- Victoria, ya está todo listo, mañana tienes el billete a las 12:00 de la mañana.
- De acuerdo.
Desde la conversación de esta tarde con Samuel, no nos volvimos a hablar, el estaba encerrado en su cuarto, estaba triste, seguro que estaba llorando, iba a ser una noche larga, muy larga... estaba rota, de dolor, pero me consolaba, los momentos vividos, sus besos, me llevaría muchísimas fotos, muchísimos recuerdos con él, todos buenos momentos, empecé a recordar las palabras de mi madre, no se lo digas a tu padre, inténtalo ocultar, se feliz pero sin que se enteren.
Empecé a escribir a una carta a mis amigas, a Laura, ella tenía la misión de decírselo a las demás, Marta, Noelia...
" Laura, lo siento, no querría escribirte esto, pero me tengo que ir a Madrid, lo siento, nos han pillado, y me han mandado a estudiar a Madrid, Samuel y yo hemos roto, bueno lo he dejado, no quiero, hacerle daño, quiero que sea feliz, y a distancia ni nos iban a dejar estar mis padres, ni íbamos a ser felices, estoy rota de dolor, lo siento, no sabía cómo decírtelo, promete que me vas a venir a ver a Madrid, porfa porfa, TE QUIERO MUCHOS BESIS, VICTORIA."
Y le escribí otra a Samuel, quería que tuviera mi recuerdo, siempre.se la iba a poner en su habitación en su mesilla, además le iba a dejar una camiseta mía, que era su favorita, cada vez que me la veía se volvía loco.
"Samuel, quiero que cada vez que mires esta carta, te acuerdes de mí, de todos esos momentos bonitos juntos, cuando me tiraste a la piscina o cuando tu hermano Hugo, dijo que hacíamos muy buena pareja, todos esos buenos momentos, estoy segura, de que vas a encontrar a alguien que te quiera, eres tan bueno..., pero elige bien, te lo pido por favor, nunca te voy a dejar de querer, aunque sea como amigo, o como hermano, y por favor cumple lo prometido. UN BESI SIEMPRE, GRACIAS"
De él me llevaba varios recuerdos, su peluche con el corazoncito,
NARRA SAMUEL.
Estaba fatal, me quería morir, no entendían como eran tan crueles para separarnos, ellos no entendían nuestro amor, no somos hermanos de sangre, pero ellos nos querían hacer hermanos, pero yo a una hermana no la podía amar, como la amaba a ella, era la primera mujer a la que quería tanto, la amaba, no quería que se fuera, quería echar el tiempo atrás, quería volver a ese día de la boda, pero nada podía cambiar, pensé en fugarme con ella, pero no quería que ella pudiese sufrir, no sabía si íbamos a poder comer, tener una casa, al fin y al cabo, éramos dos niños...
Quería que se llevase un recuerdo mío, por eso iba a ir a su habitación a ponerle la camiseta en su maleta, quería que siempre tuviese mi olor presente.
NARRA VICTORIA.
Ylenia se paso a mi cuarto, estuvimos toda la noche hablando, bueno y llorando sobre todo llorando, no me quería separar de ella, ella iba a ser la encargada de darle la carta a Laura, no me quería despedir de ella, se iba poner muy mal, ya la llamaría desde Madrid. Ylenia me dijo lo que ya sabía, que mi padre no nos iba a dejar estar en contacto, que había tenido toda la culpa, y que a su madre mandarme para Madrid le parecía desproporcionado, pero lo que sabía era que a las 12:00 tenia billete de ida a Madrid, y el de vuelta lo tenía muy difícil, por no decir imposible comprarlo, quizás en navidades.... Pero, tendría que pasar tiempo, mucho tiempo...
Por la mañana salí a desayunar, no estaban ni Samuel ni Belén, aproveché, para ir al cuarto de Samuel a dejarle la carta y mi camiseta, su camiseta preferida.
Llegó la hora de salir de casa, Hugo e Ylenia, estaban en la puerta para darme el ultimo abrazo. Mi padre estaba allí, seguía muy serio, pero tenía lágrimas en los ojos, era la primera vez que lo veía emocionado, pero era tan cabezón que no se iba a bajar del burro.
- No te vayas Victoria, -me dijo Hugo, con lagrimas en los ojos-
- Me tengo que ir cariño, pero volveré, te prometo que volveré.
- -Ylenia empezó a llorar también- te voy a echar mucho de menos, tía, ¿a quién le cuento yo ahora mis problemas y a quien le pido consejo?
- No lloréis, que me vais a hacer llorar a mi también y no quiero.
Me monte en el taxi, antes giré la cabeza y eché una última mirada a la casa.
El taxi, llego a la estación, estaba preocupada porque no había visto ni a Samuel ni a Belén,
Al bajarme, arrastre mi maleta, hasta el edificio, y de repente ví a Samuel y a Belén, me pidió disculpas y me dijo que no quería que me fuera, que lo sentía mucho, que su hijo estaba muy enamorado de mi, y Samuel, me dijo lo de siempre que me quería mucho, que me amaba, me dijo que tenía un regalito en mi maleta, y yo le dije que en el primer cajón de su mesilla, tenía otro para él, me besó, intente apartarme pero no pude, justo en ese momento vi como aparecían las chicas.
- Laura, Noelia, Diana, Marta, ¿que hacéis aquí?
- Samuel, nos lo ha dicho, y queríamos despedirte.
- Lo siento, perdón, pero me daba mucha pena decíroslo – en ese momento empecé a llorar-
- No pasa nada de verdad.
- Laura, prométeme qué vais a estar bien, sigue con Alberto por favor, os voy a echar mucho de menos.
- Claro que sí. No lo voy a dejar.
- -al oído le dije- cuídame a Samuel por favor, mantenme informada de todo lo que le pase, a ver si encuentra a una chica que lo quiera y rehace su vida
- ¿Tú no sientes eso verdad?
- Claro que no Laura, me gustaría quedarme y ser yo su mujer, pero.... Y me gustaría llegar un día, aquí, y que estuviera libre, y poder disfrutar de nuestro amor, libremente con una carrera y un trabajo, pero no lo digas, quiero que el sufra lo menos posible, y si me ve así pues quizás le reconforte más.
- Bueno chicos me tengo que ir, va a salir ya, echadme mucho de menos, y acordarse tanto de mí, como yo os echaré.
Empecé a andar con la maleta, me iba a montar en el tren, a medio camino me gire y les lance un beso y una sonrisa, seguí mi camino llorando, no quería irme así, y más después de encontrar el amor
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