3 MESES MÁS TARDE.
NARRA VICTORIA.
Estaba ya a punto de parir, de hecho, cualquier día me podía poner, estaba muy gorda, y de vez en cuando me daban dolores, todos estaban muy ilusionados con mi próximo parto, de hecho, Héctor y Belén, iban a venir, para estar conmigo cuando tuviera el niño, mi padre, por fin, había entendido que tenía que delegar en los empleados de la empresa, y tener un poco de más libertad, quizás si lo hubiera hecho hace muchísimos años pues hubiera seguido con mi madre, o no. En mi trabajo me iba muy bien, ahora tenía una baja de maternidad, pero estaba muy contenta allí, y con mi jefa.
Estábamos muy bien, Cristian, me apoyaba mucho, me ayudaba en todo lo que podía, me daba sorpresas, era un amor, lo quería demasiado, como podía ser mi vida sin él, lo amaba, ahora mismo era mi vida. Se portaba tan bien conmigo.
De Samuel casi ni me acordaba, sabía que seguía en Madrid, pero más nada, desconocía si seguía con Yolanda, todo, y lo peor que me daba igual, su vida ya me daba igual.
Enrique, quería un perro, y le íbamos a dar el capricho, la verdad que lo teníamos muy malcriado, pero nos daba tanta pena, bueno en verdad la que quería el perrito era yo, y animaba a Enrique, los perros siempre me han gustado, pero si lo decía el niño iba a tener más poder de convocatoria. De hecho fuimos a una perrera, a coger un perro, pensamos que los perros no hay que comprarlos hay que salvarlos de la perrera, queríamos a uno pequeñito, no muy grande, nos llevamos a Jesús y Carolina, a Jesús los perros le daban miedo, pero a lo mejor se animaban y adoptaban otro,
Estuvimos viendo perritos, había uno pequeñito muy mono, era precioso, blanquito, no muy grande, y se veía muy cariñoso.
- Cristian, me gusta ese.
- Cariño, parece que tienes más ganas tú que el niño.
- Yoooo, no, para nada, jajajajaajajaja.
- - Jesús, rápidamente lanzo un comentario cuando vio a un perro-, mira ese se parece a mi hermano cuando se cabrea, jajajajajajajaja – en ese momento nos empezamos a reír todos, y Cristian obviamente se cabreo-
- Lo primero, si se parece a mí, también se parece a ti, somos gemelos, te lo recuerdo, somos iguales.
- Cariño, no te enfades, es un comentario tonto.
- Mi hermano siempre está igual.
- Pero después no podéis vivir el uno sin el otro.
Al final, nos decidimos por el perrito que me gustaba a mí, el blanquito, lo metimos en un trasportín, y nos lo llevamos.
Cuando llegamos a casa, estaba allí Enrique con la niñera, esperándonos, y se puso muy contento al ver al perro, al final Carolina y Jesús, no se declinaron por ninguno, un perro es una responsabilidad muy grande, pero teniéndolo cuidado, pues son todos satisfacciones.
- Enrique cuidado con el perrito, es un animal, y tiene sentimientos, no es un juguete, no es de peluche, el perro sufre, es como tú, pero él no se puede quejar porque no habla, al perro hay que quererlo, prométeme, que lo vas a cuidar y lo vas a querer.
- Mama, pero si la que me dijiste lo del perro fuiste tú.
- - en ese momento Cristian puso una cara de risa- buenooo si, lo confieso la que quería el perro, era yo, siempre he querido tener un perro, y como tenemos jardín y eso, pues es más fácil.
- No pasa nada, Victoria, siempre he deseado tener un perrito, yo también.
En ese momento, empezó a dolerme cada vez más.
- Cristian, creo que viene ya...
- ¿Cómo?
- El niño...
- Está ahí.
- No ese no, bobo, el bebé, me duele mucho.
Cristian, me llevo corriendo al hospital, cada vez me dolía más.
- Respira cariño, respira.
A Enrique lo tuve por cesárea, y la verdad, era como la primera vez.
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