Se trataba de uno de los grandes estrenos de ficción para esta temporada y el resultado final ha sido decepcionante, si se tiene en cuenta la gran expectación que se había creado y la fuerte promoción por parte de TVE. No ha sido así en la audiencia registrada, que ha superado la ya utópica cifra de los cuatro millones y el 20% de cuota de pantalla. 'Las chicas de oro', una nueva ficción de la factoría de José Luis Moreno, ha intentado copiar en exceso la serie original que tanto nos hizo reír en los años 90 ('The golden girls', NBC). El resultado de este plagio autorizado (la productora ha adquirido los derechos de los guiones) es un producto inacabado, con demasiados huecos. Tal y como se veía venir, el gran elenco de actrices es lo mejor de la serie, pero ni su inmenso talento interpretativo puede suplir los excesivos gags sin sustancia o sacar a flote la monotonía de los guiones. Muchas carencias, en mi opinión, para una serie con un planteamiento tan sencillo.
Sin embargo, no todo es un error en la serie. Cierto es que ha hay algunos puntos buenos y que, a pesar de una cierta indefinición de las cuatro protagonistas, las chicas doradas arrancan alguna que otra sonrisa. En una serie con un peso interpretativo tan predominante frente al resto de elementos artísticos (decorados, música, efectos especiales, etc.), analizar los personajes es la mejor forma de llegar a una conclusión sobre si la serie merece, o no, la pena.
Doroti (Concha Velasco). En primer lugar, no entiendo por qué han decidido llamarla Doroti, un nombre que en nuestro idioma suena demasiado forzado. Adoración, por menos glamour que tenga, hubiese sido una elección más acertada. Dejando la elección del nombre a un lado, el personaje de Doroti es el más inacabado de todos y el que encaja menos entre el resto de compañeras. Le han dado un enfoque demasiado dramático o excesivamente antipático, según el momento. Es como si dijese la misma frase una y otra vez pero de distinta forma. La relación de Doroti con su madre, Sofía, me parece uno de los mayores errores de la serie, ya que no se llevan ni bien ni mal, sólo comparten frases en plan "ahora hablo yo y después hablas tú". Un personaje con poca sustancia para tratarse, en cierta medida, de la que tiene un plus de protagonismo sobre las otras. Creo que el talento de la Velasco está muy por encima de su guión, demasiado tal vez. Merecía más.
Rosa (Carmen Maura). El papel más trabajado y el que ha mostrado más aristas. Durante los dos capítulos emitidos la hemos visto en situaciones donde no se enteraba de nada, en otras en las que estaba indignada y también ha mostrado un buen nivel de histerismo, algo fundamental en una serie con un carácter femenino tan marcado. Los gestos y la manera de hablar que tiene es la que más me ha divertido. Ha tenido muchos puntos buenos, en especial el momento en el que pega un tiro al creer que unos ladrones han entrado en casa. La relación con las demás es donde veo que el personaje flojea más, ya que sus compañeras de piso no la ridiculizan lo suficiente, ni la humillan, algo que hubiese sido muy bienvenido en el guión y que le hubiera aportado mucha chispa. Otro detalle que ha llamado la atención es que se refiere en varias ocasiones a su pueblo, pero no parece pueblerina ni a juzgar por su vestuario ni por su su profesión, psicóloga.
Blanca (Lola Herrera). ¿Por qué la presentan como una mujer fatal y sólo trae un hombre a casa al que planta a la primera de cambio? El espectador asiste confundido a la presentación de Blanca como personaje, sin saber del todo si se trata de una mujer apasionada con los hombres o, por el contrario, es más pardilla que Rosa. Puede que los guionistas hayan querido ofrecer ese perfil ambiguo, pero lo dudo bastante. Con Blanca tenían una oportunidad única de mostrar a una auténtica devora hombres, a una señora que no ha terminado con un señor cuando ya ha empezado con otro. Una situación que hubiera chocado en el panorama de la ficción nacional, que reserva las relaciones sexuales para los guapos y guapas oficiales a la par que jóvenes. Además, da la impresión de que tiene un papel demasiado accesorio y que si la eliminasen de algunas escenas no se notaría el cambio. En el capítulo de la boda, por ejemplo, su papel pasa desapercibido casi por completo.
Sofía (Alicia Hermida). Es, después de Rosa, el personaje más trabajado aunque a veces parece una metralleta de chistes cortos y en su mayoría malos. Es verdad que la forma de dirigirse a las demás es siempre en un tono más o menos despectivo, pero de nuevo no es suficiente para crear un personaje extremado, irónico y que no se arrepiente de todas las barbaridades que pueda soltar por su boca. Se trata de un personaje que se contiene más de lo que parece en un principio. Un papel de estas características sería perfecto si no soportase en absoluto a ninguna de las otras tres chicas de oro, alguien que se irrita a la mínima y que no consiente que se pasen con ella ni un pelo. Ha aportado muchos de los buenos momentos que se han producido en los dos primeros capítulos, pero de nuevo se han quedado algo cortos con la caracterización de la más longeva de las chicas.
Se trata, en definitiva, de una serie con cuatro mujeres que están juntas en escena, pero que sus personajes permanecen desconectados en el guión. Puede que sea por el lenguaje empleado, quizás demasiado artificioso y forzado, o porque a la serie le sobran gags y le falta acidez en el tono general. Creo que tenía unas pretensiones muy ambiciosas que no terminan de arrancar y se quedan a medio camino. Las actrices, que ponen todo de sí mismas, no pueden salvar la parte del barco que se hunde, que es, como casi siempre en las series de ambos lados del hemisferio, por un mal guión, o por lo poco trabajado que está. Tenían una gran oportunidad de llevarse el oro y se han quedado en el bronce. Espero que, como en las olimpiadas, consigan escalar posiciones con el tiempo.
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