CAPITULO 44- ¿QUE QUIERE EL DESTINO?

NARRA CRISTIAN

Por la mañana, me levanté, me acordaba de muy poco, sabía que habíamos peleado, que se había ido, estaba muy arrepentido, la quería, pero no podía aguantar más la presión, notaba que no me quería, sentía todo lo que le había dicho, no lo iba a negar, pero me sentía mal, pese a sus defectos la quería, la quería demasiado, esto no se podía quedar así, iba a ir detrás de ella, en cuanto pudiese, me presentaba en Murcia, esta semana acababa la temporada, el domingo después del partido iba allí a recuperarla, con todo lo que le había dicho no sé si iba a poder recuperarla, bueno y si se encontraba con Samuel, menos. Mi única posibilidad de volver con ella, era arrastrarme, y lo iba a hacer la amaba tanto, si ella corrigiera sus errores, pero eso parecía imposible...

Había un gran porcentaje, de perderla, quedaban 4 días para el domingo, 4 días eternos, para el último partido... si conseguía reconquistarla, la iba a llevar una semana los 3 perdidos por el mundo, no sabía si volver a llevarla a Grecia, allí estuvimos cuando el viaje de novios, ella me llevo allí, después de un día muy duro, nos montamos en el caballo salimos corriendo, me di cuenta que era porque Samuel, la incomodaba cuando dijo que se casaba.... Estuvimos los dos en un hotel aquella noche, y ella cogió un billete para Grecia, fue un viaje muy bonito, solos los dos, nuestros padres se preocuparon cuando nos fuimos sin decir nada, corriendo, pero sabrían que estábamos por ahí, desde ese momento no hemos tenido momentos para nosotros solos, es normal que hubiera un desgaste, era cierto lo que ella reclamaba, no habíamos tenido un viaje juntos, ni una noche sin el niño, ni un día solo sin que nadie nos molestase, ni una tarde de cine juntos... y eso la relación la desgasta, pero el niño no tenía la culpa, ¿Qué íbamos a hacer si no?, era el destino que nos había tocado, y se tendría que haber resignado, ella no era igual que las chicas de su edad, ni yo tampoco, con 19 años teníamos un niño y estábamos casados, y eso pues es otra vida muy distinta a la de las niñas de su edad, por esa parte la comprendía, pero no podía machacar, ella había estudiado, y claro...

Pero claro, todo tenía sus contras, era muy egoísta, muy inmadura, no quiere ni siquiera al niño, siento que ella realmente solo ha amado a Samuel, y solo estaría dispuesta a cambiar por él.

La intente llamar, pero el teléfono estaba apagado, le mande un mensaje...

"Victoria, lo siento, anoche me porté como un verdadero imbécil, te pido perdón, quiero que todo, vuelva a ser igual que antes, ponte en contacto conmigo por favor, no quiero que esto acabe aquí"...

NARRA VICTORIA.

Tomé el tren de por la mañana, quedaban algunas plazas libres, había apagado el móvil, la verdad que también estaba molesta con mi madre, muy molesta, pensaba que ella me daría la razón, pero no, ella también apoyaba a Samuel, había sido muy cruel, me sentía muy mal con sus palabras, quizás llevaba razón, pero esas no eran palabras...

Estaba disgustada Enrique se venía conmigo, pero me había dado un sofocón, no quería venir conmigo, quería quedarse con su padre, lo quería a él más que a mí, él estaba más pendiente a él, jugaban al futbol, hacia con él los deberes, era un padrazo, la verdad, conmigo no había tenido esa afinidad, sabía que me quería, pero prefería estar con su padre, además, quería quedarse con sus primos, los 3 se parecían mucho, parecían trillizos, y les hacia trastadas y los gemelos como eran tan buenos pues no le hacían nada, y claro estaban todo el día jugando...

La verdad que había estado muy triste el viaje, el y yo, casi no habíamos hablado, el estaba jugando con una consola, me daba pena, se había criado sin mi cariño, era cierto había sido muy egoísta, pero la vida conmigo también se había cebado, no había podido disfrutar de la vida, como cualquier chica de mi edad.

Cuando llegamos cogimos un taxi que me llevara directamente a casa de mi padre y de Belén, ellos no sabían que iban, si no veía una buena reacción o estaba allí Samuel, me iba a la casa que tenia con Cristian.

Llame al timbre.

- Belén.

- ¿Qué haces aquí Victoria?

- Podemos pasar ahora os cuento...

- Si claro, claro.

- - Belén fue rápidamente a llamar a mi padre, Enrique se fue a jugar con la niña de mi padre y Belén- papa, Cristian y yo nos hemos dado un tiempo, y me vengo a Murcia, para estar unos días...

- - la cara de ellos cambió en esos momentos- ¿Por qué?

- No quiero dar más explicaciones, llego borracho y me dijo unas cosas muy feas...

- Hija, si te quieres quedar aquí..., pero mañana viene Samuel, no se quedaran aquí, se quedaran en su casa, pero quiero que lo sepas...

- ¿en su casa?

- Sí, se compraron un apartamento pequeñito para cuando vinieran.

- Pues muy bien, te prepararemos tu cuarto para que te quedes, la habitación de Sa

Mi padre se puso muy contento de ver a su nieto, lo veía muy poco, y así podría verlo unos días, pero no estaba muy conforme, sabían que entre Samuel y yo, podría remover algo...

Yo vi una luz, ¿el destino habría querido volvernos a juntar?, mira si hay días, y Samuel tenía que venir justamente ahora, cuando estaba mal con Cristian, cuando estaba dispuesta a todo, me parecía, que el destino quería darme una segunda oportunidad con él, y yo la aprovecharía, si o si.

Estuve hablando con Ylenia, a ella si le explique detalles, ella no entendía, como me podía ir tan mal... pero si, ella como todos, quería que siguiera con Cristian, que mi vida sería diferente, ella también apoyaba a Cristian, y no lo entendía, todos lo apoyaban, pero no veían que no había disfrutado, que mientras que las chicas de mi edad se emborrachaban en discotecas o iban al cine o de paseo, de vacaciones por ahí o al parque de atracciones, yo estaba encerrada en casa, esperando que llegara mi marido, o cuidando al niño, en 5 años no había hecho nada de eso, solo ver pasar días en mi casa..., encima desde aquel día, que salimos al parque de atracciones y el niño se puso malo, pues no me atrevía a irme y dejarlo con mi madre, porque claro si no era muy mala madre, y me lo reprochaban no entendían que yo no quería tenerlo, que había sido un error, un error muy caro, un error que iba a pagar el resto de mi vida