NARRA SORAYA.
Me quede allí en el salón, la niña no sabía adonde había ido, y Héctor estaba por allí deambulando, Belén, me había caído bien, ella no tenía la culpa de lo que había pasado.
En ese momento Héctor entró en la sala.
- Soraya, si queréis os podéis, quedar hoy aquí, quedarse vais a tener difícil, encontrar ahora un hotel o algo.
- No lo sé.
- Soraya han pasado muchos años, ¿todavía no me vas a perdonar? Creo que no paso tanto, se nos rompió el amor, y punto.
- Si claro se nos rompió el amor... y tu lo celebrabas con otras ¿no?, estoy harta de fingir ya Héctor, para todos quede yo como la mala, a nadie le explicamos los verdaderos motivos de nuestra separación, quedé yo como la mala, como la que había antepuesto todo antes que la familia, y estoy cansada ya.
- Dijiste, que no volverías a mencionar el tema...
- Si claro, pero estoy harta.
- Te pedí, otra oportunidad y no me la diste...
- No abras el cajón de mierda, porque creo que sales perdiendo, a nadie se lo he dicho, pero puedo explotar, mira y me salió la oferta de trabajo en Madrid, y me vino de lujo para irme, estaba cansada de tu egoísmo, y de tus engaños, esto era lo que quería evitar, peleas, reproches...
- Claro, y la niña te venia grande, y me diste la custodia, también tienes tu tus cositas guardada.
- No, perdona, eso no fue así, te cedí la custodia, para que la niña no estuviera sola en Madrid, y para que no perdiera el colegio aquí sus amigos...para que no sufriera.
- No si en el fondo lo hicieste bien, te venia grande, mira 2 meses contigo y embarazada...
- Eres muy cruel, yo no he tenido la culpa, pero si a esas vamos, tu hija y el niño de tu mujer se liaron, tu tampoco los controlaste, ¿no?, eres malo, si tu no la hubieras mandado a Madrid, no hubiera pasado eso, tu hija era feliz aquí con Samuel, pero no te convenía, que iban a decir tus amigos, que iban a decir aquí, que estuvieran los dos liados, pues mira, castigo del señor, tu hija embarazada soltera, no se puede escupir para arriba que todo cae encima Héctor.
- Vale nos hemos pasado, los dos hemos cometidos fallos...
En ese momento llego Victoria.
- Victoria, hija ¿dónde estabas?
- Estaba, dando una vuelta, estabais discutiendo otra vez
- Hija, no.
- No le estaba diciendo a tu madre, que se quedarais aquí a dormir, que no ibais a encontrar un hotel ni nada, y tu madre ha aceptado, no estábamos peleando hija, al revés.
- Mama y has aceptado, ¿nos quedamos aquí?
- Bueno, vale.
- Entonces le digo Mari que vaya preparando tu cuarto y el de invitados.
NARRA VICTORIA.
En ese momento subí a mi cuarto, la verdad me quedé impresionada con la reacción de Samuel, se lo había tomado tan bien, pensaba que no le importaba, lo pensaba y me preguntaba ¿me habría dejado de querer?
Había quedado con Laura, nos íbamos a ver esta noche nos íbamos a ir a cenar por ahí necesitaba contarle todo lo que me había pasado, ella ya sabía lo de mi embarazo, pero quería verla, y saber cómo estaba con Alberto, al parecer no estaban del todo bien.
La casa me traía muy buenos recuerdos tantos momentos que ya no volverán, en ese instante me paré en la puerta del cuarto de Samuel, escuchaba sollozos, ¿estaba llorando?, tenía la música puesta era la del "el Perdón", en ese momento Ylenia me vio.
- Entra por favor...
- Ylenia ¿qué me dices?
- Que entres, desde que vinimos de Madrid, se pasa todos los días así, se acuerda de ti, ha intentado, ser fuerte, y transmitir valentía, pero no, esta es su realidad, el te sigue amando, Victoria, y sé que tu también, lo que no entiendo cómo te has quedado embarazada.
- Pues hija, buscado no ha sido, no pienses mal.
- Entra por favor, se va a Inglaterra para olvidarte, ¿tú lo has conseguido olvidar?
- Pues no, pero, me han pasado cosas muy fuertes, no solo el embarazo. Cuando os vinisteis no comía, estaba sufriendo, y muchas cosas más.
En ese momento entré a la habitación de Samuel, a esa habitación donde habíamos vivido tanto, al abrir la puerta se me cogió un nudo en el estomago, verlo llorando, y esos recuerdos se me vinieron de nuevo a la cabeza, en la cama tenía una foto mía, era del día de la piscina.
- No llores Samuel.
- Lo siento, no te preocupes, estoy bien.
- Sé que no estás bien, pero, sé fuerte por favor.
- Sabes porque me gusta tanto la canción, porque me recuerda a lo nuestro, es que yo sin ti y tu sin mi dime quien pueda ser feliz, aunque tu padre no apoyo nuestra relación... es todo, sabes creo que ni tu ni yo vamos a poder ser feliz sin el otro, tú no eres feliz con Cristian, ni yo soy feliz así, ni con todas las chicas del mundo, he conocido a muchas, pero eres única, solo tú me sacas lo mejor de mí, me gustaría tanto que lo nuestro hubiese sido diferente...
- No, yo no soy todo lo feliz con Cristian, no soy lo feliz, que era contigo, pero lo nuestro es imposible, ojala nos hubiéramos conocido de otra forma, ojala el destino nos vuelva a juntar y esa sea la definitiva.
- Te quiero, - en ese momento me besó, la verdad no puse ningún reparo-
- Samuel, no me vuelvas a besar por favor, yo ahora soy de Cristian, aunque me gustaría ser tuya.
- - me puso la mano en la barriga- no sabes lo que daría porque este bebe fuera nuestro, ahí ya no nos podrían separar ni nada.
- Samuel no nos pongamos peor corazón, vete a Inglaterra y trata de ser feliz. O se lo más feliz posible, yo lo voy a intentar, quizás algún día, volvamos a estar juntos, si tu quieres y yo quiero, pienso que el destino nos juntara de nuevo, por lo menos lo pienso.
- Ojala. No quiero perderte, quiero tenerte aunque sea solo de amigo, por eso he tenido esa reacción, no quiero perderte, quiero una relación cordial contigo, querría algo más, pero es imposible, de amigos de hermanos, de lo que tú quieras.
- Claro que sí, además al fin y al cabo somos hermanastros, y aunque te vayas a Inglaterra volverás seguro, y nos veremos.
- Sí espero volver, claro, por cierto, no te lo he dicho, pero estas muy guapa con tu nuevo look, creías que no me había dado cuenta, pero el pelo así te sienta genial, y esa ropa tan bien.
- Muchas gracias, Samuel, me alegro que estés mejor, pero ese espero volver me ha parecido muy frio no sé, ¿no vas a volver?
- No te preocupes, por eso...
- He quedado para comer con Laura ¿te quieres venir?
- Bueno vale, ella y Alberto no están muy bien, creo que Alberto también va a la cena, quería verte.
- Amigos, todo está olvidado, todo el daño olvidado.
- Sí, amigos, claro....
- Buenas, ¿Cómo estais?
- Bien gracias, -dijo Alberto muy poco entusiasmado-
- No le eches cuenta Victoria.
-En ese momento nos sentamos, a Samuel y a mí nos toco sentarnos juntos justo
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