La bomba informativa de la temporada. Para muchos una sorpresa, para la mayoría un golpe bajo, para el resto simplemente destino. Hoy es un hecho, mañana una realidad. Y por eso así lo contamos. No lo hacemos a media voz, sino con letra clara y concisa.
Tras la nueva fusión llevada a cabo a noche, y también, tras rechazar una oferta de Telecinco como sustituta de un conocido programa de la mañana, el panorama televisivo da un golpe en la mesa inesperado para la mayoría de los profesionales.
Año 2008. Irrumpe en el terreno mediático un señor llamado Jaume Roures. Arrancó como suelen arrancar los grandes magnates. Intentando demostar su inocencia empresarial o en su caso su buena predisposición, aunque fue acusado de ejercer unos ejercicios empresariales de dudosa moraralidad al parecer ya olvidados.
Roures no es más que un señor que se ha limitado a entrenarse en un marco mediático, a menudo presa del fanatismo, y ha inculcado a sus comparsas amigas el amor por el poder y por el negocio que esconde mucha trampa y cartón. Y sobre todo, se ha dedidado a saber mantener los packs multimillonarios que llegan a sus manos para que nunca se vayan de su lujosa casa, Mediapro. Además fue listo en no decir ni una sola mala palabra fuera de tono que dañará su identidad y patrimonio. Eso si, más de una vez salío en rueda de prensa a quejarse de Sogecable-Prisa y de sus medios afines, y a decir, que estos por supuesto no tenían la verdad.
Por eso llega el momento de valorarle por lo que es y no por lo que se supone que es. Además, a día de hoy, se ha ganado el beneficio de la duda. Mas que nada por el compadreo que existe entre las dos empresas enfrentadas en el conflicto, Prisa y Mediapro. Un compadreo sospechoso después de una guerra a pleno látigo y con sodoma y gomorra incluida.
Roures es más listo y un poco más sensato de lo que la gente cree. Claro que sabe que con Cebrián, Polanco jnior y F. Jerez tiene todos los papeles para no quedarse los domingos en el banquillo. Más que él, sus clientes.