Llegamos al hospital, corriendo fuimos a la parte del hospital infantil, allí estaba mi madre.
- Mama, ¿Qué ha pasado?
- El niño tenía mucha fiebre, y lo traído, están bajándole la fiebre, al parecer le están empezando a salir los dientes, y tiene un pequeño catarro, nada importante, pero ya os valía, hija habéis estado por ahí, mas de 12 horas, sin llamar sin saber nada del niño, por más que os llamaba no cogíais el teléfono, os vale, tenéis una responsabilidad muy grande, tu ya no tienes 19 años y puedes hacer todo lo que te plazca, tienes que pensar en tu hijo, que no se te olvide. ¡habéis actuado de una manera muy irresponsable!
- Mama tengo 19 años, quiero disfrutar –en ese momento Cristian, fue a la maquina a comprarnos una tila, a cada una estábamos muy nerviosas- mama quiero disfrutar, tu sabes cómo estado estos 10 meses...
- Tienes que disfrutar con tu hijo.
- Mama, quiero al niño, pero se me hace grande, de verdad, me gustaría tener otra vida, ¿sabes lo que siento cuando veo a las niñas de mi edad? Ellas tienen una vida, salen, entran, disfrutan, pero donde están mis 19 años, si desde que me fui con Cristian, no he disfrutado nada, hoy es la primera vez que salimos desde hace 10 meses o más.
- Esta es tu nueva vida, se que te hubiera gustado vivir otra y con otros, como Samuel, pero es la vida que te ha tocado vivir, ¿te enteras?, esas niñas que tú dices no tienen un niño, tu hijo está en tu vida, y tienes que adaptarte a él, es muy duro hija, pero tú no estás en las mismas condiciones que esas niñas que tú me hablas, hasta que no las comprendas, no podrás adaptarte y ser feliz, con lo que te ha tocado....
- -en ese momento llego Cristian y nos dio las tilas-
El pediatra al rato llegó.
- Usted es la madre de Enrique.
- Si.
- El niño está bien, tenía mucha fiebre, y se la hemos bajado, le están empezando a salir los dientes y es normal que tenga fiebre, además te vamos a mandar un jarabe, porque está un poco resfriado, te lo puedes llevar ya a casa, si notas cualquier empeoramiento, vuélvelo a traer, en un momento la enfermera lo trae, es un niño muy bueno, no hado ningún problema.
- Muchas gracias, de verdad muchas gracias.
Nos trajeron al niño, y llevamos a mi madre a su casa, estuve todo el rato, reflexionando, mi madre llevaba razón, era una egoísta, que solo pensaba en mí, no podia, ser pero esta no era mi vida que yo hubiera elegido, quería seguir estudiando, el niño había sido un error, ¡que caros se pagan los errores!, era una losa, lo quería, pero también me estaba condenando a ser infeliz.
- Cristian, creo que mi madre lleva razón, soy una mala madre, mientras que el niño estaba malo, estábamos de juerga, por ahí.
- No te preocupes....
- ¿Cómo que no me preocupe?, el niño me queda grande, no tengo instinto maternal ninguno, lo quiero, pero soy una egoísta.
- Victoria, no te preocupes...
- ¿Cómo que no me preocupe? Cristian no puedo más, no tengo vida, no tengo nada...
- Iba a ser una sorpresa, pero creo que te lo voy a contar, ya, nuestros ingresos, van cada vez más, me han subido el sueldo, me han hecho un contrato nuevo, para evitar posibles fugas, un club inglés me quería, pero me han subido el sueldo, y cada vez tengo más marcas a la que quieren que patrocine. Vamos a contratar a una señora para que haga la casa, y a otra para que cuide a Enrique, Victoria, si quieres puedes volver a estudiar, prepárate el acceso a la universidad, y podrás estudiar.
- ¿Cómo?¿ De verdad, cariño?
- Claro, que si, sabía que tu sueño era ese, y quiero que seas feliz, Victoria, se que estos meses no eras feliz, y quiero lo mejor para ti, además te tengo dos sorpresas más preparadas.
- Dímela, por favor las dos.
- No, ahora no.
- Me la dices o me cabreo.
- Así no era como te lo quería decir, pero, si te pones así....
- Venga por favor.
- Victoria, he comprado un apartamento en Murcia, para nosotros dos, se que Murcia es tu ciudad y te encanta, y para el verano...
- De verdad, estoy emocionadísima, te quiero, yo quería volver allí, de vez en cuando, tengo a mis amigas, y claro...
- Eso no es todo, Victoria, no es el sitio en el cual me gustaría pedírtelo, pero si ha venido así es por algo, Victoria somos como un matrimonio, vivimos, juntos, tenemos un niño, pero hay algo que nos falta, que a mí me encantaría. Victoria, ¿te quieres casar conmigo?
En ese momento me quede blanca, no sabía que responder, él quería hacerme feliz, y estaba dispuesto a todo, por mí, quería que volviese a estudiar, era tan bueno conmigo, e iba a contratar a una asistenta y una niñera, no me podía quejar, sabía que lo hacía por mi bien, no quería verme como últimamente estaba...
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