna serie es de vital importancia estar atentos al elenco capitular, esa es 'Pretty Little Liars'. Sí, son muchos años, para ser concretros, más de 6; lo que es lo mismo, 7 temporadas durante las cuales hemos aprendido que cuando un personaje se va, siempre puede volver. La puerta nunca se le cierra. Y si su nombre figura entre los créditos, el momentazo está asegurado. Torrey de Vitto, Brant Daugherty, Andrea Parker, Julian Morris, Tammin Sursok, Sasha Pieterse... son algunos de los ejemplos.
Lo dice la canción, y lo vemos en la historia. Al final, siempre hay alguien que se entera de tus mejores y codiciados secretos. El error no es tenerlo, el error es contarlo. Lo sabemos, pero... ¿qué sería de un secreto si no lo compartiéramos con alguien? Preferimos correr el riesgo, claro que, las consecuencias pueden ser terroríficamente negativas. Nuestras chicas bien lo saben. ¿Y tú, compartes algún secreto? Deberías tener más cuidado...
Sí. Con 'Pequeñas Mentirosas' hemos aprendido que conocer bien nuestros orígenes y preguntar por ello a nuestros padres (o quienes creemos que son nuestros padres) es algo de primera necesidad. No basta con que nos enseñen fotos de cuando éramos bebes junto a ellos, necesitamos corroborar nuestro ADN, consultar el libro de familia, averiguar los anteriores novios de nuestra madre y, por si acaso, que también lo hagan nuestros amigos de la infancia. Que se lo digan sino a Alison, a Jason, a Charles, a Jessica, a Spencer...
Este uno de los mejores valores que ha sabido transmitir la ficción. Pese a los altibajos, las idas y venidas que han tenido que vivir, las 5 chicas al final siempre se han mantenido unidas y en los momentos que más se han necesitado han sabido apoyarse. No importa equivocarse, es de humanos, lo virtuoso está en saber volver a tiempo con la verdad, saber pedir perdón, y saber perdonar. Spencer, Aria, Hanna, Emily y Alison son ejemplo de ello.
No somos pocos quienes hemos sufrido las constantes renovaciones de esta serie. La historia como tal es buena, y tiene mucha miga, sin embargo, y al parecer, el éxito cosechado nubló la vista a las partes interesadas del proyecto, llegado a rizar doblemente el rizo rizado ya anteriormente, y siendo hoy tan solo ya unos pocos (muy pocos) quienes estamos al pie del cañón, que por nostalgia y cariño aguantaremos hasta el final. Tal vez, contado de otra forma, y aprovechando mejor los tiempos, la historia que quieren terminar de contarnos podría haber sido mostrada igualmente en 4-5 temporadas, suficientes para llevarse la medalla de oro. No ha sido así, está por ver el resultado final.
Y es por ello que los pocos que seguimos al día con la serie tenemos sentimientos encontrados. Con cierto malestar de fondo por cómo resuelven las tramas sin explotarlas debidamente en su momento más álgido, con cierta decepción ante determinadas revelaciones, pero ahí estamos, esperando cada semana un nuevo capítulo con esa obsesiva intriga que quiere saber por fin, y de una vez por todas, qué demonios ocurre en el fondo más profundo y verdadero de la historia. No es que le tomen el pelo a uno, es que uno no quiere deshacerse sin más de todo lo vivido: desde aquel día, desde aquella noche.
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