De nuevo ha funcionado en Juego de Tronos una combinación explosiva, un cóctel de los que se quedan adheridos al paladar hasta un buen rato después de haberlos tomado. Los ingredientes son de lo más sencillos: echamos tres cuartas partes de un banquete nupcial (se puede encontrar en la despensa de cualquier hogar), le añadimos un ingrediente estrella que esté "para morirse", da igual si es bueno o malo, pero que por su apariencia nadie lo sospeche...
El aliño, eso sí, es indispensable. Bastan unas gotas de esas Lluvias de Castemere que sólo pueden significar tres cosas: que ha sido un capítulo excelente, que nos hemos tragado los títulos de crédito hasta el final, y que durante los últimos tres minutos de ojos como platos, nuestra cara sin duda que merecía ser grabada.
El inolvidable episodio 3x09, que llevaba por título precisamente el nombre del aderezo (Rains of Castemere) fue la primera vez que probamos semejante trago, y a pesar de lo bien preparado que estaba, nos supo bastante amargo. En cambio, de este The Lion & The Rose podemos decir que ha tenido un regusto final bastante más afrutado.
(Este post NO incluye SPOILERS FUTUROS extraídos de los libros, ni desea incluirlos en sus comentarios)
Desde la primera vez que un Lannister se atrevió a ordenar que cercenasen el cuello de un Stark (en aquel lejano Baelor del 1x09), hasta la última vez que un Stark perdió la cabeza por culpa de un Lannister (con fondo musical de las más cercanas Rains of Castamere en el 3x09), éramos muchos los que esperábamos con ansia este momento. Pues bien, por fin ha llegado: los leones acaban de recibir un golpe certero, inesperado, brutal y de justicia poética. Ahora es cuando da la impresión de que empezarán a notar en sus paladares regios y exquisitos el sabor de la amargura. Unos más que otros, por lo que hemos podido intuir en los dos minutos finales del episodio.
Y todo porque Joffrey Baratheon (añadir aquí sus títulos nobiliarios ponientis) ha muerto.
Y no lo ha hecho en el fragor de la batalla por la defensa de su pueblo, como deberían aspirar a morir los grandes reyes; no ha muerto arrollado patéticamente en el bosque por un jabalí, como le ocurrió a su padre (aunque en este caso el vino también ha jugado un papel importante); el joven rey no ha sido decapitado ante el populacho por traición (entre otras cosas porque en vida sólo supo ser leal a sí mismo); y tampoco le han cosido una cabeza de león al cuello para regocijo de los presentes...
En la mejor tradición borgiana, Joffrey Baratheon ha sido envenenado. Y para mayor escarnio, durante su propia boda (de ahí la justicia poética). A su alrededor, no serán muchos los que le lloren con sinceridad, y sí bastantes los que suspiren con privado alivio mientras en público derraman lágrimas ensayadas ante el espejo de sus propios intereses.
Pero empecemos por lo poquito que acontece lejos de la capital del reino. Menos llamativo, tal vez, pero igual de interesante.
En Fuerte Terror nos reencontramos con los Bolton, viviendo con ellos una tensa reunión familiar. A Roose Bolton, el padre, le tenemos recién llegado de la Boda Roja (no olvidamos que fue quien mató a Robb Stark con aquel "Los Lannister te mandan recuerdos"); y el hijo bastardo, Ramsay Bolton Nieve, se pasó toda la temporada anterior torturando y "amaestrando" a Theon Greyjoy, el antiguo pupilo de Ned Stark, hasta convertirlo en un despojo humano que ahora responde al nombre de Hediondo.
La escena del afeitado en la que Ramsay pone a prueba los logros que su cruel tortura sobre Theon ha conseguido, me parece una de las más tensas y brillantes que he visto en lo poco que llevamos de temporada. El sádico y su víctima logran una interpretación no verbal magnífica.
Luego tenemos una secuencia con Stannis Baratheon, cuya esposa, Selyse, consiente y aplaude que su propio hermano sea quemado en la hoguera por adorar a los antiguos dioses... Incluso parece dispuesta a castigar a su hija Shireen porque su actitud y comportamiento no es el esperado. Por ahora sólo nos vale para atestiguar de nuevo que los adoradores del Señor de Luz no tienen demasiados escrúpulos.
Con Bran ocurre un poco lo mismo: le "regalan" una breve escena, quizá para que no olvidemos que sigue dando vueltas por el mundo en busca de un cuervo de tres ojos. En este caso, lo más destacable son una especie de visiones pasadas y futuras que tiene al tocar un árbol. En ellas vemos a su padre, vemos el Trono de Hierro cubierto de nieve ("winter is coming") y aquello que más ha llamado mi atención:
Una sombra alada sobrevolando Desembarco del Rey...
Esta semana no hemos sabido nada de Jon Snow, ni de Daenerys Targaryen, ni de Arya Stark, con lo cual... ¡Vámonos de boda!
Sin lugar a dudas ha sido lo más destacado de un episodio que no deja a nadie indiferente. Vemos primero la entrega de regalos nupciales al Rey, donde su carácter déspota y cruel resurge en contra de su odiado tío Tyrion, al que se le queda una cara de circunstancias casi cómica cuando ve la elegancia con que Joffrey recibe su ilustrado regalo... Pero estaba claro que el futuro cadáver de rostro amoratado no iba a desaprovechar una nueva oportunidad para humillar públicamente al enano. Éste, que destaca por su inteligencia, aprovecha un descanso en los festejos nupciales para "deshacerse" de su amada Shae, recordando que su padre juró que mataría a la próxima puta con la que estuviera. Su socio Bronn es el encargado de llevarla a un barco tras la dramática despedida de la pareja.
Después vemos la ceremonia, todo precioso y luminoso, y de ahí pasamos al banquete donde se desarrollan un buen número de acciones paralelas interesantes, sin sospechar todavía que la tragedia sobrevuela la ciudad del mismo modo que lo hace la sombra de un dragón en las visiones premonitorias de Bran.
Es curioso que dos personas tan diferentes como Brienne de Tarth y Loras Tyrell, que solamente tienen en común el hecho de que tiempo atrás amaron al mismo hombre (Renly Baratheon), ahora también compartan la capacidad de despertar los celos de Cersei y Jaime. Como marca de la casa, escuchamos amenazas veladas de los incestuosos hermanos Lannister.
Se podría decir que el resto de la boda es en realidad un campo de juegos para la crueldad profunda de Joffrey Baratheon. Humilla a los músicos, al bufón, y a la mitad de sus invitados (y del reino en general) aplaudiendo un espectáculo de enanos interpretando La Guerra de los Cinco Reyes... Hasta que su maldad se centra en Tyrion.
El desprecio que muestra hacia él, incluso para alguien tan falto de humanidad como Joffrey, debo decir que me parece exagerado. Pero el kharma se lo cobra, y ése es el principio de su final.
No sabemos muy bien hacia dónde nos va a conducir este final, pero teniendo en cuenta que sólo se trata del segundo capítulo de la temporada, no podemos más que considerar que lo que queda por llegar va a ser todavía más impactante.
Intuyo al menos uno o dos episodios donde las tramas se reconduzcan, se renueven y refresquen, para desviar ligeramente la atención hacia otros lugares de interés. Para ello se han ido sembrando semillas en varios frentes, la simiente de nuevas (y seguro que fantásticas) historias...
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