No sé qué pensará el viejo y malhumorado Tywin Lannister cuando se entere de que su primogénito ha regalado la espada de acero valyrio cuya fundición él mismo supervisó en el 4x01 (Dos Espadas). Apuesto a que no le hará mucha gracia, todavía menos si acaba descubriendo que la nueva dueña del preciado metal es una mujerona de escaso rango y aspecto caballuno...
Brienne de Tarth ha ostentado el privilegio de darle nombre a este episodio.
Ella parece bastante más capaz que Jaime de hacer cumplir cualquier juramento. Para conseguir encontrar y poner a salvo a Sansa Stark, no sólo recibe esa lustrosa espada que ella misma bautiza, sino que como extra se lleva al buenazo de Poddrick Payne, cuya habitual cara de alelado alcanza en esta ocasión cotas muy clown...
De este modo, decimos adiós a una pareja tan extraña como carismática (Brienne y Jaime han destilado una química fabulosa desde su primer desencuentro), pero todo apunta a que el joven e ingenuo Poddrick será capaz de suplir en parte la involuntaria comicidad que nos ofrecía ella junto a su anterior compañero de viaje.
(Este post NO INCLUYE SPOILERS FUTUROS extraídos de las novelas, ni desea incluirlos en sus comentarios)
Por cierto, a todos aquellos que, tras la escena de sexo en el templo de Baelor que vimos una semana atrás, criticaron con argumentos absurdos el trato que los creadores le estaban dando a Jaime Lannister, a todos se les habrá cerrado la boca de golpe con los escasos minutos que el rubio ha necesitado para demostrar que se puede ser un "cabrón incestuoso violador" y tener buen corazón (¿?)...
El invierno se acerca a Poniente, como nos recuerda constantemente el lema de la malograda familia Stark, y por lo que hemos podido ver, se acerca velozmente. El joven Brandon Stark, que en el 4x02 (El León y La Rosa) le mostró al mundo unas visiones llenas de acero y hielo, es ahora mismo el protagonista que se encuentra más cerca (capturado por antiguos miembros de la guardia de la Noche) de ese invierno que no se esquiva con abrigo y bufanda: el invierno de los White Walkers...
Poco sabemos de ellos por ahora. Que se encuentran más allá del Muro, en las gélidas tierras que habitan los salvajes y las gentes de mal... Que son una amenaza mucho más temible que cualquier partida al juego de tronos que disputen los aspirantes a Rey... Que su existencia aterroriza Poniente desde tiempos inmemoriales, motivo por el cual se construyó la inmensa barrera de contención que hasta ahora los ha mantenido a raya gracias a la Guardia de la Noche... También nos consta que se mueven lenta pero constantemente hacia ese inmenso Muro que Jon Nieve y sus hermanos cuervos se afanan en proteger, a pesar de que los mandatarios del reino no pongan mucho interés en facilitarles su misión...
Pues bien, ahora también sabemos que de algún modo y por razones todavía desconocidas, los Caminantes Blancos se alimentan de bebés humanos, todo gracias a una brillante secuencia final que a muchos nos ha puesto los pelos como escarpias.
Unos quince minutos finales que sin lugar a dudas volverán a mosquear a muchos integristas de la saga literaria. ¿O esta vez no?
Mientras tanto, en el Muro... tenemos todavía a Jon Nieve para quitarnos el frío con varios frentes abiertos. Alliser Thorne se lo quiere quitar de en medio para ser nombrado nuevo Lord Comandante; además, recibe con cierta simpatía a Locke, el mismo que los espectadores sabemos que es un espía enviado por Roose Bolton en el capítulo anterior; tenemos la presencia de los salvajes arrasando los poblados al sur del Muro; y por último se inicia una nueva trama que le supondrá viajar otra vez.
Con la creencia de que su hermano Bran puede estar cerca de ese lugar de nefastos recuerdos, Jon decide proponer a sus otros hermanos una expedición escudada en diferentes motivos. Para situar esta trama, que se desvía un poco bastante de las novelas, recordamos que Craster era un salvaje que atesoraba hijas-esposas, y sacrificaba a los bebés varones que éstas le daban; fue asesinado por unos amotinados de la Guardia de la Noche que también mataron a su propio Lord Comandante. Después de eso, no supimos más. Pero ahora vemos que se quedaron en el Torreón y que se dedican a violar a las hijas-esposas del antiguo anfitrión, mientras planean... algo.
Aunque a simple vista parezca una nimiedad, y en la mayoría de los casos pase desapercibido, el trabajo de montaje es un proceso complejo, sobretodo en una serie como Game of Thrones, con tantos escenarios, personajes y puntos de vista diferentes. ¿Qué escena ponemos antes?, ¿cuál ponemos después?, ¿cómo enlazamos esto con aquello?...
Y de esa costosa labor se vuelve soberbio ejemplo este Guardajuramentos (Oathkeeper en su versión original) que se inicia en el mismo escenario donde vimos en el 4x03 (Rompedora de Cadenas) a Daenerys Targaryen lanzar un mensaje muy claro a los esclavos y esclavistas que pueblan Meereen: la libertad es posible, pero hay que desearla y pelear por ella... Pues bien, los esclavos meereenos han captado el mensaje (con un poco de ayuda y armas aportadas por Daario Naharis), y en menos de lo que tarda un dragón en cocinar un buey, vemos a la libertadora ocupando una posición elevada desde la que casi se divisa el lejano mundo que pretende conquistar.
Me ha encantado el detalle de colocar el blasón de los Targaryen sobre la arpía símbolo de los esclavistas, además de lo potente y resultón que les queda ese zoom de Daenerys contemplando el nuevo mundo cual Cristóbal Colón que se ha pasado con el tinte. Aunque su mirada no llega hasta el lugar de su destino final, es allí donde nos conduce la cámara: a un Desembarco del Rey que sigue convulsionado por la muerte del Rey Joffrey, pero que ha pasado página para pensar en el futuro, mientras sigue buscando un culpable y un castigo ejemplar.
Al regicida perfecto ya le tienen enjaulado, un pajarito pequeño pero protestón llamado Tyrion Lannister, tío de la víctima y, de todos aquellos que podían odiar al difunto Rey, uno de los pocos que posiblemente nunca se planteó la muerte de Joffrey como una opción. Sobretodo sabiendo ahora lo que le espera...
Su inocencia no parece generar dudas en su fiel socio Bronn, igual que tampoco las generó en su escudero Poddrick, ni ahora parece tenerlas Jaime, pese a las ganas que tiene Cersei de ver muerto al enano.
Siguiendo con el efectivo encadenado de escenas, Tyrion dice: "Sansa no es una asesina. Todavía no", y aparece ella en un barco. Petyr Baelish le habla a su protegida sobre el misterio del collar al que le faltaba una piedra, el mismo collar que acabó en mitad del mar, sobre la tripa del cadáver bufón Dontos. El renovado Meñique demuestra una vez más su inteligencia:
Tampoco se corta al afirmar que "lo que le ha pasado a Joffrey es algo que mis nuevos amigos deseaban muchísimo". Mientras escuchamos su voz hablando de esos "nuevos amigos", una cámara inteligente se posa en la abuelita Oleanna Tyrell paseando con su dulce nieta por los jardines del palacio real... Y si nos quedase alguna duda, la anciana se la ventila de un plumazo:
Como decía, un buen montaje consigue que el primer tercio del capítulo cuente multitud de cosas sin apenas acción. En resumen, un episodio repleto de brillantez. La única pena que me embarga es la de saber que poco después de haber colgado este post, ya estaremos paseando por el ecuador de la cuarta temporada...
Y concluyo por ahora con la imagen de otro bebé metido de lleno en una escena perturbadora.
All yours, Margaery!!!
Necesitas ser usuario registrado de FormulaTV.com para comentar en este blog. Conéctate o haz clic aquí para registrarte