A pesar de haber visto todo tipo de transformaciones mágicas a lo largo de su dilatada vida (no diré la edad por si esto llega a sus oídos), la profesora Minerva McGonagall ha reconocido en más de una ocasión entre las paredes de El Caldero Chorreante, el mérito de los muggles para, sin emplear la magia, transformarse a su antojo.
En especial le llama la atención un caso extremo, el de Mercedes Milá, que viene siguiendo desde el año 2000 hasta hoy, quizá le viene el interés en que ella nunca ha osado a quitarse el moño o el sombrero o ese vestido que siempre lleva impecable (no debería haber dicho esto, sé que me tocará hacer trabajos extra si llega a enterarse).
En una columna de "El Profeta" publicada por Arthur Farley en la sección de ocio (se rumorea que fue sustraída de "El Quisquilloso" cuando este fue en una de sus visitas a la casa de Xenophilius Lovegood, lo que nadie se explica es por qué tardó tanto en publicarla o mandarla a la editorial), se podían leer los siguientes extractos:
"[...] Aunque por todos es sabido que jamás esta mujer podrá llegar a manejar las transformaciones, Mercedes Milá ha logrado cambiar su aspecto masculino y comedido convirtiéndolo poco a poco acorde a su carácter, desmelenándose y en ocasiones dejándose llevar por las artes oscuras. [...] Parte de la comunidad mágica se pregunta si en realidad ese es su pelo o una peluca que los peluqueros manejan a su antojo dejándole a veces con un aspecto horripilante, el pasado de esta mujer es francamente irresistible y digno de estudio. [...] ".
Se me olvidó mencionar que en el artículo también colaboró Rita Skeeter, algunos ya habrán notado su presencia en el texto, donde además se dedicó a revolver los papeles del Ministerio de Magia hasta encontrar todos los registros de nacimientos, pero lo único que encontró fue el nombre de Mercy Millan. Y es que a pesar de lo que diga la pluma de esta mujer, se resiste a creer que un simple muggle sea capaz de transformar su imagen de esta forma.
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