NARRA VICTORIA.
Lo rechace, rápidamente fui al cuarto de mi madre, ya había llegado, me vio llorando.
- Hija que te pasa.
- Nada mama, nada.
- Tu a mi no me mientes Victoria, ¿Qué te ha pasado con Samuel?
- Me ha besado mama, hemos estado a punto de hacerlo, hemos salido a cenar con Laura y Alberto, y he sentido como si hubiéramos retrocedidos unos meses, pero lo he rechazado mama, me sentía como que estaba engañando a Cristian.
- Hija, no deberías haber salido con él.
- Lo siento mama.
- Hija, no le cuentes nada a Cristian, nada
- Mama, quiero irme de aquí, quiero que llegue mañana, por favor...
- ¿Qué has sentido por Samuel?
- Lo mismo, que hace dos meses, mama, lo mismo.
Nos fuimos a dormir, yo la verdad, no dormí mucho, solo pensaba en que llegase mañana.
La mañana llego, y bajamos a desayunar, Samuel no estaba, no había ni rastro de él, en su cuarto estaba, seguro, la luz estaba encendida.
Nada más desayunar nos fuimos de la casa, Samuel seguía sin aparecer, nos íbamos a poner a dar vueltas por Madrid como dos tontas, sí, yo no quería seguir en esa casa, nos despedimos de todos, lo que había pasado la noche anterior, no lo debía saber nadie, al menos de mi boca, no iba a salir.
Nos pusimos a merodear por Murcia, todavía faltaba más de dos horas para que el tren saliese, pese a ser domingo había varias tiendas abiertas, y aprovechamos para comprarnos cosas, pero solo podía pensar en lo que había pasado la noche anterior, ¡me arrepentía!, lo rechace, por miedo, lo rechace porque así estaba engañando a Cristian, y estaba traicionando unos principios, mis principios, pero fui tonta, con esto lo perdía para siempre, era consciente de ello, me sentía fatal, pensaba que solo con haberle besado, solo con dejarlo tocar mi piel, había engañado a Cristian, y eso no me dejaba vivir, tenía dudas ¿era necesario contárselo?, yo soy de las que piensan que en nuestra cabeza hay dos partes, una buena, y otra mala, mi parte buena me decía que había hecho lo correcto en rechazarlo, y que se lo debía contar, mi parte mala, me recriminaba que no me hubiese acostado con él. Era un cruce de pensamientos, en el que no podía vivir, no me dejaba vivir, al fin y al cabo Cristian es mi futuro, un futuro que aunque no me guste, querría vivir otro, pero era mi futuro, sabía que con él, me esperaba una vida, no deseada, pero con el niño era una vida, que si o si la debía de aceptar.
Por la calle, me paro una señora, una de esas que leen la mano, no sé porque pero acepte, nunca había creído en esas cosas, pero...
- "niña, tu mano me dice, que estas enamorada, tu cabeza es un caos, vas a tener un niño, y ese niño te traerá felicidad, más de la que tú te imaginas, pero no te preocupes, tienes suerte en el amor, tienes muchos pretendientes, muchos hombres están dispuesto a todo por ti, eso es lo que te preocupa, elige bien, déjate llevar, encuéntrate a ti misma, hasta ese día, el caos no se irá, y cada vez se irá haciendo más grande, en tu cabeza hay oscuridad, negrura, y tienes que encontrar la luz, busca dentro de ti, aprende a buscar dentro de ti, la respuesta la tienes más cerca de lo que piensas"
Las palabras me dejaron con la duda, no sabía que quería decir, había acertado con lo del embarazo, era un niño, según me dijo, pero no sabía a qué se refería, a todo lo demás...
NARRA SAMUEL.
Desde que paso lo de anoche, no salí, de mi cuarto, no tenía ganas de nada, me había rechazado, eso significaba algo, estaba enamorada de Cristian, solo podía ser eso, me sentía que había hecho el imbécil, es mas incluso pensaba que se había reído de mi, de una forma u otra, se había reído de mi, a mi me esperaba una vida en Inglaterra, cada vez lo veía más claro, no lo iba a contar, no quiero que nadie, me tenga pena, hasta hace poco, me tenían envidia, cada día estaba con una diferente, tenía a toda la que quería, todas caían a mis pies como corderitos, todos me tenían envidia, todos se querían parecer, ¿y si me vieran ahora?, llorando como un tonto por un rechazo, tirado en la cama sin ganas de nada, ¡yo no era ese Samuel!, no le tenía rencor, quizás lo nuestro no ha podido ser, y punto, necesitaba recuperarme, volver a ser el mismo, ellas eran las que lloraban por mi rechazo, por una parte comprendía a Victoria, y la compadecía, sabía que ella en el fondo no era feliz, y eso me apenaba, no era feliz ni conmigo ni sin mí.
NARRA VICTORIA.
Nada más llegar a Madrid, fui a ver a Cristian, no le dije nada, había decidido, no decir nada, las palabras de la señora seguían dándome vueltas en la cabeza, no entendía nada, en mi cabeza no había un caos, sabía que tenía que estar con Cristian, sabía que lo mío con Samuel, era imposible, aunque tuviese dudas, era imposible.
Cristian comenzó los entrenamientos, ese fin de semana, le había ido muy bien, y eso me ponía muy contenta, nuestra nueva vida iba a dar comienzo, mi madre nos comunico que nos dejaba la casa, que ella se mudaba a otra más grande que había visto, cerca de donde vivíamos, asi que nos tocaba redecorar la casa, el cuarto del bebe, todo, así todos estaríamos cerca viviendo, la verdad no me ilusionaba nada, pero me tenía que acostumbrar que esa iba a ser mi vida a partir de ahora.
Necesitas ser usuario registrado de FormulaTV.com para comentar en este blog. Conéctate o haz clic aquí para registrarte