NARRA VICTORIA.
DÍAS DESPUÉS...
Ya estábamos en París, habíamos ido, con Jesús Carolina, y los niños, estaba encantado con mi nuevo cambio. La verdad, miraba más por el niño, , nos fuimos a Madrid, y se me ocurrió la idea de invitarlos, para que se vinieran, los niños lo iban a disfrutar más, y nosotros también. Estábamos en un hotel en el centro de París, teníamos previsto volver a ser padres, de hecho lo estábamos intentando, no me hacía mucha gracia, pero Cristian quería volver a ser padre, y bueno, pues yo lo quería complacer, quería ver que había cambiado.
A carolina, le había contado parte de la historia, como teníamos previsto, no se lo íbamos a decir, ese iba a ser nuestro secreto, el mío y el de Cristian. Yo lo notaba feliz, volvía a ser el mismo de siempre, a su hermano lo quería mucho, al fin y al cabo eran gemelos, me contaron, no sé si será verdad, que de uno nació otro, que el ovulo se partió en dos, y que por eso Jesús era zurdo, y el diestro, por lo visto tenían hasta los mismos lunares en los mismo lado, hasta las caries, las tenían en el mismo muela, pero al contrario, eran iguales, eran gemelos, los niños de Jesús, también eran muy parecidos, pero tenían mezcla, de Carolina y Jesús, eran muy buenos, no como Enrique, que era un pillo, pero se parecía tanto a Cristian, como estábamos en Francia, le había dado por imitar el acento francés, lo que nos reíamos, a los primos los traía por la calle de la amargura con sus trastadas, era también muy mandan y tenían que acabar haciendo lo que él quería, a la niña no le hacía mucho, decía que le daba pena, al fin y al cabo, era muy pequeña, y tenía miedo a caerla y hacerle daño, en el fondo tenía muy buenos sentimientos, pero eso se pasaba cuando al segundo hacia cualquier trastada.
Era el primer día, que estábamos allí, íbamos a estar una semana, tanto nosotros como Carolina y Jesús, nos cogimos una habitación doble, una para nosotros y otra para los niños, ambas estaban comunicadas y podíamos verlos, pero claro nosotros también teníamos que tener nuestra intimidad.
Nos fuimos a ver monumentos, París, era precioso, la Torre Eiffel, el arco del triunfo, la catedral de Notre Dame..., un día lo íbamos a dejar para que los niños disfrutaran en Disneyland, Enrique tenía muchas ganas, estaba deseando ir, y claro, pues decía que se iba a portar bien, para poder ir.
Comimos en el restaurante del hotel y nos fuimos al cuarto, cada uno a nuestro cuarto, Cristian corriendo fue a acostar al niño, y le estuvo contando cuentos hasta que se quedo dormido, yo aproveche y me tendí, en la cama, estaba muy cansada, Cristian cuando durmió al niño, se vino a la cama.
- Victoria, que te parece, que ahora que se ha dormido el niño pues lo hacemos... llevo todo el día con ganas... con esa faldita tan sexi que te has puesto me ibas provocando todo el día, porque estaba mi hermano y los niños que si no nos hubiéramos venido al hotel, o lo hubiéramos hecho en cualquier baño...
- Cristian, no te reconozco....
- Oye que la gente cambiamos, además seria muy romántico, que el niño fuera hecho aquí, lo recordaríamos toda la vida, jajajajaja – jamás hubiera pensado que Cristian, me iba a decir algo así, era tan calladito, no se no me lo esperaba, por unos momentos me recordaba a Samuel, de ese Samuel niño, que yo me enamoré-.
- -En ese momento se puso encima, mía se desvistió, y empezó a besarme fuerte...- no lo reconocía, nunca me había dicho eso, y lo mejor que ese nuevo Cristian, me gustaba más.
Cuando terminamos, me abrazo, dormimos toda la noche abrazaditos, como coloquialmente se dice hicimos la cucharita, nos quedamos dormidos.
Por la mañana nos vino a despertar Enrique, y se metió con nosotros en la cama en medio, lo teníamos muy malcriado, es verdad, y él se aprovechaba, desde que hacía más con él, me quería mas, había cambiado su actitud conmigo, y eso me alegraba mucho.
Hablando, Cristian le saco el tema del bebé. Y Enrique empezó a hacer preguntas.
- Mama, ¿de dónde vienen los niños?
- Eso te lo puede explicar mejor tu padre.
- No ha dicho mama, y se lo tiene que explicar mama, y empezamos a reír.
- - justo a la misma vez difiriendo en el argumento- las cigüeñas los traen y los ponen en la barriga de las madres, -mientras que Cristian dijo- el papa planta una semillita, y crece dentro de la barriga –el niño se quedo flipando-
- ¿y cómo planta la semilla?
- Eso lo entenderás, cuando sea más mayor, - le respondí yo, mientras que el padre salió al paso haciéndole cosquillas, nos habíamos metido en un jardín, muy difícil de salir-
- -cuando el niño se fue, le recriminé al padre- Cristian no me parece, es muy pequeño para que le enseñes eso, a su edad, es mejor lo de la cigüeña.
- Me he equivocado, lo siento, pero creo que he sabido salir al paso.
- Cuando sea más mayor, con el niño hablas tu de sexo, es niño y tu lo entenderás mejor.
- No no, y entonces si tenemos otro niño....
- Pues hablas con el otro también, jajajajajaa, si es niña me comprometo a hablar yo, pero los padres con los niños, y las madres con las niñas.
- Pues a ti te tuvo que hablar tu padre, y a mí, mi madre.
- Claro y así hemos salido.
- - en ese momento volvimos a reír y nos besamos, pero en ese momento volvió a entrar el niño y nos pillo besándonos- que si, pesado, que ya vamos a desayunar, pero a ver si tu tía y tu tío bajan.
- No creo, esos dos seguirán durmiendo, estarían toda la noche... jajajajaajajajajajajajaja.
- No te rías, porque hemos estado igual, si no llega a ser por el niño todavía estamos durmiendo, con la cucharita, jajaaajajaja.
- ¿Haciendo qué? ¿Por qué os reis?
- Nada, nada, no lo comprendes... ¿estás muy preguntón hoy no?...
Estábamos, muy felices, la verdad, que lo de anoche me había dejado un poco preocupada, su actitud, esa me gustó, pero me recordó mucho a Samuel, pero ¿era así y había cambiado, o se quería parecer a Samuel?, nunca lo había visto así, de hecho era muy cortado, y su actitud, pues me dejo un poco..., seguramente sería una casualidad, pero en 5 años no lo había visto así, y me gustaba, y la verdad, que así me podía enamorar.
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