Después de un largo y frío invierno (aunque nunca tan frío y largo como los que sufren las buenas gentes de Poniente), llega abril y de nuevo trae consigo el inicio de otra primavera de temperaturas volubles. Pero además, por cuarto año consecutivo, el mes de las flores llega con un regalo bajo sus pétalos. En realidad son diez regalos, porque (al menos para mí) cada uno de los diez capítulos que duran las temporadas de Juego de Tronos son como una pequeña dosis de placer culpable.
Porque sí, señoras y señores, LA SERIE ha vuelto a nuestras pantallas.
Vuelve Juego de Tronos con su 4ª temporada, que promete ser tan brutal y caliente como el acero valyrio derretido con el que, antes incluso de los créditos (renovados y maravillosos, como de costumbre), Tywin Lannister forja dos regalitos para sus "niños mimados".
DOS ESPADAS EN LA FORJA
Regresan nuestr@s héroes, heroínas, antihéroes y villan@s, y lo hacen con tanta fuerza como se fueron, con las mismas ganas de tener a todo el mundo contento. Digamos que el público de esta serie no es en absoluto fácil de agradar... pero ya es tarde para pensar en eso, porque la batalla por ocupar el Trono de Hierro es una rueda que de nuevo empieza a girar.
(Este post NO INCLUYE SPOILERS FUTUROS extraídos de las novelas, y tampoco desea incluirlos en sus comentarios)
Me resulta curioso visualizar este 4x01 de título inglés sonoro (Two Swords) como un episodio casi circular. Explicaré por qué me lo parece.
Empieza con Tywin Lannister, el auténtico Rey de Poniente (cosa que por lo visto saben todos menos su nieto, el jovencito que se sienta en el trono) derritiendo Hielo, una espada que era muy simbólica para la familia Stark, asimismo para gran parte de los norteños, y que pertenecía al patriarca Lord Eddard (Ned) Stark antes de que éste perdiese literalmente la cabeza por ella frente al templo de Baelor. Empezar con semejante escena el primer capítulo de la temporada, y sobretodo después de la Boda Roja que todavía se mantiene en nuestras retinas, es una buena manera de resumir cómo andan las cosas por aquellas tierras. Los Lannister se sienten invencibles, creen que con la rastrera y mortal derrota de Robb y sus allegados, ya no hay nadie que les haga sombra.
Pues bien, unos cuantos minutos después, el episodio concluye y cierra el círculo con otra escena fascinante: una niña que ha perdido la ingenuidad y el miedo, que de hecho los perdió mucho antes de recorrer los caminos secundarios por los que la conduce el Perro... Una niña que a su corta edad ha sido testigo directo de cómo mataban cruelmente a su familia... Una niña que no se puede considerar derrotada, todavía menos cuando recupera con salvaje pero elegante maestría la pequeña espada que perdió en Harrenhal a manos de un sádico... En definitiva, una niña que al sujetar en la mano su querida Aguja se vuelve fría como el Hielo que ya no pertenece a su familia.
Una niña Stark.
Y por ello, a pesar de que al principio sonasen de fondo las inolvidables Lluvias de Castemere mientras Tywin Lannister observaba el acero valyrio derritiéndose, al final recibimos un soplo de esperanza porque no parece que los Stark vayan a correr de momento la misma suerte que la familia extinguida que inspiró aquella funesta canción. Ya se sabe que en el Juego de Tronos, nunca se está lo bastante arriba ni lo bastante abajo como para que las cosas no puedan cambiar. Y eso es lo que hace a esta serie tan grande.
Pero este primer episodio nos ha traído más cosas. Entre medias del arranque y el desenlace, acontecen unos 40 minutos de tensión. En Desembarco del Rey, hasta las conversaciones más banales contienen litros de sarcasmo y/o amenazas, aderezados con grumitos de rencor. Por eso no hay escenas de relleno, porque algo bueno debía tener adaptar una obra literaria de tamaño tan desproporcionado como ésta, que lo que sobra se quita y así sólo queda la esencia...
Ante el inminente enlace real entre Joffrey Baratheon y Margaery Tyrell, van llegando invitados de todas partes. Desde el profundo Sur, algo así como la Almería de Poniente, llega un invitado especial: Oberyn Martell, cuya aparición sin duda destaca por encima del resto. ¿Por qué? Para conocerle mejor y entender su importancia, hay que ponerse en situación y retroceder unos años, a la época en que el conocido como Rey Usurpador, Robert Baratheon (difunto "padre" de Joffrey) se ganó semejante apelativo. Para llegar a ocupar el Trono de Hierro, primero hubo que vaciarlo, y el ejército de Robert lo hizo de la peor manera posible: asesinando impíamente a Rhaegar Targaryen derrotando a Rhaegar Targaryen en la Batalla del Tridente [gracias Kargun], aunque lo peor fue que no se impidió el asesinato impío de su esposa Elia Martell y sus descendientes, una niña y un recién nacido... Elia Martell era la hermana de Oberyn, con lo cual se puede entender perfectamente el desprecio que éste siente por los Baratheon y los Lannister.
TYRION Y OBERYN
Es al paciente Tyrion, también conocido como punching-ball de la familia Lannister, a quien le toca lidiar con tan impulsivo como excéntrico invitado. En una primera conversación llena de dobles sentidos, se sientan las bases de lo que sin duda será una trama relevante durante esta temporada.
Con respecto al personaje de Oberyn y el de su amante Ellaria Arena, es posible que muchos puristas de las novelas les encuentren mil fallos y defectos, tanto de físico como de actitud, pero por suerte yo no me encuentro en tan selecto grupo. Como personajes de la serie, creo que ambos son muy potentes y están bien interpretados, motivos más que suficientes para darles mi aprobado. ¿Acaso alguien pensaba que las dosis de ambigüedad sexual, promiscuidad y desnudos iban a descender en esta fourth season? Meeeec. Error.
DAARIO NAHARIS
Nos alejamos de Poniente, pero sigo hablando de personajes y saga literaria, porque encuentro que el cambio con respecto a Daario Naharis ha sido a peor. El actor que lo interpretaba en la tercera temporada fue acusado de parecer un modelo de pasarela más que otra cosa, pero personalmente lo encontraba adecuado. Se supone que pretende conquistar a una reina con algo más que flores y palabras de un guión establecido, y el nuevo Daario me parece bastante más feo y mucho menos seductor que el anterior. ¿Una frivolidad? Tal vez, no lo niego, pero como espectador tendré que hacer ahora un esfuerzo mayor si me quieren convencer de que una preciosidad como Daenerys Targaryen se pueda sentir atraída por este hombrecillo insulso.
Y poco más por el momento. Salta a la vista que este blog no pretende ofrecer un resumen detallado, ni un análisis concienzudo de los episodios. Y tal vez se me cuele algún error de nombres, parentescos, hechos ocurridos, etc... Cualquier corrección, enlace de interés, opinión o crítica personal sobre los episodios, y en general cualquier aportación externa en los comentarios (eso sí, SIN SPOILERS FUTUROS, por favor), serán recibidos con gusto.
Porque en el fondo, si yo estoy escribiendo esto y tú lo estas leyendo, es porque como mínimo compartimos un mismo placer culpable: Juego de Tronos.
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