NARRA VICTORIA.
Volví a casa llorando, antes de abrir la puerta me sequé las lagrimas y seguí mi camino, al irme no le día ninguna explicación a Cristian.
- Cariño ¿Dónde estabas? Era tardísimo y estaba preocupadísimo por ti, encima no me has dicho nada...
- he ido a dar una vuelta me sentí agobiada y...
- cariño, te perdono porque estas embarazada... pero la próxima vez por lo menos avísame de que te vas...
- claro que si, te juro que no lo hago más...
La cena ya estaba hecha, y yo pese a no tener mucha hambre comí un poco, estaba callada, no comente nada durante la cena, Cristian intentaba sacar temas de conversación pero ninguno daba éxitos, yo no tenía ganas de nada, solo de llorar, Cristian se pensaba que era por mi embarazo...
- Victoria, me han ofrecido ir de jurado a un programa, el problema que sería en fechas que tengo de vacaciones, es un talent, van gente que hacen cosas muy bien, como cantar o contar chistes, magia o hacer algún deporte... Marcos dice que sería bueno que lo aceptara, pero eso nos condenaría a quedarnos este año sin vacaciones ¿Qué hacemos?, eso me reportara muchos más fans, bueno y a la cadena le interesa porque sabe que tengo detrás una legión de fans detrás y eso les dará audiencia....
- Cristian haz lo que quieras, si te hace ilusión por mi perfecto, además nos vamos a quedar igual... te recuerdo lo de mi embarazo, de verdad, la decisión que tomes será la correcta...
- Pero quiero que tú participes, quiero que tú me apoyes, somos un matrimonio, ya no somos dos, somos uno. Quiero que seas partícipe de mis proyectos, con lo de las fans llevabas razón, ¿te acuerdas? El cabreo que te pillaste cuando todas vinieron y me besaban, y me tocaban.... Solo por salir en una revista...
- No y siguen sin dejarte en paz... - en ese momento me besó...-
- Cariño me voy a acostar, estoy cansada...
- ¿estás bien? Si necesitas algo llamamos al médico, te veo muy rara y quiero que sepas que eres lo más importante de mi vida, que lo daría todo por verte feliz, que quiero verte sonreír todos los días... te necesito tanto..., no te preocupes acuesto a los niños y me voy a la camita contigo.
Cuando terminó de hablar, fui a su cuarto y le di un beso a Enrique- que pases buena noche tesoro...
Me fui al cuarto, me desvestí, y me acosté estaba cansada, era un cansancio psíquico, no le veía sentido a nada, quería hacerme la fuerte pero no podía, intentaba disimular pero era imposible era como si algo de mí no me dejara estar feliz... en parte me culpaba también estar así, ninguno tenía culpa, y todos estaban preocupados por mí, debía quitarme a Samuel de la cabeza es imposible, lo nuestro por mucho que quiera se ha acabado, y esta vez para siempre, tenía que coger fuerzas para olvidarlo otra vez, aunque no pudiera, aunque fuera mi vida, ni mis hijos ni mucho menos Cristian, se merecían la preocupación que le estaba dando. Solo me quedaba una posibilidad seguir adelante.
Al rato llegó Cristian.
- Cariño le he estado contando un cuento a Enrique, -fue a la cuna a mirar a Daniel, se puso el pijama y se acostó- ¿estás dormida?
- No, ¿me haces un favor?
- ¿tienes ganas?, venga que me pongo encima...
- No eso no burro, - su comentario me hizo reír, por primera vez después de varios días- estas pensando todo el día en lo mismo...
- ¿perdona?, estamos 5 días sin hacer nada, si estuviera todo el día pensando en eso, no sería capaz...
- Y los que te quedan, te recuerdo que estoy embarazada...
- Como si eso dependiera, cariño, esa no es excusa, me pongo encima y asunto arreglado, lo hago yo todo... -volví a reír, no podía parar de reír, era como un niño pequeño, con las tonterías me había cambiado el estado de ánimo, seguía estando igual, el sentimiento no se había ido, pero debía empezarme a tomar las cosas con humor sino iba a estar amargada todo la vida-
- Bueno lo que te quería pedir, rogar... como lo quieras llamar que me abraces, necesito que me abraces, fuerte. –necesitaba tenerlo cerca, estar abrazadita a él, sabía que eso me podía reconfortar-.
Estuvimos toda la noche abrazaditos, bueno él a mí, estaba tan mono dormido, el niño lloro un par de veces por la noche y me levanté para ver que le pasaba, no había podido dormir bien, al final de la noche me dormí un poco, pero me encantaba estar así con él, era un amor, es buenísimo, lo hace todo por mí, y por los niños. Conseguía sacarme sonrisas en los peores momentos.
Al despertarme me encontré al lado a Enrique, estaba ya vestido con el uniforme del colegio. La verdad que me había despertado de otro humor, pese a todo lo que tenia encima, tenía que ponerle buena cara a la vida, y encontrarme allí al lado al niño me hizo darme cuenta de lo importante que son, y lo importante que tengo que ser yo para ellos.
- ¿Qué hace aquí mi tesoro? ¿y papa?
- No sé, me ha dicho que bajaba un momento que me quedara aquí contigo...
- A saber, que está haciendo...
- -en ese momento Enrique me dio un beso, desde el nacimiento de Daniel, estaba muy celoso, claro de haber sido todo el tiempo el centro de atención a tener que compartirlo, no es fácil para ningún niño, y es que era un niño, solo un niño... - mama te quiero mucho.
- Y yo cariño, yo también te quiero mucho, sabes, pese a todo lo que supusiste en mi vida, ahora no imagino una vida sin ti, y sin tu hermano, sabes, éramos muy joven cuando te tuvimos...
- Ya todos mis compañeros me lo dicen que tengo una mama muy guapa y joven, las mamas de mis compañeros no son tan jóvenes como tu... bueno y más feas, ¡eres la mamá más guapa de todas las mamás del mundo!
- - me lo quería comer a besos, la verdad que entre el padre anoche y el niño ahora me había levantado el ánimo, el niño era igual de zalamero que el padre, era innegable...- Enrique, papá y yo ahora te tenemos que contar algo... a ver si viene...
- ¿mama tú me quieres?
- Pues claro que si, como no te voy a querer, estamos más pendientes de Daniel, porque es pequeñito, pero a ti te quiero, claro que sí, sois los dos iguales, para mí, y para papá, sabes, a ver si papa esta tarde puede y nos vamos los 4 al parque, ¿quieres ir al parque?
- Sí, mamá. – el niño me volvió a abrazar-
Mientras llegaba Cristian, Daniel, empezó a llorar, tenía hambre, al instante llegó Cristian, con una bandeja, nos había preparado el desayuno y nos lo traía a la cama.
- Cariño para ti y para Enrique, vuestro colacao de por la mañana, para Daniel, su biberón, y os he preparado estas tostaditas...
- Eres un sol, Cristian, creo que le deberíamos decir a Enrique eso... díselo tu...
- Enrique lo que mamá y yo te queremos decir, es que vamos a tener otro niño o niña.
- ¿otro más? – el niño se atragantó, con el desayuno-
- Cariño, parece que no estás muy contento...
- Pues no, lo vais a querer más que a mí...
- Claro que no, Enrique, te digo una cosa... tu siempre vas a ser el primero, al fin y al cabo, eres el primero, el primero al que le dimos los biberones, el primero al que le cambiamos los pañales... vamos con el que aprendimos, mira yo era muy joven, pase de cambiarle los pañales a las muñecas a cambiártelos a ti.
- Bueno pues si me vais a seguir queriendo...
- Claro que si, Cristian, esta tarde los llevamos al parque...
- Vale cuando salga del entrenamiento.
Le terminé de dar el biberón a Daniel y me vestí, para ir al trabajo, Cristian se fue a llevar a Enrique y al entrenamiento, en el fondo Enrique me daba penilla, de ser el único, había pasado en muy poco tiempo a tener que compartir cariño con dos bebés más...
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