'Sin Identidad' coge identidad

Tras cuatro semanas viviendo las aventuras de María Fuentes / Mercedes Dantés ya se puede hacer una valoración bastante objetiva de la serie sin caer en la precocidad propia de este tipo de series.

Como valoración general se puede decir que estamos ante una historia que suena bastante familiar, pero con unos matices muy interesantes. Esos mismos matices son los que me han hecho aguantar frente al televisor unas semanas más. Los dos primeros capítulos fueron muy buenos, como todo lo que hemos visto hasta ahora, pero quizás la trama era prácticamente idéntica a la de Niños Robados, la gran mini-serie que nos presentó Telecinco hace unos meses. Esto me hizo desilusionarme porque quizás cuando te plantas frente a la caja tonta para ver una ficción nueva lo mínimo que te esperas es que te sorprenda y esta excepto en los primeros minutos no me sorprendió nada. La trama era casi el 90% calcada a la mini-serie de Telecinco, pero esos pequeños matices de los que hablaba me hicieron aguantar y tras dos capítulos previsibles llegó lo bueno.

El capítulo 3 nos descubrió en todo su esplendor el personaje de Amparo y todo lo que podía dar de sí, uno de los personajes más malvados de la serie, pero como buen personaje malvado en el fondo tiene su parte de sentimental y a mí personalmente Verónica Sánchez me ha cautivado como actriz logrando que un personaje despreciable como Amparo le tenga algo de apego durante estos capítulos. Sin duda, este personaje es una de las novedades que sí que aporta esta ficción respecto a la de Telecinco, la hermana malvada que intenta aprovecharse de la situación.

Otro de los puntos fuertes de esta ficción son los saltos temporales que a mí personalmente me encantan y lo valoro mucho. No debe ser fácil encajar tantos saltos temporales sin cagarla mucho. Esto, que para mí es un punto positivo, para otros puede llegar a ser negativo, ya que mucha gente se sienta a ver la televisión y no quieren pensar ni liarse en nada, que se lo den todo mascado vamos. Quizás esto sea una de las claves de porqué más de un millón de personas abandonaron la serie del piloto al siguiente capítulo.

La parte de que todo el mundo crea que la protagonista, personaje interpretado por Megan Montaner, está muerta me encanta mucho muchísimo. Y eso de que 10 años después vuelva para vengarse en un entorno relativamente tranquilo no me puede poner más.

Megan está estupenda, hace a la perfección la típica niña buena, de familia acomodada que aunque tiene la mente abierta tiene ese resquicio de clasismo y eso le humaniza mucho al personaje, nadie es perfecto dice no?.

El entramado de gente acomodada más malos que la quina me encanta. Luisa Vergel (Lydia Bosch), Francisco José Fuentes (Jordi Rebellón), Enrique Vergel (Tito Valverde), Bruno Vergel (Miguel Ángel Muñoz) encarnan a personajes interesados, capaces de todo y que poco a poco van enseñando la patita como se suele decir. La cara que se le puede quedar a Luisa Vergel cuando reaparezca su hija muerta puede ser una bomba.

Y como no la parte sentimental tanto con la madre biológica de María (Victoria Abril) como con su amigo abogado con demasiado roce (Daniel Grao) siempre da juego y gusta al espectador.

Y aún falta bastante trama necesaria con Sor Antonia (Elvira Minguez), imagino que ella no quedará exenta de la futura venganza.

Quizás yo hubiera agilizado el proceso y hubiera introducido la venganza antes, no sé si es por las ganas que tengo de que el pastel se descubra o por que verdaderamente creo que hubiera beneficiado a la serie.

Si tuviera que valorar la serie por lo que he visto hoy en día le daría un notable, buena calidad visual, presentada de una forma diferente y un buen elenco. Le falta potencia en algunos aspectos y espero que todo eso vaya surgiendo episodio tras episodio.

Respecto a la audiencia creo que podemos estar contentos los seguidores, parece que hacer un 19% es un dato regular y para nada, es un gran dato y espero y deseo que se mantenga para poder disfrutar al 100% de esta historia.

EL OJEADOR