En ésta y en otras webs similares siempre surge el mismo debate. ¿Las series americanas gozan de supremacía en cuanto a calidad frente a la ficción española? , ¿Estamos demasiado influenciados por la cultura audiovisual americana? Habrá partidarios en uno y otro bando, pero yo lo tengo claro: me rindo ante la calidad, el estilo y la forma de hacer televisión que tienen los americanos, inventores genuinos de un entretenimiento televisivo que, en muchas ocasiones, supera con creces al medio cinematográfico. No queda aquí mi reflexión, son muchos los motivos que me llevan a posicionarme en pro de la televisión yankee.
Duración de los episodios.
Es una de las razones fundamentales de que la ficción española pierda calidad frente a la factoría "made in" USA. Con carácter general, en las televisiones americanas en abierto, las comedias tienen una duración de 20 minutos ('Modern Family') y las series de corte dramático o acción 40 ('CSI' o 'Glee'). En nuestro país una comedia como 'Aída' ronda los 50 minutos, en otros casos como 'La que se avecina' puede tener una duración entre 70 y 90 minutos (me ahorro los signos de exclamación por ser un recurso fácil y más propio del Messenger) y un drama ronda los 70, como 'El Internado'.
Con una extensión tan larga, los guionistas españoles se las tienen que ver para añadir escenas superfluas, planas y repetitivas que no aportan nada a las tramas principales y cuya eliminación no afectaría al producto final. En cambio en EE.UU. con una duración irrenunciable de 20 ó 40 minutos según el género, las tramas están concentradas, los personajes tienen un guión sustancial en todas las escenas y el capítulo tiene una estructura dramática más intensa. Imaginad cómo cambiaría un capítulo de 'Aída' si le recortaran 30 minutos de metraje y dejaran sólo aquellas escenas fundamentales para comprender el capítulo. La audiencia y las carcajadas subirían al unísono, estoy convencido.
Pero la duración no sólo obedece a la costumbre de directores o guionistas, sino a la propia dinámica de las televisiones generalistas en nuestro país. Si los capítulos se redujeran en duración habría mucho más hueco en la parrilla para llenar y tendrían que gastarse dinero en otras series o programas de entretenimiento. De ahí a que en Estados Unidos en una noche puedan programar cuatro comedias de 20 minutos seguidas y que en España nunca se junten varias series en un mismo día. 'La isla de los nominados', en Cuatro, parece que ha abierto el camino.
Cable vs generalistas.
Todos sabemos que Showtime o HBO ofrecen productos únicos, arriesgados y que han elevado la televisión a nuevo nivel de calidad con series que han hecho historia como 'Sexo en Nueva York', 'A dos metros bajo tierra' o 'Queer as folk'. Si bien los capítulos dramáticos rozan los 60 minutos y las comedias los 30, las cadenas de cable en EE.UU. se permiten contar historias y diseñar personajes que no tendrían cabida en la televisión en abierto, mucho más pudorosa y acomplejada. Esto ha permitido que tanto actores como guionistas y directores cambien el concepto tradicional de serie de televisión. Son productos más cercanos a la técnica cinematográfica pero con la evolución y el enganche que provocan las buenas series de televisión. Lo mejor del medio catódico a nivel mundial se encuentra ahora bajo la custodia de los innumerables canales del cable americano. Suena a maximalismo, pero es así.
El cable español siempre ha tirado de series extranjeras, canales temáticos culturales, cine de estreno y deportes. ¿Ficción propia? No, gracias. No logro entender por qué nunca se ha desarrollado una ficción alternativa en el cable español, que empezó su andadura en la década de los 90. Los espectadores de series nacionales carecen de productos que cuenten aquello para lo que no hay hueco en las series en abierto, con un corte mucho más familiar y blanco. Por eso es una buena noticia para todos que Canal+ se haya decidido por fin a producir dos series de ficción nacional propias, una de ellas titulada 'Crematorio'. Además, cuentan con el respaldo de David Trueba y Fernando Bovaria como creadores de las dos primeras series de cable en España. Al poco tiempo la cadena TNT también anunciaba una serie llamada 'Entre todas las mujeres' con Eduard Fernández como protagonista. Esto llena de esperanza y de ambición creativa el sector televisivo patrio. Espero que sea el comienzo de un largo camino para la ficción española de la que aún estamos huérfanos.
Estructura de la parrilla.
EE.UU. ofrece una parrilla impecable y que se extiende a todas las televisiones en abierto. Su prime time, de 20 a 23 de la noche, se estructura en compartimentos estancos de media hora para las sitcom (20 de emisión y 10 de publicidad) y de una hora para el resto (40 de emisión y 20 de publicidad). Es decir, la serie que comienza a las 20 horas termina a las 21, publicidad incluida, o a las y media en el caso de las comedias. De hecho en el montaje de una serie ya van incorporados los cortes publicitarios. Y así en todos los canales. Este sistema favorece no sólo la competencia entre las propias televisiones cuyos productos se enfrentan exactamente a la misma hora, sino que el espectador tiene ante sí una parrilla ordenada para elegir. Es decir, el espectador sabe que puede ver varias series en diferentes canales, ya que los programas no se pisan unos a otros. Esta pulcritud televisiva me parece un manual en toda regla en cuanto a programación y análisis de audiencias.
Pero lo que allí es orden y lógica, aquí es batiburrillo y caos. Antena 3 puede iniciar su access de prime time a las 21.49, empezar una serie a las 22.23, que ésta termine a las 23.49 y que su programa de late night finalice a las 1.18. En Telecinco su access puede empezar a las 21.35, su serie comenzar las 22.05, terminar a las 23.15 y empezar desde ahí su franja nocturna. Las horas son inventadas pero no por ello menos ilustrativas de la situación. Las parrillas de las televisiones españolas son un desastre, cada cadena ofrece sus productos a una hora aleatoria que puede cambiar incluso de una semana a otra. Además los cortes de publicidad se producen sin ningún tipo de patrón, dejando a los espectadores boquiabiertos ante una frase cortada o un plano que no ha terminado debido a una brusca entrada publicitaria.
Al igual que con la duración de los episodios, la estructuración de la parrilla también repercutiría en un mayor consumo televisivo, se produciría un incremento en el trasvase de espectadores de un canal a otro y, por tanto, una mayor audiencia en sus programas. Pero no parece que los directivos españoles tengan este cambio previsto en su agenda.
Historia y personajes.
En cualquier serie americana los espectadores tienen muchos datos. Datos sobre la historia actual de los personajes, sobre cómo piensan, sobre su pasado o sus aspiraciones para el futuro. En las series españolas los personajes, en su mayoría, son unidimensionales, con poco atractivo. Decía Alfred Hitchcock que es mejor "partir de un estereotipo que llegar a él". En EE.UU., como marcan las reglas de la escritura de personajes, parten de un estereotipo pero le añaden elementos psicológicos y personales propios que hacen de ese personaje alguien único, irrepetible. En España, se parte del mismo estereotipo y ahí se detiene el camino. Desde el punto de vista del guión se puede contar la misma historia una y mil veces, como de hecho ocurre. Lo importante no es lo que cuentas, aunque sea algo manido hasta la saciedad, sino cómo lo cuentas. Al otro lado del charco se reinventan cada día los lugares más comunes de la ficción (tensión sexual, problemas de pareja, crisis de personalidad) mientras que en España siempre identificamos al personaje "guaperas", al "chulo" o la "ambiciosa", pero no conocemos más, se quedan ahí. Los personajes son como una botella: en USA la botella está llena y compuesta de diversos elementos creativos, en nuestro país no llega ni a la mitad de su capacidad.
En cuanto a las historias que se cuentan también habría mucho que discutir, aunque sintetizo. En la programación española tenemos productos tan poco atractivos como 'Gavilanes' o la carbonizada 'Hospital Central' que adolecen de valentía a la hora de narrar su propia historia con argumentos muy alejados de la originalidad. Las series familiares, al estilo de 'Los Serrano', se han multiplicado en los últimos años ofreciendo problemas insustanciales a la vez que desayunos inverosímiles. Aún así reconozco que ciertos productos, como 'Águlia Roja', 'El Internado' o 'Cuéntame', tienen una calidad muy superior al resto de la ficción española. De ésas y de algunas otras hay mucho que aprender.
Presupuesto.
A ninguno se nos escapa que el presupuesto que maneja una serie norteamericana frente a una española puede ser diez veces mayor. No paso por alto que el dinero invertido repercuta directamente en la calidad de una serie de televisión, ya que a la hora de introducir efectos especiales o una ambientación de calidad el dinero invertido cuenta mucho. De todas formas, os invito a hacer una retrospectiva y pensar en series como 'Teresa de Jesús' o 'Fortunata y Jacinta' ambas de TVE en los 80, que gozaban de una calidad que se añora hoy día. Es como si la ficción española, en vez de mejorar, fuese directa a un camino sin salida, ahogada por sus propias limitaciones en vez de aprovechar sus oportunidades.
No pretendo hacer un alegato de la televisión americana porque sí, sino desde una perspectiva analítica de la realidad que vivimos. Sé que sois muchos los seguidores de series españolas, ya que cada espectador tiene unos intereses y unas necesidades, pero como consumidores de televisión tenemos que reclamar más calidad, mejores argumentos y apuestas más arriesgadas. Hace tiempo que me bajé del furgón del tren de la ficción nacional para subirme al barco de la televisión estadounidense. Espero reconciliarme pronto con la ficción nacional; Canal+, con las nuevas series que prepara, ya ha dado el pistoletazo de salida. Veremos si vuelvo a comprar el billete de tren.
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