"The CW" no se lo cree; 'Hellcats', una de las dos novedades que la cadena presentó para este otoño, se ha estrenado con un éxito notable, al reunir a tres millones de espectadores, todo un récord para el canal. Se cuentan las aventuras de Marti Perkins, estudiante alternativa de Derecho, que se queda sin beca para seguir estudiando. De entre las mil y una opciones que tendría para salir adelanten Marti escoge ser una animadora de las Hellcats, grupo implacable y endogámico de la universidad que no se lo pondrá nada fácil. Y el piloto narra, precisamente, el paso de estudiante bohemia que va en bicicleta a todos lados a una animadora que vive en un edificio propio en el campus junto con el resto de cheerleaders. Y no hay mucho más, aunque tampoco "The CW" se caracteriza por su ambición creativa o un subtexto muy desarrollado. Si me preguntan si se trata de una serie que merece o no la pena, la respuesta dependerá de quién me lo pregunte ya que no es una serie para un público muy cultivado sino para adolescentes ávidos de zancadillas, traiciones y sociología universitaria.
El episodio piloto tiene ritmo, las escenas se suceden con rapidez y el conflicto principal se presenta desde el inicio, cualidades que se hacen imprescindibles en series para teenegers. Aunque, a mi juicio, puede parecer que la protagonista lo tiene todo demasiado fácil y no tiene ningún problema en pasar de estudiante de Derecho a animadora en un abrir y cerrar de ojos. No hemos visto qué opinan los amigos de su facultad salvo el personaje de Dan, el más insulso de toda la serie, ni ningún profesor que le diga cómo cambiarán sus prioridades si se aleja de la escuela de leyes para rodearse de uniformes y piruetas. Un contraste mayor entre lo que deja atrás y lo que va a tener delante en los próximos capítulos hubiese sido interesente. Aunque aún queda por ver una temporada completa y hay muchos caminos que se pueden explorar. Por otra parte, los seguidores de bailes urbanos y coreografías colectivas tienen un aliciente extra en 'Hellcats' que sólo durante el piloto muestra varias actuaciones con calidad y realización bien trabajada.
Pero si se espera algo de esta serie es la tensión sexual no resuelta, y si hay varias tensiones por solucionar, mejor que mejor. Por un lado tenemos a la protagonista que tontea con Lewis (jugador cachas de fútbol a la par que soso), y la escena del cuarto de baño, mojigatería aparte, demostró que esta pareja tiene química y que se prolongará en los capítulos sucesivos. Por otro lado la entrenadora de las Hellcats, que está comprometida con el preparador físico de las animadoras, ve cómo un antiguo novio llega para entrenar al equipo de fútbol de la universidad. Este interesante triángulo puede ser un buen gancho para los seguidores de la serie que tengan un perfil no tan adolescente y que estén deseosos de un tira y afloja durante toda la temporada. El problema reside en cómo el propio canal suele resolver estos conflictos de personajes, primero parece que la cosa promete mucho y que van a poner mucha más carne en el asador y luego la trama queda reducida a la nada. Un buen ejemplo de este conservadurismo televisivo lo hemos visto en la tercera temporada de 'Gossip Girl'
¿Y que sería de una serie de estas características sin una mala malísima? Menos mal que los guionistas nos han deleitado con Alice, la animadora que se fractura el brazo nada más comenzar el capítulo y cuyo puesto peligra al ser sustituida por Marti. Ella, ni corta ni perezosa, ya le ha advertido que no va a resistir la presión de ser una Hellcat y así se lo demuestra a lo largo de todo el piloto. Pero su peor demostración ocurre al final, cuando acude al restaurante de la madre de Marti para que vaya a la presentación de su hija como animadora. Marti, traumatizada porque su madre le estropeó una competición de gimnasia en el instituto, ignora que se encontrará con ella en su puesta de largo como una Hellcat oficial. Aunque, desafortunadamente, es algo que se han guardado para el segundo capítulo. Es cierto que la mala podría ser más mala, pero espero que a lo largo de los siguientes episodios veamos zancadillas sin piedad, rumores infundados y algún tirón de pelo frente a los forofos del equipo de fútbol. El público lo espera, y más si hablamos del público de "The CW".
'Hellcats' no pasará a la historia de la televisión ni recibirá nominaciones a los Emmy (aunque seguro que sí en los Teen Choice Awards), pero al no tener más pretensión artística que la de entretener a los y las púberes americanas salva los muebles y ofrece, al menos, un producto digno que cumple con las expectativas con las que se ha concebido como serie de televisión. Lo que le ha faltado al piloto es quizás lo que deberían tener guardado para los próximos capítulos: más lucha entre las propias animadoras, rivalidad, más tensión sexual, triángulos amorosos, fracturas de muñeca, piruetas infructuosas, triples saltos mortales fallidos. No queremos que nos tengan enganchados con algo que parece que va a pasar y que luego no pasa. Así que señores guionistas aprovechen el tirón e inyecten a la serie los ingredientes que quiere el público, líen y líen una y otra vez y deslíen para volver a liar. Y al final, todos con todos. ¿No es eso lo que quiere la audiencia?
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