(Contiene spoilers de los DOS primeros capítulos de la serie)
Siempre he pensado que no se puede juzgar con justicia una serie viendo sólo el primer capítulo. Porque lo lógico es que en la carta de presentación los creadores den el todo por el todo para enganchar a la audiencia, sobretodo teniendo en cuenta la multitud de ofertas que existe. Tampoco es plan de tener que tragarte un bodrio de principio a fin, capítulo a capítulo, sólo para poder afirmar que es un bodrio. Hay veces que no necesitas ir mucho más allá de los primeros minutos para tener claro si algo te va a gustar o no te va a gustar.
Por eso he querido esperar hasta haber visto el segundo capítulo de "El Príncipe" para opinar sobre ella. Porque el primer capítulo puedo decir que me gustó, así en líneas generales, sin llegar a entusiasmarme pero lo bastante como para querer ver más. Y ahora, una semana después, creo que ya tengo más claro qué es lo que esta serie me va a ofrecer. Sólo queda decidir si lo tomo o lo dejo.
Y en este caso, lo tomo. Porque el segundo capítulo me ha gustado todavía más que el primero. La trama no desfallece, más bien todo lo contrario, los personajes se han enriquecido, se han abierto nuevas vías de interés, y sobretodo porque han abundado en lo que para mí es el motor de la serie: la intriga.
Empezaré por los puntos que considero más débiles. Por ejemplo las tramas sentimentales. Del triángulo entre Fran, su esposa y su amante, nos dieron un aperitivo en el piloto, pero poco más. Sabemos, eso sí, que la esposa está psicológicamente muy tocada por el asesinato de su hijo Alberto tiempo atrás. Y que la hija viva se siente culpable por querer que su madre fallezca para reunirse con el hijo muerto... Bastante desgarrador el momento en que se lo dice a Fran. Una niña-actriz bastante creíble y poco ñoña, algo que se agradece como espectador.
Mati y Hakim, dos de los policías más jóvenes de El Príncipe, también se han desarrollado mejor como personajes en este segundo capítulo. Ha quedado claro que Mati es una agente responsable, poco dada a meterse en líos y a la que le gusta que las cosas se hagan bien. Todo lo contrario que Hakim, alias "marroquí sólo de nacimiento, que yo soy español", que pertenece al turbio Fran team, y por lo tanto está en las antípodas de su compañera. Y a pesar de ello, a pesar de que no pegan ni con cola, nos ofrecen un momento casi de vergüenza ajena besándose en el coche patrulla. No cuela, ni me los creo, ni me parece que venga a cuento. Así pues, eso lo regalo. Todo ello admitiendo que por separado los dos personajes me gustan. Esperemos que les mejoren como pareja.
Y por último está la relación entre el inspector jefe Morey y Fátima Ben Barek. Antes de empezar la serie, algo me decía que se iban a centrar demasiado en ese punto, y por ahora no es el caso. En el primer capítulo se producía entre ellos uno de esos flechazos que siempre están bajo sospecha. Arrinconados en una callejuela, se miraban a los ojos. Luego en un descampado mantenían una conversación llena de dobles sentidos. En este segundo capítulo, aunque cada vez que los dos personajes se encuentran hay una clara atracción en sus miradas (les he de reconocer que tienen buena química), apenas han tenido momentos íntimos, y han sido bien dosificados. Excepto, claro está, con ese beso, mejor dicho dos besos, que Morey le roba a Fátima amparados por un croma muy bonito pero completamente artificial.
Además, hemos conocido un poco más a Halid (el primo prometido de Fátima), un personaje que se ha hecho notar en un par de ocasiones por su manera de enfrentar a Faruq, hermano de su futura esposa. Da la impresión de que entre los dos pueden saltar chispas en cualquier momento, y eso, tratándose de ficción, siempre es bienvenido.
Una duda que me surge: ¿por qué en este romántico encuentro Morey no le menciona a Fátima que un tipo la estaba siguiendo dos minutos antes, aparentemente con malas intenciones?, ¿ni siquiera para decirle que vaya con cuidado? Hummm... Cuidadito con esos descuidos, que si no se les da una buena explicación hacen que se pierda credibilidad.
En el tema de las interpretaciones, creo que la serie está a un nivel bastante aceptable. Coronado borda su personaje de Fran, el policía turbio que maneja de verdad el cotarro, como si ya lo hubiera hecho antes (véase "No habrá paz...", véase "El cuerpo"). La credibilidad del personaje de Álex González, por el contrario, se ve mermada a mi juicio por su pulcritud y su porte juvenil. ¿Es creíble como inspector jefe de policía? Físicamente no, en la actitud tal vez me lo pueda tragar si no soy muy exigente. Al menos puedo decir que en sus cara-a-cara con el veterano sale bastante bien parado. Digamos que lo acepto, porque tampoco creo justo decir que su actuación desmerezca el conjunto de la serie.
El resto del elenco resulta bastante creíble, nadie desentona. Jóvenes y veteranos funcionan correctamente. Me gusta especialmente la hija de Fran (entrañable como niña que va a hacer su primera comunión dos años más tarde que el resto de compañeras, y fabulosa mostrando el modo tan maduro con que convive y sufre a su madre). Espero mucho de ella, aunque lo que más deseo es que no se convierta en la Dana Homeland Brody de esta serie. O sea, un personaje adolescente que empezó siendo fantástico y se fue desinflando con el paso de los capítulos, a base de tramas de relleno. No, eso no pasará... ¿verdad?
A este segundo capítulo se ha incorprado el muy mencionado Aníbal, némesis de Faruq, que ha resultado ser un gañán hijo de mamá con poco seso y todavía menos escrúpulos. Tanto él como su madre han tenido varios momentos geniales, en parte gracias a los vínculos que vamos conociendo entre esta familia y el Fran team. Está claro que por este lado va a salir mucha madeja de la que tirar.
Por supuesto, no puedo olvidar a Faruq Ben Barek,
para mí el mejor personaje de la serie, el que más me ha sorprendido, y por ahora el que más registros diferentes ha mostrado. Capaz de conseguir con una sola mirada de cabrón que un niño se mee encima, y capaz también de derramar lágrimas amargas ante el cadáver de su hermano pequeño. Le da vida Rubén Cortada, un actor al que no conocía (no vi "Bandolera", ni me enganché a "El Tiempo Entre Costuras"). Su transformación es encomiable. En el piloto daba la impresión de ser el malo malísimo de la función, y sólo una semana después se ha convertido en alguien con el que es fácil empatizar. A lo mejor es que simplemente me da miedo y prefiero estar de su parte...
Y acabaré con dos apuntes, aunque se me ocurren unas veinte cosas más que comentar. Pero no, con dos detalles me conformo. Uno es sobre la curiosidad que me despertó en el primer capítulo que siendo una serie multicultural, todos los personajes hablasen un castellano casi castizo. Pues bien, en el segundo se han resarcido introduciendo una variante de acentos e idiomas que suena mucho más natural, tratándose la serie de lo que se trata... El segundo detalle es sobre los giros de la trama central. Dos capítulos han bastado para movernos de un lado a otro dando bandazos. El cadáver que los policías lanzaron al mar en el segundo minuto de la serie, resulta que ya no es quien pensaban. Además, el fallecido resulta que va a ser papá, que podía estar involucrado en temas de terrorismo, y que su no-muerte sorprende incluso a los que creíamos que le habían matado.
Todo ello suena intrincado, pero la verdad es que me encanta que sea así, y sólo espero que sean capaces de seguir sorprendiendo al espectador en los próximos capítulos.
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