El título del blog es "Fast TV", completamente relacionado con la llamada "comida rápida". Por ello, es necesario comenzar con la definición de comida rápida: comida que se sirve en determinados establecimientos y se caracteriza por prepararse con rapidez, y servirse y consumirse también con rapidez, así como por ser bastante económica. Así es como yo definiría a los programas que algunos denominan como "telebasura". Cansado de la connotación negativa del término, creo que esta es la terminología correcta. Es un producto que sabemos que no tiene una gran calidad, hablando en términos culturales, pero que necesitamos. Necesitamos esas dosis de Gran Hermano, Sálvame, Cámbiame, Supervivientes... Es una manera de hacer televisión que llega a todos los públicos, que es económica y que trae un gran rendimiento. ¿Cuál es el problema entonces si de esta manera se contenta a una gran demanda y también a la oferta?
El problema lo tienen aquellos que necesitan sentirse superiores moralmente a alguien. Jamás se me olvidará una entrevista de Pepe Herrero, ganador de GH7, en la cual decía que la TV estaba dominada por el amor pero sobre todo por el asco y por el odio. Razón no le falta. Y es que el éxito de un programa lo marca el número de sentimientos que puede llegar a provocar. La "Fast TV" va sobrada en esto, provoca más sentimientos que Titanic.
Aquellos que dicen situarse más arriba que los que vemos determinadas cosas en la tele, se dedican a insultar desde su impunidad. Debe ser que ellos únicamente se dedican a leer a Nietzsche o a la introspección interior. No se dan cuenta que criticando a una persona exclusivamente por ver un programa en la tele, están demostrando su intolerancia, su mediocridad y su poco entendimiento sobre comunicación y televisión.
Ver fast TV no va unido con ser un inculto o con ser un analfabeto. Al igual que ver un documental de TV2 nos significa ser un erudito y un intelectual. A mí, como a muchos de los seguidores de la fast TV, me gusta ver los miércoles una buena serie, el jueves un reality show, los viernes el Deluxe, los sábados La Sexta Noche, y los domingos una buena película. Se puede conjugar todo, disfrutar de todo y no criticar por criticar.
La fast TV ejerce una función social. Entretiene a mucha gente, heterogéneos entre ellos. En muchas ocasiones, hace las tardes más amenas a ancianos que apenas pueden salir de casa. En otras, ayuda a desestresarse a un hombre agotado por su trabajo. Es lo que Adorno, filósofo alemán, denomina cultura afirmativa. Los espectadores utilizan ciertos programas para evadirse, en tiempo limitado, de una realidad triste. De una realidad en la que se tienen demasiados problemas, y por un momento, cuando ves esos programas, no eres tú quien los tienes sino otras personas. Además, programas del tipo de Gran Hermano ayudan a establecer patrones de relaciones con los demás. Pueden incluso ayudar a las personas más tímidas enseñándoles cómo se tienen que relacionar con el resto. Esto puede ser demasiado atrevido, pero es una realidad.
En definitiva, esta es mi línea editorial. La defensa de cualquier programa que ejerza la más importante de las funciones de la televisión, el entretenimiento. La defensa de la diversidad televisiva, así como de la libertad de que cada cual vea lo que le apetezca en cada momento sin juzgarle un ápice.
Necesitas ser usuario registrado de FormulaTV.com para comentar en este blog. Conéctate o haz clic aquí para registrarte