Una vez más, llegan las frases memorables de la serie de televisión, Los Hombres de Paco. Les llega el turno a las referentes a lo dramático del capítulo 103, titulado ¡Amor a bocajarro!, tras la exposición de las cómicas previamente. El contenido dramático de este capítulo ha sido abultado, superando en el mismo al capítulo anterior a este, y dejando la comedia en un segundo plano, al igual que en la mayoría de capítulos de la denominada Resurrección. Empecemos pues, con la exposición de las frases dramáticas.
El capítulo comienza con una voz en off procedente de Silvia, esta se halla en el bar de los Cachis mientras está con Pepa, en vísperas de su inminente boda...
Silvia: (voz en off) Dicen que enamorarse es un acto reflejo. Algo que no se puede aprender... ni controlar..., como el respirar (se vio un flashback en el que Silvia y Pepa estaban en el baño, mirándose apasionadamente y tocándose tiernamente)Yo... no creo que sea así. Yo he tenido que aprender a querer (se vio otro flashback en donde Silvia iba de la mano con Pepa en un garaje) a una mujer porque me enamoré de una. Aprendí a pasear agarrada a su cintura..., a deslizarme en su cama temblando... (un nuevo flashback mostró a Silvia y Pepa desnudas en una cama, arropadas únicamente por unas sábanas, y besándose), y a tener el doble de ropa interior en mi armario. Y lo hice con el mismo miedo (otro flashback mostró a las manos de Pepa y Silvia rozándose mutuamente)... y la misma excitación... que una niña de cinco años patinando por primera vez en una pista de hielo. Mañana es el día de mi boda... y ya no tengo miedo
Pepa: Vamos a tener que irnos, eh, que mañana nos casamos pelirroja (le dijo, en voz baja, para que nadie más les escuchara) Y digo yo... (sonrió) que habrá que ensayar la noche de bodas, ¿no? (metió una pierna por debajo de la mesa, para entrecruzarla con las de Silvia. Ambas rieron)
Silvia: Pues no podemos dormir juntas
Pepa: ¿Por qué?
Silvia: Hombre, ya has oído lo que dicen, que la noche antes ni tocarse, ni verse, ni nada. Si quiero hacer las cosas bien y que durmamos separadas. Así mañana llegar al altar y verte, con mi padre, cogida del brazo así (hizo un gesto extendiendo el brazo pero cruzando el codo hacia sí misma, como si alguien le fuera a tomar el brazo) Y tú ahí preciosa (le sonrió a Pepa, alegre)
Pepa: ¿Es eso es lo que realmente quieres? (este comentario hizo reír a Silvia)
Silvia: No (respondió, en medio de las risas. Pepa también se rió) Pero me gustaría intentarlo
Pepa: Vale. Vamos (le dijo a Silvia, en un tono prácticamente inpercepitble. Silvia le asintió con la cabeza, entusiasmada, se bebió un trago de whisky, Pepa le siguió el gesto bebiéndose el suyo y finalmente, ambas se levantaron de sus asientos. Pepa y Silvia se dieron la mano y se dirigieron a la salida del bar de los Cachis. Cuando se hallaron próximas a la salida se detuvieron y se miraron la una a la otra. Atinaron el oído, al parecer había comenzado a sonar una canción, y aprovecharon su compás para abrazarse, acariciarse y establecer contacto por gran parte de su cuerpo)
Silvia: Pepa... (tras estar un rato bailando relajadamente) Si llego a saber que bailas así de mal... no me caso (se soltó de Pepa y se marchó del bar a toda prisa)
Pepa: Hija de puta (dijo, desternillándose, y salió detrás de Silvia)
En la casa de Sara, esta y Aitor se encuentran durmiendo juntos, desnudos. Sara comienza a tener unas imágenes desagradables en las que diversos hombres son disparados. Ante ello, se despierta, sobresaltada, algo que también había despertado a Aitor bruscamente. Sara había tenido una horrible pesadilla, una pesadilla muy vívida...
Aitor: Eh, Sara, Sara, tranquila. Eh (Sara jadeaba a causa de la consternación del sueño) Eh, eh, Sara, tranquila. Llevas... llevas desde las 5 de la mañana dando vueltas. ¿Te pasa algo?
Sara: Creo que...(miró a Aitor preocupada, y después dirigió su mirada al techo de la habitación) Creo que he soñado con Lucas (en la casa en la que convivían Mariano, Paco y Don Lorenzo, ellos tres estaban en la cocina, desayunando. Una llamada de Lucas desvía a Paco su atención hacia su móvil, al cual había llamado Lucas)
Paco: Es Lucas (Mariano se disponía a untarse la mantequilla en un pan de molde, cuando la noticia de que Lucas estaba llamando le dejó prácticamente sin capacidad de movimiento por unos instantes) ¿Quiere usted un poco de café, Don Lorenzo?
Don Lorenzo: Sí, sí, gracias (saliendo del ensimismamiento en el que se hallaba sumido)
Mariano: De-debe ser que ha llegado (mirando su reloj mientras decía esto) al aeropuerto de Amsterdam, estará esperando en el trasbordo pa'ca. ¿No se lo coges, Paco? (dijo, en vista de que Paco no tuvo intención de coger la llamada)
Paco: ¿Qué? (sin enterarse de lo que le había dicho Mariano. Este señaló al móvil con la mirada) S-el... (el móvil dejó de sonar y apareció un mensaje en la pantalla diciendo "Llamada desviada") Se ha, se ha... (miró la pantalla del móvil y seguidamente volvió a observar a Mariano y Don Lorenzo. En la casa de Sara, mientras tanto, esta estaba inquieta por la pesadilla que había tenido, y Aitor estaba a su lado en la cama...)
Aitor: Bueno, por mí está todo bien, vale. Además, que yo ya estoy acostumbrado a compartirte, Sara. No sé, que... que Lucas se quede en los sueños que yo me quedo con la vigilia
Sara: No, pero ese no es el problema (en la casa de Paco, Lucas había vuelto a llamar, en esta ocasión, al móvil de Mariano. Se quedó impasible, observando el móvil)
Paco: ¿No lo coges? Igual es que quiere que vayamos a recogerlo a... al aeropuerto (repitiendo las palabras que Mariano había usado previamente. El móvil dejó de sonar pasados unos segundos, sin que lo cogiese nadie. En la casa de Sara, mientras tanto...)
Aitor: ¿Y cuál es el problema, Sara?
Sara: No sé, no... no sé como explicarlo (le costaba hablar, estaba tensa. En la casa de Paco, entre tanto, esta vez fue Don Lorenzo quien recibió una llamada de Lucas. Don Lorenzo sacó el móvil de su bolsillo para verificarlo) Pero creo que algo malo va a pasar
Mariano: ¿No lo coge usted, Don Lorenzo? (Don Lorenzo también ignoró la llamada y se puso a leer el periódico)
Don Lorenzo: No. ¿Y quieres que te diga por qué no lo cojo? Porque yo no soy amigo de Lucas. Porque si lo fuera ya le habría dicho... lo que le espera en San Antonio. Pero... no te preocupes. (el móvil dejó de sonar. Don Lorenzo dejó el periódico sobre la mesa y se levantó de la silla) Que en cuanto aterrice en Barajas ya sabrá que... le has estado engañando. Todos
En la comisaría tiene lugar la siguiente escena, en la que Rita entra, pasando por el control de seguridad, en el recinto, y ve a Montoya a lo lejos. Rita se le acerca con ilusión, y, cuando está a su altura, le habla...
Rita: Gonzalo (este se dio la vuelta y observó a Rita en silencio. A los pocos segundos, sonrió) Que... ¿cómo ha ido por Nápoles? Le iba a llamar, eh, pero... digo, "¿qué le digo?" Y...luego pensé, igual le envío un mensajillo mejor, pero digo, "¿qué le pongo?" Soy así... de ponerle "cari" o "buenos días,... inspector" (Montoya se fue acercando a Rita, poco a poco, con dulzura) Y tampoco no tenía muy claro yo si... lo de ir a-a la boda iba en serio, porque como me he equivocado tantas veces... que no pueda... (sin más preámbulos, Montoya besó a Rita en los labios, al que esta correspondió. Cuando hubieron terminado de darse aquel beso, varios agentes silbaron, vitoreando a la pareja. Curtis se dirigió hacia ellos, y carraspeó, para que se dieran cuenta de su presencia)
Curtis: Parejita. ¿Puedo interrumpir? Que vienen los espaguetti a llevarse a Franscesca Luchesi. (señaló con la mano a unos hombres que iban junto a la comandante Marina Salgado del CNI)
Montoya: ¿Cómo?
Curtis: Por lo visto le mandan de una comisión rogatoria de la fiscalía anti-mafia italiana. Tiene que declarar ante el juez a las 12 del mediodía y tiene que irse a la plaza de Castilla
Montoya: Eso no puede ser. Luchesi está protegida por esta comisaría, y ni la fiscalía anti-mafia ni nadie se la va a llevar de aquí (se marchó de allí, dejando solos a Curtis y Rita)
Curtis: Tú ya me contarás qué haces aquí dándote el filete con un alto mando de la policía nacional (dirigiéndose a Rita, intrigado al haber visto a esta y Montoya besarse. Rita sonrió ante las palabras de Curtis y se llevó las manos a la cara)
Aitor, en casa de Sara, se prepara para una grabación, en pos de enviar un mensaje a Pepa y Silvia, antes de que tenga lugar su boda, de modo que Aitor le da al botón de la cámara digital, que estaba apostada en un trípode, para dar comienzo a la grabación, y se coloca dentro del enfoque de la cámara...
Aitor: (inicia la grabación con un saludo militar) Morena, pelirroja, ¿qué tal? Nada, que... que si os hubiéramos regalado un viaje, no sé, la-la típica cubertería... pero yo creo que esas cosas después se olvidan así que... os hemos grabado este vídeo. Bueno, puede que-que... que para muchos seáis un ejemplo... (se interrumpió por un momento y miró hacia la entrada de la habitación, dado que Sara había abierto la puerta y había entrado allí en plena grabación. A pesar de todo Aitor continuó) Por ser el primer matrimonio homosexual del cuerpo. Pero para mí lo sois por mucho más. Por no hacer caso a lo que todo el mundo decía que estaba prohibido, que no era conveniente (una serie de flashback mostraron muchas de las experiencias vividas por Sara y Aitor, antes de estar juntos y también durante su relación sentimental) Por ser una de las pocas que... que han conseguido coronar un ocho mil (Sara miró a Aitor con gran interés mientras este hablaba), aunque haga-aunque haga un frío que te cagas..., (otro flashback mostró a Sara y Aitor besándose en el patio de un convento de monjas) aunque no haya oxígeno. Sólo para daros el gustazo de... (otro flashback recordó el momento en el que Sara y Aitor se casaron de mentira) de tener el mundo a vuestros pies (el mismo flashback, mostró un momento en donde Aitor cogía a Sara en brazos y se comenzaban a besar)..., aunque sólo sean unos minutos. "Hay mariposas que sólo duran un día. Yo tengo 10 por delante..., 10 días para agotar mi vida con Sara" (pensó en estas palabras, en este dicho, deteniéndose en el discurso a Pepa y Silvia por unos instantes, observando a Sara, ahondando en lo más profundo de sus sentimientos. Breves segundos más tarde, volvió a mirar a cámara) Tan cortos como... como la vida de una mariposa de Vietnam. Bueno..., (soltó una risotada) de verdad, que seáis muy felices (guiñó un ojo y cerró la tapa de la cámara, cortando así la grabación. Aitor se sentó al borde de la cama y Sara se le acercó)
Sara: ¿Yo te dejo sin oxígeno?
Aitor: Sara, tú... tú a mí me dejas sin oxígeno..., sin hidrógeno y sin toda la puta tabla de elementos periódicos (Sara sonrió a Aitor y se sentó encima de sus piernas. A continuación le besó y le vinieron a la mente los acontecimientos tan delicados que había presenciado en su sueño. En ellos, oía un disparo, había alguien muerto en el suelo y Sara gritaba "¡no!" con gran fuerza. Sara miró a Aitor preocupada al recordar esto, dejándole de besar, y, para no preocupar a Aitor más de la cuenta, le abrazó)
En la casa de Paco, donde convivían tanto él como Mariano y Don Lorenzo, Paco se encuentra planchando una camisa blanca, una de las que llevaría puesta para la boda, en pleno salón, intranquilo, ya que en el horizonte tenía la boda entre su hermana, Pepa, y Silvia. Mariano llega en ese momento, con el traje de gala puesto para acudir a la boda...
Paco: ¿Qué, Mariano, ya-ya estás vestido? ¿Qué hora es? (preguntó, sin darle tiempo a Mariano a que respondiera su primera pregunta)
Mariano: Las 10 menos cuarto. (abrió un cajón que estaba situado debajo de un estante, al fondo, y sacó de él una pistola. Le quitó el cargador a la pistola y comprobó que tuviera balas, después volvió a meterlo en el arma) Paco, tú sabes que se va a liar, ¿verdad? En la boda digo
Paco: Ya está bien, Mariano, no-no me- no me calientes más la cabeza, coño, que no puedo. Que eres un agorero
Mariano: ¿Agorero?
Paco: Sí
Mariano: No,no, agorero no, Paco, lo que pasa es que conozco a Lucas, perfectamente. Y nadie le quita lo que es suyo sin llevarse una patá en la cabeza... o un tiro (enfundó el arma, habiendo terminado de revisarla. Paco cogió su revólver y abrió el tambor para examinarlo. Cuando acabó cerró el tambor del revólver y miró a Mariano con leves signos de angustia) Tienes que hablar con la niña, Paco. Tienes que hablar con Sara. (Don Lorenzo llegó al salón en ese momento donde estaban Paco y Mariano con un surtido de corbatas en sus manos)
Don Lorenzo: Chicos. Que-que... que estoy escogiendo una corbata, ¿qué os parece esta malva? (probándose la corbata a la que hizo referencia, poniéndosela en el lugar correspondiente pero sin llegar a atársela) Como para ir un poquito entonado, ¿no? Como yo-, para una boda homosexual está bien
Paco: La-la malva, Don Lorenzo, la malva (en ese momento tocaron la puerta y Paco fue a abrir) ¡Va!
Don Lorenzo: ¿La malva? (le pregunta a Paco, pero él estaba ocupado yendo a abrir la puerta) ¿La malva? (repitió la pregunta, pero, en esta ocasión, dirigida a Mariano, cuando Paco le abrió la puerta a la persona que había tocado, que era Pepa) ¿Eh? (de pronto, todo el mundo observó a Pepa extrañado, ya que esta dejó las bolsas que había traído bruscamente sobre el sofá, enfadada...)
Pepa: Valiente hija de puta su hija, Don Lorenzo. Si es que... no tiene creada ("creada" o algo similar dice) su mierda de carácter, ¿no?
Pepa: Vamos, Pepa...
Pepa: (se aleja de Paco poniendo la mano en alto para evitar que la tocase) No la aguanta ni dios, Paco, ¡ni dios! Que no me caso. ¿Vale? (aquí se dirigió a todos los presentes, es decir, Paco, Don Lorenzo y Mariano) Que me da igual, ¡que le den por culo pero yo no me caso! (Pepa miró las caras de desilusión de Mariano y Don Lorenzo, conteniendo la risa. Poco después, rompió a reír) ¿Qué pasa? (dijo, en un tono muy bajo, mientras se reía) Que es broma, broma (se echó a reír nuevamente)
Paco: Me cago en tu padre, niña (esto impulsó la risa de Pepa a un nivel más elevado)
Pepa: Ay, que susto, madre. Na, que me ha... echado de casa pa... pa que me pueda vestir con los hombres. ¿Pero puedo o no? (cogió su vestido de novia, que lo tenía instantes antes fuera de la vista de Don Lorenzo, Mariano y Paco)
Paco: Anda, pasa pa dentro
Paco está en el interior del bar de los Cachis, a punto para comenzar su discurso hacia la pareja formada por Pepa y Silvia, en momentos previos a su boda. Aitor controla la cámara, que está apoyada en un trípode, quedando a la altura de la cara de Paco. Sara también está allí observando a su padre...
Paco: Dale (le dijo a Aitor, y este le dio al botón correspondiente para que la grabación diese comienzo) Hermana... te quiero. No sé, no... no-nunca me imaginé... que... que te fueras a casar. Vamos, y no-y no-y no porque... porque te gusten las mujeres, sino... porque ya de... de niña..., ya eras así, va-vamos, así-así-as- que... que eras una picaflor, así..., independiente, y vamos, lo que es-lo que es un espíritu libre. Estoy muy feliz... de que te cases. Porque yo creo que... que la pareja (se vio un flashback donde Paco besaba a la que actualmente era su ex-mujer, Lola en el cuello, en el baño de la casa) Estar con alguien es... algo muy grande (otro flashback mostró a Paco y Lola muy felices, abrazados, en pleno despacho de Paco en la comisaría, celebrando algo que habían logrado) Cuando la encuentras... es para siempre (un nuevo flasback mostró a Lola asintiendo con la cabeza a Paco, contenta) Porque a partir de ese momento... tu biografía... no es la historia de tí misma..., y pasa a ser también la historia de otra persona (otro flashback más mostro a Lola llorando, y a Paco visiblemente triste también, por un fuerte problema de pareja) Y eso no lo marca ni... ni el tiempo que lleves con ella... ni el tiempo que dure. Esa verdad es para siempre (otro flashback mostró a Paco pasando la mano por la parte de la cama matrimonial en la que solía dormir Lola, después de separarse de ella...) Te quiero. Y a tí también, cuñá. Que-que ya eras cuñá mía antes pero... otra vez cuñá (sonrió, emocionado) Y una cosa más (sacó su cartera, y de ella, sacó una pieza de un pequeño rompecabezas. Comenzó a leer unas palabras que habían escritas en el dorso de la pieza) "Soy... Pepa. Tengo 6 años. Para mi- para mi hermano" (Paco no podía retener sus sentimientos y por momentos le costaba un poco hablar, debido a su emoción) Y... siempre (se guardó la pieza en la cartera, habiendo terminado de leer las palabras inscritas. Aitor le hizo una seña a Paco, como diciendo que si cortaba ya, a lo que Paco no respondió, puesto que se hallaba enmudecido, y cortó la grabación) Puede ser... tan imbécil, coño. Y eso que no es la boda, ahora co- voy a llorar como-como-como un-como una vieja
Sara: Papá. Nunca te pregunté nada cuando se acabó lo tuyo con mamá. (se acercó a Paco y le cogió la mano) No te pregunté porque no lo entendía. Porque pensaba que si lo vuestro se acababa... se tendrían que acabar todas las historias del mundo. Ahora lo entiendo (se sonrieron mútuamente y se abrazaron, con cariño)
Paco: Cariño..., tenemos que hablar (el abrazo tocó a su fin. Aitor recogió la cámara...)
Aitor: Bueno, que... que nada, que yo todavía no-no tengo el gorrito de cuero ni... ni la banderita de arco iris para la boda lesbiana así que... me voy. Vale (dijo al final, en un tono que prácticamente no se atisbó a escuchar de lo bajo en que lo dijo, y, con la cámara montada en el trípode, se marchó del bar)
La siguiente escena tiene lugar en el bar de los Cachis, entre Paco y Sara, después de que Aitor les dejara a solas, tras haber dejado su particular felicitación a Pepa y Silvia por su cercana boda. Paco lleva a una mesa donde está sentada su hija, Sara, un plato con diversos manjares...
Paco: Mira, te he-te he traído un surtidito, como no sabía pues... (se sentó en la mesa) Mira, un pincho de tortilla, con cebolla y una loncha de jamón, estos son chistorras de tudela que están muy ricas y estos son boquerones en vinagre con un poquito de... perejil (Sara no atendía a las explicaciones de su padre sobre aquellos manjares ni lo más mínimo, y en vez de mirarlos, miró directamente a Paco) Que tienen... tiesto en su...
Sara: Papá (interrumpiendo a Paco, no le interesaba para nada aquello) Ya
Paco: Ya... Pues... quería hablarte de-de Aitor..., de tí..., y de Lucas. Porque no has hablado con Lucas, ¿no?
Sara: ¿Quieres decirme cuándo y qué tengo que decirle a Lucas?
Paco: Sara...
Sara: ¿Es eso? Papá, tengo 21 años. No puedes vivir pendiente de lo que hago y de lo que digo. Y mucho menos de lo que siento. ¿Te digo yo que tu historia con mamá se acabó, que vives solo desde hace 2 años, que deberías rehacer y que hay trenes que sólo pasan una vez? (Paco no respondió a esa pregunta) Yo no te juzgué a tí, papá. No me juzgues tú a mí. Déjame que acierte, que me equivoque. Déjame estamparme contra la pared (en ese momento la Salgado llegó al bar y saludó a Paco con la mano. Este la observó de reojo, intentando no perder el hilo de la conversación con Sara) ¿Qué quieres que te diga, lo que va a pasar cuando venga Lucas? No lo sé. No me pidas que adelante ese momento porque no puedo (Paco se mantuvo expectante, observando a su hija, incapaz de decir nada) Me voy a cambiar (Paco asintió con la cabeza, pensativo) ¿Vale? (Paco sonrió levemente a Sara, momentos antes de que esta abandonase el bar de los Cachis)
En la sala principal de la comisaría, tras las grabaciones destinadas a Pepa y Silvia de Paco y Aitor, en esta ocasión le llegaba el turno a Rita, que inició la suya en aquel momento, ayudada por Aitor, que era quien dirigía la cámara...
Rita: Princesas... Que os quiero decir una cosilla. Que aunque no tengo mucha experiencia... a mí me dejaron plantá en el altar..., estando embarazá..., mm, y con el virgo perdido por el hermano gemelo. Pero... ahí me di cuenta yo que la vida es como una partida de tute. Que no tiene juego. Y de repente te está viniendo una pareja rara (un flashback mostró a Montoya en la ducha de la comisaría, desnudo. Abrió la cortina y se encontró justo delante a Rita. Varios momentos más se recordaron, como cuando estaban vigilando en medio de la noche unos almacenes Montoya y Rita, en el interior de un coche K ((un coche patrulla, pero que no tenía los distintivos ni el diseño normal de un coche de policía, pasando de esta forma desapercibido para los delincuentes)), en el laboratorio de comisaría Montoya se disponía a decirle algo profundo a Rita, en la sala de tiro, cuando Montoya también iba a comenzar una conversación usando el nombre de Rita para ello, el momento también en donde, tras ser pillado en la ducha, Rita le hacía la siguiente pregunta a Montoya: "¿A usted le gusta el porno, inspector?". Otro momento mostraba a Montoya desnudo, delante de Rita, diciendo el inspector lo siguiente: "Rita, que no es la primera vez que me miras y me miras y me miras como una primera vez". En la misma escena, Rita decía... "¿Pues a usted qué le excita más, lo que es chico-chica, chica-chico, chico-chica, chica-chica", a lo que Montoya respondía: "Mira, Rita, no voy a tener esta conversación contigo". Otro momento mostró a Rita dándole una palmada en su trasero a Montoya, justo después de presentarle al inspector de Asuntos Internos, Trujillo, acompañado de sus hombres. En el flashback, un último momento, mostró a Rita y Montoya en la vigilancia nocturna que se pudo visualizar segundos atrás, diciéndole las siguientes palabras Montoya a Rita: "Rita, eh..., vigi-vigila. Vigila, eh, que te estás despistando") Y cantan las 40, y ganan la partida (dijo, en medio de una sonrisa de felicidad) ¿Y qué quiero decir yo con esto? Pues que todos somos raros (una nueva serie de flashbacks mostraron las siguientes cosas: a Montoya portando una chaqueta en el hombro, en pose de autosuficiencia, a Rita entrecerrando los ojos, en donde, por encima de sus párpados, se podían leer las palabras "I Love You", a Rita y Montoya abrazados y muy abrigados en el interior de una tienda de campaña, a Rita besando a Montoya en la parte derecha de la cara, mientras estaban con una vigilancia en el interior de la furgoneta de confecciones Puri, con unos auriculares puestos, a Montoya y Rita riéndose en una noche bastante fría...) Y yo creo en los amores raros. (otro flashback mostró el primer beso de Montoya y Rita, que se produjo en el interior de la furgoneta de vigilancia, no mucho antes de la detención de Bravante) En los no previstos. Y que cuando lancéis el ramo... voy a salir como una loca a por él. Y que estoy feliz de veros juntas. Que sois unas zangüangas... y que os quiero mucho (puso las manos en el pecho,y seguidamente lanzó un beso a cámara...)
En la casa de Paco, Don Lorenzo y Mariano, este último se dispuso a comenzar con su discurso hacia Pepa y Silvia, que se iban a casar en pocas horas. Aitor, era el encargado de grabar a Mariano. Cuando comenzó la grabación, Mariano procedió a hablar...
Mariano: Hola, chicas. Eh... Bueno, yo... Yo no sé mucho de matrimonio lesbianos. Bueno, ni de matrimonios lesbianos ni... ni de los otros porque lo mío... (se rió por unos instantes) Yo-yo he pasado de... matrimonio con orden de alejamiento a... a viudedad por bomba lapa..., hasta... hasta nulidad por matrimonio blanco... con una superior de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado. Y otras cosillas que no vienen al cuento, así que... Y al final he terminado con Paco. No estamos mal, eh. Los solteros de oro. Pero... tanto a Paco como a mí nos falta algo que tenéis vosotras (un flashback mostró a Bernarda, la única chica con la que Mariano ha disfrutado de sus momentos de máxima felicidad dentro de la serie, en la que, desde un pasillo de la planta superior de la comisaría, Bernarda iba mostrándole una serie de carteles a Mariano, que estaba en el interior de la sala briefing, con mensajes escritos en ellos. En los carteles que se llegaron a leer en este flashback, en uno de ellos decía "A cuidar de mí", en otro ponía "Te quiero piltrafilla") Nos falta una pareja... que nos roce con el pie... (un nuevo flashback mostró a Mariano disfrazado de principe, alzando a Bernarda en brazos, a la comandante Salgado acariciando la cara de Mariano con tacto...) bajo la inmensidad del edredón. Os deseo lo mejor. Que tengáis suerte. Que os queráis mucho toda la vida. De verdad. Corta (le dijo a Aitor, y este cerró la tapa de la cámara, dando fin así a la grabación de Mariano)
Aitor: (carraspeó) Bien. (soltó una risotada) Ha sido muy bonito, eh, Mariano. Bueno, que... que yo me voy a grabar a Sara y nos vemos en comisaría, que así salimos todos juntos, ¿vale? (se dispuso a salir de la casa, cuando...)
Mariano: Aitor (Aitor se detuvo) Tú no vas a ir a esa boda. Lucas está... aterrizando ahora mismo en el aeropuerto de Barajas. Viene a... a la boda. A darle una sorpresa a Sara. Así que Sara no puede saberlo. Tal y como están las cosas y... y dadas las circunstancias... es mucho mejor que no vayas. Y lo siento, de verdad (le puso la mano en el hombro a Aitor, en señal de apoyo, y se marchó de la casa. En ese instante un avión se disponía a aterrizar en el aeropuerto de Barajas, justamente el mencionado por Mariano...)
En el laboratorio de la comisaría, Silvia está examinando con un ordenador portátil unas muestras de unos cuerpos encontrados en el maletero del coche nupcial, cuando recibe una llamada a su móvil. Silvia cogió de la mesa el móvil, se levantó, y contestó...
Silvia: Sí (la persona que estaba al otro lado de la línea era Pepa)
Pepa: Cariño, ¿vas ya de camino? No me vayas a hacer esperar más de los 5 minutos de rigor, eh.
Silvia: Sí, estoy... estoy-estoy saliendo, Pepa (improvisando una mentira) Eeespérame ahí.
Pepa: ¿Dónde te viene bien que te espere? ¿Te viene bien aquí? (en ese momento abrió la puerta del laboratorio e irrumpió dentro)
Silvia: ¡Date la vuelta, Pepa, joder! (Pepa, haciendo caso a Silvia, se dio la vuelta, al igual que ella, quedándose finalmente espalda contra espalda, sin mirarse entre sí)¡Jolín, que llevamos los vestidos de novia!
Pepa: ¿Se puede saber qué cojones estás haciendo aquí, Silvia?
Silvia: Pepa, estos cadáveres han aparecido en el maletero del coche de mi padre
Pepa: De puta madre. ¿A mí qué coño me importa donde han aparecido los cadáveres? ¿Qué quieres que cambiemos ahora, la iglesia por el tanatorio o qué?
Silvia: Pepa, estás sacando las cosas de quicio, si aún queda una hora
Pepa: ¡Ah, yo! ¡Yo saco las cosas de quicio! Mira..., a mí alguien me dijo ayer que quería hacer las cosas bien. ¿Te referías a esto? ¿¡A abrir dos cadáveres en canal con el traje de novia puesto el día de nuestra boda, eso es para tí hacer las cosas bien, Silvia, coño?!
Silvia: ¡Pues no sé, dímelo tú que eres una experta en hacer las cosas bien, ¿quieres que saque tu currículum a pasear?!
En el laboratorio, la conversación entre Silvia y Pepa continuó, conversación llevada hasta los límites de discusión debido a la estancia de Silvia en el laboratorio cuando apenas quedaba una hora para que se celebrara la boda entre la pareja...
Pepa: Siempre había escuchado, Silvia... que la novia el día de su boda llevaba... algo nuevo, algo viejo y algo azul. Pero... dos muertes en un maletero... no las había escuchado nunca. Una cosa. El reglamento pre-boda dice que... que da mala suerte ver a la novia... vestida antes de la ceremonia, ¿no? ¿Pero dice algo de besarla? (Silvia negó con la cabeza, y sonrió por un momento)
Silvia: No. Dice que no se pueden tocar la noche antes y con el vestido puesto... lo único anti-reglamentario es verse
Pepa: Pues si es así..., cierra los ojos, pelirroja (tanto Pepa como Silvia cerraron sus ojos y se dieron la vuelta. A continuación se acariciaron las manos suavemente, siguiendo por otras partes del cuerpo, como bien hicieran en el bar unas horas antes...) Debe de estar usted preciosa..., inminente señora de Miranda
Silvia: Debe de estar usted preciosa..., inminente señora de Castro (después de decir esto, se besaron en los labios, pero el mágico momento no duró mucho, puesto que Don Lorenzo entró al laboratorio)
Don Lorenzo: Pero hijas, vamos... (se detuvo al darse cuenta de que Pepa y Silvia estaban abrazadas la una a la otra Joder, ¿es que no-no podéis esperar un momentito? (Pepa se rió ante el comentario de Don Lorenzo, se separó de Silvia, la besó en la mano, y, dirigiéndole una sonrisa a Don Lorenzo, se dirigió a la salida del laboratorio) 5 minutos, Silvia, eh. No me vayas a poner a prueba en eso
Silvia: Vale (Pepa se ajustó el vestido de novia de tal forma que pudiera salir del laboratorio sin tropezarse. Don Lorenzo cerró la puerta tras de sí cuando Pepa salió)
Don Lorenzo: Vamos, Silvia. Nos están esperando (Silvia asintió a Don Lorenzo, sonriente, y miró los cadáveres envueltos en una sábana blanca) 5 minutos
En la casa de Sara, Aitor se encuentra cabizbajo, en vista de la cercana boda entre Pepa y Silvia, y a la que Mariano le ha prohibido que fuera, por la vuelta de Lucas Fernández, como invitado a la boda. Sara estaba con él en esos instantes. Aitor se acercó a un armario y sacó ropa del mismo. Le acababa de decir a Sara que no asistiría a la boda...
Sara: ¿Cómo que no vienes a la boda? ¿Aitor, qué pasa? Aitor (repitió, puesto que no le respondía)
Aitor: No pasa nada, Sara. Que me marcho, te dejo, se acabó. Se acabó nuestra historia de mentira, se acabó el ir a la boda de tus tías como una pareja normal y... y se acabó ir por la calle como... como si no pasara nada, Sara (cuando acabó de sacar ropa del armario lo cerró)
Sara: Aitor. Aitor, ¿pero por qué? Oye (Aitor estaba llorando, estaba realmente afectado por tomar esa determinación) Eh. Dijimos que íbamos a vivir los 11 días de nuestra historia sin importar el final. Y llevamos 8
Aitor: A lo mejor, Sara, a lo mejor yo no soy como una-como una mariposa del Vietnam..., Sara. No. Yo no me puedo quedar aquí con-con los brazos cruzados... esperando a que llegue el final y me estalle en la cara, no puedo, Sara. No me puedo quedar en un lugar que no me corresponde
Sara: Sí te corresponde (con convicción en sí misma)
Aitor: No, Sara
Sara: Sí. Te lo has ganado a pulso
Aitor: Sara...
Sara: Ahora es tu sitio. Quiero que vayas
Aitor: Sara, si-si... si vamos juntos a esa boda... va a pasar algo malo (Silvia recordó los flashes que había tenido en el que disparaban a alguien muy querido para Sara, y ella gritaba "¡no!" a pleno pulmón...) Y tú lo sabes (le puso la mano en la cara a Sara) Lo has soñado, ¿no? (Sara puso su mano sobre la que le estaba tocando la cara de Aitor, y cerró los ojos, intentando dejar atrás futuras posibles desgracias...)
Sara: Me da igual lo que pueda pasar. La última boda en la que estuve me pegaron un tiro. No creo que pueda pasar nada peor que eso. Siempre y cuando estés conmigo
Aitor: Escúchame. Si voy contigo a esa boda... no hay vuelta atrás
Sara: Voy a ir contigo (su voz se repitió en forma de fondo, con un eco incorporado...) "Voy a ir contigo..."
La siguiente escena tiene lugar en el coche de la comandante del CNI, Marina Salgado, que está a punto de abandonar la comisaría de San Antonio. De pronto, sin previo aviso, Paco se mete apresuradamente en el coche, antes de que la Salgado arranque. Esta se sorprende al verlo allí...
Paco: ¿A cuento de qué..., Marina? Vienes un día y... y me dices que te estás enamorando de mí. Así, a... a bocajarro. No sé, si-sin... un... un café, un... un paseo, un... una cita, un-un cine. Y además que... Que eres la ex de-de Mariano. Que digo la ex, no ha-no has firmado ni-ni los papeles del-del divorcio. Y ahora te vas. ¿Por qué? ¿Por qué-..., por qué me haces esto?
Salgado: (sonrió, intentando sobrellevar aquello lo mejor posible) No sé, Paco. No lo sé. No sé... como ni... cuando ni... ni porqué, solo sé que... Que es lo que siento (Paco y la Salgado se miraron durante largos segundos, en los que parecía que se hubiera detenido el tiempo... Finalmente, acabaron besándose, y Mariano, desde fuera del coche, a través del cristal delantero del coche, observó a los dos agentes enfrascándose en aquel beso...)
Paco: Marina... ¿Quieres ser mi acompañante en la boda de mi hermana? (la Salgado y Paco se sonrieron y volvieron a besarse, esta vez con más profundidad. La cara de Mariano era un poema. Estaba absolutamente consternado por la visión que estaba teniendo, que para él no era agradable... A Paco, pasados unos segundos, le comienza a sonar su móvil. Paco se aparta de la Salgado, para intentar buscar el móvil por sus bolsillos...) Perdona, eh. Perdona (dijo, en un tono muy bajo, dulce, para no poner nerviosa a la Salgado, que, sonrió a Paco con toda sinceridad, como haciendo ver que no le importaba en absoluto que le hubieran llamado en ese momento. La llamada era procedente de Lucas. Paco atendió a la llamada) Lucas. Bienvenido a casa (Mariano seguía observando atónito a Paco y Salgado, sin darse cuenta de que Povedilla estaba a su espalda, con una mascarilla puesta)
Povedilla: Su-subinspector. Di-disculpe, sub-inspector, mire..., mire lo que he encontrado en el maletero de la escena del crimen (Mariano miró poco a poco hacia la mano de Povedilla, que se la había tendido para mostrarle unos dientes humanos con sangre, y al ver aquello, se alarmó)
Mariano: Joder... (dejó de mirar a Paco y la Salgado y se giró para encarar a Povedilla)
Povedilla: Mmmm.... c-creo que son... (examinó los dientes por todos sus rincones, girando algunos para tal propósito) dos premolares y... dos incisivos (volvió a observar a Paco y Salgado, en el interior del vehículo...)
Paco: Alquílate un coche (continuando con la conversación telefónica con Lucas) y vente. Mira, la dirección es...
En la siguiente escena, mientras Silvia sale del edificio en el que tendría lugar el banquete de la boda entre Silvia y Pepa, con Don Lorenzo como su padrino, y se van dirigiendo poco a poco hacia Pepa, que espera en el altar, tiene lugar una voz en off de Pepa...
Pepa: (voz en off) Dicen que enamorarse es un acto reflejo. Como tener miedo. Yo fui una niña sin miedo. No me asustaban los fantasmas..., ni los monstruos..., (los invitados que habían acudido a la boda eran Aitor, Paco, Mariano, Sara, Povedilla, Rita, Montoya, Nelson, Kike, y algunos más...) ni la oscuridad. Podía mirar debajo de la cama... segura de que no habría esqueletos ni vampiros. Podía enfrentarme a las niñas de 5º... segura de que no me quitarían la merienda. Y así... hasta hoy. Segura de que puedo coger una Magnum..., y avanzar por un callejón vaciando el cargador. Porque no es eso lo que me da miedo. Lo que me aterra decir que sí... a algo que no podré cambiar mañana. Pensar en un sofá para toda la vida. En un crédito hipotecario..., en una declaración conjunta o-o en... "Esta tarde tenemos que hablar" Y buscar colegios y canguros. Y pensar... en un lugar para vivir cuando ya no tengamos pulso para sostener la Magnum. Y de pronto..., todo ese terror... se empieza a disfrutar... como el lopping de una montaña rusa. Y eso... es la felicidad (Silvia llegó a donde se encontraba Pepa, quedando breves instantes para que la ceremonia que presidiría la boda tuviera lugar...)
Las frases dramáticas tocan a su fin aquí. Espero que hayan sido de su agrado. Para el próximo capítulo, el 104, titulado "Todos los planes de Lucas Fernández", se expondrán, si todo va bien, tanto frases cómicas (aunque se prevé que escaseen bastante en este episodio), como frases dramáticas. El capítulo 104 así mismo, dará fin a la exposición de las frases memorables por mi parte dado el hecho de que este será el capítulo final de la temporada.
Saludos, paqueros/as
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