A continuación, llega una nueva entrega de frases memorables de la serie "Los Hombres de Paco". El capítulo 99, "Algo tan sencillo como hacerte feliz", es el que entrará a formar parte en esta ocasión, de las que vendrían a ser las frases dramáticas, después de la exposición de las cómicas. El componente dramático, en este capítulo, será superior al cómico, algo que en esta serie no es algo muy natural, pero la escasez de humor en este episodio, así lo ha requerido... Empecemos con las frases dramáticas.
La primera escena, presentando el capítulo, relata una voz en off de Sara Miranda, mientras ella está en el bar de los Cachis observando diferentes fotos...
Sara: (voz en off) Hace unos días hicieron una encuesta a 100 internautas para que votasen que tres fotografías consideraban las más importantes de la historia (abrió una caja en la que habían múltiples fotos en su interior y sacó una que decía "NO WAR" en la parte superior, en rojo, y en el centro, el estallido de una bomba atómica) La primera escogida era una instantánea de la bomba atómica lanzada sobre Nagasaki. La segunda... el hombre pisando por primera vez la luna. (sacó otra foto de la caja en la que se veía lo que acababa de describir) Pero la tercera fue la que más me gustó. Mostraba a dos enamorados besándose mientras el mundo gira a su alrededor. (sacó una tercera foto en donde un chico y una chica se besaban) Me gusta saber que entre las tres fotos más importantes de la historia están dos enamorados..., congelados en un beso interminable (unas cuantas fotos más mostraban, respectivamente, a Paco y Lola juntos en tiempos remotos...,), refugiados contra el olvido. (...Paco y Sara abrazados...) Quizá eso es lo que sentimos cuando vemos fotografías antiguas (...Paco, Mariano y Lucas vestidos de militares, Mariano vestido de militar y con casco, a Lucas con gafas de sol seguramente en época veraniega, a Aitor sonriendo...) Que por ellas no pasa el tiempo. Como esos mosquitos atrapados en ámbar durante millones de años. El mundo sigue adelante... (..., a Lucas besando a Sara en la mejilla, mientras esta mantenía una sonrisa de felicidad...) pero ellos se quedan allí atrapados para siempre sin cambiar. Como las fotos guardadas en una caja de zapatos (refiriéndose a la caja que tenía enfrente en ese momento) Instantáneas de otro tiempo (sacó una foto más de Lucas de la caja y cuando la puso de nuevo en su sitio, se pudo vislumbrar una de Aitor colocada al lado de donde Sara había dejado la foto de Lucas...) ...que nunca volverán
Paco y Mariano están enterrados en un arenoso terreno hasta la cabeza, donde el sol les da con una fuerza intensa y ellos no pueden ni moverse del sitio. En ese momento, llegan Vittorio, el lider de la banda organizada de mafiosos italianos, que era a su vez el responsable de haber enterrado a los policías allí, acompañado de un pequeño séquito de hombres, exactamente dos...
Paco: Tranquilo, Mariano
Vittorio: Buenas tardes, amigos. Ya se respira el verano, ¿no? El informativo dise que... que hoy, hará mucho caldo (hablaba con un acento italiano, de su tierra) Uff, mucho sol. Serca de 30 grados
Paco: ¿Y usted cree que nos van a abandonar... así, sin más? Seguro que ya hay más de 100 agentes buscándonos. Esto no es la puta nápoles
Vittorio: (se ríe mientras mira a sus hombres de confianza) Nápoles (repite, en tono burlón) Por supuesto que no es nápoles, usa la varona. Hase seis meses que no me tomo un café en condisiones
Mariano: Lo de... lo de Fabriccio fue... fue un-un accidente, se lo juro, un... un desgraciado accidente, se cayó y se clavó un water, se lo juro
Vittorio: (se arrodilló ante Mariano) Fabriccio... era mi cuñado. ¿Por qué no le dise a mi mujer... que su hermano está muerto por un desgraxiado axidente, mm? Esta es la situasión. Quiero saber que sabe San Antonio de nuestros negoxios... y si el caso ha llegado a la fiscalía... y si se ha acusado alguna orden de registro. Todos los nombres... de los agentes que nos están investigando. Y sobre todo... la identidad... del polisía que está infiltrado dentro de la familia (usaba la "s" o la "x"en vez de la "c", debido a su tono de voz, con un claro tono italiano)
Paco: No hay ningún policía infiltrado. El caso lo llevábamos él y yo (cuando dice "él" se refiere a Mariano, que está a su lado), solos
Vittorio: Hablas demasiado rápido (se acercó, amenazante, y le puso un pie en la boca a Paco, imposibilitandole la respiración por vía oral) Tienes que aprender... a morderte la lengua... o alguien te la acabará pisando (le quitó el pie de la boca a Paco y este, echó un escupitajo para quitarse la tierra de encima)
Povedilla y Aitor se encuentran detenidos en una celda de la prisión de la comisaría de San Antonio, siendo imputados por delitos, en el caso de Aitor, como el homicidio, y en el caso de Povedilla, ocultación monetaria, entre algunos otros cargos. Allí dentro mantienen la siguiente conversación...
Aitor: ¿Qué? (le dice a Povedilla mientras sonríe, ya que le estaba mirando con preocupación, y golpeaba con suavidad pero a su vez ofuscación, los barrotes de la celda)
Povedilla: Chico, yo-yo... (echa la mirada al frente, observando hacia fuera de la celda donde están él y Aitor) Yo a-a tí no te pillo, ¿sabes?, no-no-no te entiendo. O sea, están mandando nuestras fichas al juez nos-nos-nos están empapelando vivos y tú ahí con la sonrisa puesta como si esto no fuera...
Aitor: Tranquilo, tranquilo, Pove
Povedilla: ¿Tranquilo por qué?
Aitor: Tranquilo..., (le insiste una vez más) Povedilla. A ver, el proceso de instrucción todavía no ha empezado, Trujillo va a agotar las 72 horas de detención porque sabe que su versión de los hechos es una mierda. (Povedilla miró a Aitor con atención, cabilando esperanzas en su interior gracias a las palabras de Aitor) Y nos va a tener que sacar de aquí
Povedilla: ¿Tú crees?
Aitor: Síii, (prolongando el "sí", seguro de sí mismo) tranquilo
Povedilla: Uff, joder... (con una mano se agarra a uno de los barrotes de la celda, utilizándolo como sujección para sentarse en el suelo)
Aitor: ¿Tú crees que está enamorado?
Povedilla: ¿Eh? (sin tener ni idea a que se refería Aitor)
Aitor: Rocamora (señalándole con la cabeza, para que lo viese Povedilla) Que si crees que está enamorado (Povedilla observó a Rocamora, que se hallaba inmerso trabajando en unos documentos, en una mesa en la que estaba sentado, controlando desde allí el movimiento de las celdas)
Povedilla: Pues-pues no sé, vamos, no-no-no tengo yo... el dato, sabes
Aitor: El lunes cuando bajé a comprar el pan... el que me lo vendió me dijo que... que me llevara unos churros... también, para mi chica..., que todavía estaban calientes. Y los compré (mientras decía esto último, asintió con la cabeza) Porque tenía alguien a quien llevárselos. Eso es muy grande..., Povedilla, es muy grande (se rió y Povedilla, contagiado de su gesto, le sonrió)
Povedilla: Pues sí (dijo en un susurro que prácticamente ni se alcanzó a escuchar de lo bajo que lo pronunció)
Aitor: Por eso me da igual, me da igual estar encerrado en esta celda, tener que dormir en un cagastro y tener que mear en un orinal. Me da igual. Me da igual. (repitió, convencido plenamente de lo que decía, sin miedo) Porque me quiere. Sara me quiere..., Jose Luís (Povedilla sonrió a Aitor)
Povedilla: Tú sabes que Sara está casada, ¿verdad? (poniendo un gesto más serio y echándose hacia delante para observar a Aitor más de cerca) Está casada con Lucas
Aitor: Sí
Povedilla: ¿Y sabes que Lucas va a volver?
Aitor: Sí, sí que lo sé. Claro que lo sé (a Povedilla le entró la risa al escuchar esto y miró hacia otro lado, haciendo ver que su risa no era de burla. Unos segundos después volvió a observar a Aitor, sintiéndose más aliviado) Mira, si-si yo hubiera, si yo hubiera sido Sara también habría acabado con Lucas. Un tío guapete..., canalla, prohibido... (Povedilla miró a Aitor frunciendo el ceño) Que sí, coño, en serio, en serio (mientras decía lo de "en serio" sonreía, ya que veía claras intenciones de Povedilla de replicarle algo, pero en tono amistoso a lo que decía de Lucas) Y yo sé que Lucas ha escrito para siempre... unas líneas en la vida de Sara. (Povedilla asintió, corroborando ese hecho) Pero yo voy a acabar de escribir ese libro, el segundo tomo, el tercero, el cuarto, el quinto y todos los tomos del mundo (una vez más, a Povedilla le causó gracia el comentario de Aitor) ¿Sabes qué? (Povedilla hizo un gesto como diciendo "¿qué?") Que le voy a poner un título
Povedilla: (incapaz de contener la risa por enésima vez, miró a Aitor emocionado después del pasajero ataque de risa, que tan solo duró un segundo) ¿Aitor y Sara? (dijo en un tono infantil)
Aitor: (se rió ante la ocurrencia del título de Povedilla, y este, le sonrió a Aitor) Sí (Povedilla extendió su brazo para darse un apretón de manos con Aitor, que este aceptó gustosamente, pero al levantarse este, se tropezó y se dio un golpe tremendo, al caerse contra el suelo, contra los barrotes de la celda, quedando insconsciente)
Povedilla: ¡Aitor! (Rocamora se levantó alarmado al ver a Aitor allí, rígido en el suelo de la celda) ¡Eh, eh, eh, eh! (intentando reanimarle) Aitor, Aitor, Aitor, despierta (dándole pequeños y suaves golpes en la cara para ver si reaccionaba, pero no había manera) Rocamora, avisa a la inspectora Castro, que venga corriendo. Ai-Aitor, mírame. ¡Rocamora, ¿qué coño espera?, avisa a Silvia, que venga ya! (repitiendo lo ya dicho, viendo que Rocamora se había quedado inmóvil en el sitio, probablemente conmocionado mentalmente por el suceso)
En la siguiente escena, que tiene lugar en uno de los pasillos del piso superior de comisaría, Silvia va como loca buscando a alguien, hasta que se encuentra a Pepa ensimismada con un documento que le abstrae de la atención de sus alrededores, de modo que, no se da cuenta de que Silvia está allí. Pero esta la llama enseguida...
Silvia: ¡Pepa! ¿Dónde estabas? Ya está aquí la testigo del caso de los aluniceros de Serrano. (refiriéndose a una persona que tenía Silvia a su lado) Que tenemos montada la rueda de identificación.
Pepa: Pero si no me habían dicho nada
Silvia: (miró a la testigo extrañada y luego volvió a dirigir su mirada al rostro de Pepa. Seguidamente se acercó a ella, entregándole una carpeta, y le habló en un tono un tanto irónico, a la mar que sonriente)Claro, estás tan liada por ahí rompiendo corazones...
Pepa: Mira, pelirroja... ¿Tú ves este músculo de aquí? (hizo una pose como si estuviera mostrando sus bíceps a Silvia) Pues está así de sellar... informes de casos resueltos. (le dio un carpetazo en el trasero a Silvia, en un gesto de complicidad) Vamos a ver esa rueda de reconocimiento. Pase por aquí, por favor (le dijo a la testigo una vez tanto ellas como Silvia llegaron a la sala de procesamiento de detenidos. Una vez las tres chicas dentro, Silvia cerró la puerta)
Silvia: Bueno, preste mucha atención, eh ,cualquier información que recabemos puede sernos de mucha utilidad (la sala que estaba al otro lado del cristal, donde normalmente fichaban a los detenidos, estaba completamente a oscuras, hasta que de pronto, se iluminó, mostrando a cinco chicas, cada una con un número de identificación que iban del 1 al 5 contando desde la izquierda hacia la derecha, sorprendiendo a Pepa. Silvia la sonrió de reojo. Pepa observó a Silvia, extrañada por lo que veía) Mi favorito es el 3. Aunque yo creo que tú con un escote de barco... estarías muchísimo mejor. (la señora que acompañaba a Silvia, que resultó ser una consejera de bodas y no una testigo, fue sacando un metro...) Aunque claro, yo te imagino con el número dos puesto y avanzando hacia el altar... y es que me falta el aire
Consejera de bodas: Con su figura... un palabra de honor entallado... en seña natural... (rodeó su cintura con el metro, para ver de que manera le podían encajar los trajes de boda) y corte base S sería perfecto. Tómese su tiempo, eh. Estaré fuera si me necesitan. (abandonó la sala para dejar a Silvia y Pepa a solas)
Silvia: (se acercó a Silvia, le cogió la mano, y la miró con ternura) A ver, Pepa, no sé como se hacen estas cosas. Y... además habría preferido que mi padre no estuviera cesado... ni que tu hermano estuviera en busca y captura. Vamos, que todo estuviera bien. Pero eso aquí en San Antonio, eso es imposible. Y yo no podía esperar más. (le mostró una pequeña caja cuadrada a Pepa, la cual abrió y en su interior había un anillo de compromiso. Pepa lo miró por un momento y dirigió su mirada hacia Silvia) ¿Quieres casarte conmigo? (las dos se miraron alegres la una a la otra, cuando de pronto y sin previo aviso entró Kike en la sala de procesamiento, alarmado)
Kike: Silvia, rápido, necesitan un médico abajo, Blackman casi ahoga a un abogado en comisaría y Aitor... Aitor se ha caído desplomado de los calabozos (Silvia salió corriendo de allí para atender a los heridos, dejando a Pepa en el interior de la sala, sin saber que hacer por unos instantes. Echándole valor, salió de la sala a toda prisa siguiendo a Silvia... Finalmente, Kike cerró la puerta de la sala de procesamiento de detenidos)
En un terreno desértico, donde brilla el sol con mucha intensidad, están enterrados Paco y Mariano hasta la parte de la cabeza, luchando por la supervivencia. Tiene lugar la siguiente conversación entre ambos, los dos con los ánimos decaídos, ya que sus posibilidades de salir de aquella con vida no eran muy favorables...
Mariano: Paco, ¿tú-tú-tú sientes algo? Yo siento como... como un cost... como un cosquilleo... en los dedos de los pies... pero creo que no son los hurones, creo que... creo que es que se... me están quedando dormidos
Paco: Mariano..., (habían moscas pululando las caras tanto de Mariano como de Paco) no he podido darle... un beso de despedida a mi niña. Me voy a ir de su vida... con tiros y huyendo con... como una alimaña
Mariano: Este no es el final, Paco. Seguro que... que los hurones se han despistado por allá abajo... y nosotros vamos a aguantar..., con dos cojones. ¿Que no tenemos pa comer?, pues no comemos, ¿que no tenemos pa beber?, pues no bebemos (jadeaba a causa del esfuerzo que hacía por poder hablar sin sonar con tono afónico) ¿No aguantó Gandy un mes y medio? Pues-pues nosotros también, que tenemos más cantidad de grasa. Ahí
Paco: Cuando estás... cuando estás ahí fuera... hay veces que no-que no tienes ganas de salir... Y ahora daría lo que fuera..., lo que fuera por ir a un mercado, a salir a la calle, a dar un paseo...
Mariano: Tiene razón, Paco. Tienes razón, tenemos que hacer más cosas, eh, tenemos que sentirnos vivos, Paco... y rehacer, que todavía no hemos rehecho tú y yo, eh, Paco, y echarnos dos novias, una cada uno, y nos vamos por ahí con ellas, a las terracitas, a las cafeterías, a tomar granizados de limón
Paco: Venga..., vamos. Y-y-y otra cosa. Alquilamos una autocaravana, ¿vale? Eso es. Y nos vamos tú y yo... a Cádiz. A una playa nudista que... yo nunca he estado en una... en una playa nudista. Y vamos a ir con-con nuestras novias de la mano (Mariano mantenía cerrados sus ojos, echando a volar su imaginación...), ahí con todo eso colgando (Mariano se echó a reír y acto seguido, también Paco) Y... y... y ahí, en pelota picá, eh
Mariano: Eso..., eso
Paco: Vale. Mariano...
Mariano: ¿Qué?
Paco: En hora y media viene... el espagueti.
Mariano: Sí
No nos van a sacar... ningún nombre...
Mariano: No
Paco: …,ningún cargo...
Mariano: No
Paco: ...ni-ni-ni el gusto del caramelo sugur preferido nuestro, nada. Y si nos comen los hurones los cojones pues que nos lo coman. Pero nosotros... vamos a aguantar
Mariano: Eso (iba corroborando las palabras de Paco, para estimularse a sí mismo y no caer en una depresión)
Paco: Juntos, eh, Mariano
Mariano: Sí, Paco
Paco: Juntos
Mariano: Vale (en ese momento, una pelota de plástico bastante grande, apareció por la zona, dando pequeños botes en la arena, haciendo un recorrido que iba desde en frente de la posición en la que estaban Paco y Mariano, hasta situarse detrás de ellos. Segundos después, una niña con una bolsa en la mano hizo acto de presencia en el terreno arenoso) ¿Una niña?
En los exteriores de uno de los baños de la comisaría Rita está analizando unas posibles pruebas de un homicidio cometido dentro de uno de los retretes del susodicho baño. Montoya está en el interior investigando el cadáver para averiguar si halla en su cuerpo alguna prueba que pueda incriminar a algún sospechoso...
Rita: Inspector Montoya..., un momentico (llamándole)
Montoya: Sí (yendo al encuentro de Rita)
Rita: Que... (cuando Montoya y ella ya están frente a frente) Quisiera pedirle perdón
Montoya: ¿A mí por qué?
Rita: (asintió con la cabeza, pensativa, y procedió a la explicación) Porque yo sé que... que Marga no le está cogiendo el teléfono... ni le está contestando al correo electrónico y todo eso... por mi culpa. Porque yo le dije que usted no quería saber nada de ella... Que usted por quien sentía era por mí (a medida que Rita iba diciéndole aquello a Montoya, a este se le iba nublando el gesto, iba cambiando desde la naturalidad hasta una ira contenida) Es que malinterpreté algunas cosillas..., ya lo ve..., que la he liao. Lo que más me duele en el alma... es haberle hecho daño a usted... (se entristece) A ver si me puede perdonar... Y no se preocupe, eh..., porque yo le he metido la pata, y yo la apaño. Haré que Marga vuelva a su lao... en menos de ná..., se lo prometo (justo cuando parecía que Montoya iba a hablar, puesto que estaba tomando aire, se disparó un flash de la cámara de fotos que estaban usando los dos policías para tomar fotos de la escena del crimen...) Uy..., perdón (le dijo, apenada)
Montoya: Agente Peláez..., acordone el baño e intente averiguar la identidad de esa persona..., ¿de acuerdo? (Rita le asintió con la cabeza y Montoya se fue cabreado del lugar)
Rita: ¿Informo al Trujillo? (girándose a Montoya, antes de que este la dejara allí sola)
Montoya: No, no le informes a nadie. Quiero revisar las cámaras de seguridad del pasillo. Si el asesino ha estado en el baño tiene que estar en las cintas (Rita volvió a asentirle con la cabeza a Montoya, con los ánimos bajo mínimos. Montoya por su parte exhaló un suspiro y se fue de allí sin decir nada más)
La siguiente escena tiene lugar en el interior de un despacho de la comisaría de San Antonio. Rita intenta retener a Trujillo a toda costa por petición de Don Lorenzo, para que no vaya a la sala de interrogatorios donde está el comisario (en estos momentos más bien ex-comisario) y Blackman... Para lograr captar la atención de Trujillo, Rita saca un tema de Montoya, el cual en teoría parece interesarle a Trujillo...
Trujillo: ¿Qué pasa con... Montoya?
Rita: Pasan cosas, eh (carraspeó)
Trujillo: ¿Ah, sí? (poniendo una cara de desconfianza, como que no se terminaba de creer que Rita tuviera nada de interés de contarle de Montoya)
Rita: Mm (usando el "mm" como sonido de afirmación) Eh..., bueno, todo... todo empezó cuando le presenté a mi prima.
Trujillo: Su prima... (repite, lentamente)
Rita: Sí. Como él es tan guapo... y mi prima de tonta no tiene ná pues al final... (hizo un gesto metiendo un par de dedos de una mano por un hueco redondo que creó en la otra mano) relingue, me entiende, ¿no? Y a mí no se me ha ocurrido otra cosa que separarlos. Ya usted pensará ahora... ¿y por qué?
Trujillo: Ehh..., vamos a ver, no-no tengo tiempo ahora(mostrando total desinterés por el tema abordado por Rita, fue directo a la salida del despacho, pero Rita le detuvo agarrándolo de un brazo...)
Rita: No, pero por favor, no-no se vaya, no se vaya. Que na va a ser medio minutico de ná (aceptó a regañadientes quedarse, puesto que no siguió con sus intentos de abandonar el despacho) Yo al final llegué a la conclusión de que... de que no me gustaba na más que una chispa, no. Me gustaba muchísimo, vamos, que estaba enamorá. Y por eso yo no podía verlos juntos... Entonces llámele usted pues no sé, sentido común..., llámelo usted baja pasión..., pero él lo está pasando tan mal que yo no sé lo que hacer pa... pa que rehagan. ¿A usted qué le parece?
Trujillo: ¿Que qué me parece? Que me importa una mierda, eso es lo que me parece
Rita: No, no se vaya ahora (viendo que una vez más, fue a abandonar el despacho, sin importarle el asunto de Rita lo más mínimo, pasando completamente de ella), no se vaya ahora (sacó un spray del interior de su camisa de policía, algo que Trujillo vio y le alertó)
Trujillo: ¿Qué coño...? (sin darle tiempo ninguno a reaccionar, Rita vertió un leve contenido del spray en Trujillo, narcotizándolo, de forma que se cayó al suelo y se quedó tendido allí. Rita llevó a rastras el cuerpo de Trujillo, ocultándolo debajo de la mesa que había en aquel despacho...)
En los laboratorios en los que opera Silvia, en los que están tanto ella como la médico de los laboratorios, como Pepa, que anda preocupada por lo crítico de la situación, Aitor está envenenado por una sustancia química, que le va subiendo poco a poco por el riego sanguíneo y por la cual, no se puede mover. Sara está a su lado apoyándole para que salga adelante, con una cara que denotaba tristeza por todos sus poros, tenía miedo de que Aitor muriera allí...
Aitor: Sara, abrázame. Abrázame, Sara, por favor
Sara: Te estoy abrazando, Aitor, ¿Silvia, qué está pasando?
Silvia: Tiene el pulso a 170 (miraba una pantalla en donde salían reseñadas las pulsaciones y se oía el pitido que daba a conocer el ritmo cardiaco de Aitor) Si sigue así le va a dar un infarto. Hay que bajarle el ritmo cardiaco ya
Sara: Aitor, Aitor, escúchame (Aitor miraba a Sara a duras penas, esta última que hacía todo lo posible porque Aitor no se quedara inconsciente) Cierra los ojos, ¿vale? Ciérralos. Relájate (Aitor cerró los ojos)
Silvia: Te voy a inyectar 50 miligramos de diaconal, no te asustes, eh, vas a entrar en una pequeña nube (tenía en la mano una jeringuilla con el tratamiento que le iba a inyectar a Aitor)
Aitor: Yo ya estoy en una nube..., Silvia. Va todo bien, ¿verdad, rubia?
Sara: ¿Por qué dices eso?
Aitor: Porque no siento las piernas..., ni tampoco los brazos ni las manos..., Sara. ¿Te puedo pedir un favor? (justo en ese momento, el diaconal es inyectado en el brazo de Aitor, sintiendo este un pinchazo, y soportando el dolor consecuente) Bésame, por favor, Sara. Bésame. Que dentro de un rato no voy a sentir nada, por favor. (Sara besó a Aitor, muy angustiada por su estado, llorando)
Silvia: Mayores latidos..., más rápido avanza el veneno al corazón. Hay que mantener las pulsaciones a 14-16... (le comentaba esto muy preocupada a Pepa, que estaba justo a su lado, a una distancia prudencial de la que estaban Aitor y Sara
Sara: Aitor... Aitor, voy a estar contigo, ¿lo sabes? Porque no sé... cuando me enamoré de ti ni cuanto porque... no hay metros cúbicos ni litros... para medir todo eso. Pero si sé porqué... Porque cuando andas con catarro hueles a vixpaporú... Y porque tienes un hueco aquí..., entre el hombro y el pecho (apoyó su cabeza contra el pecho de Aitor) y cuando pongo la cabeza me siento en casa. Y porque todas las fotos que tengo tuyas sales siempre sorniendo (en forma de flashback, se fueron mostrando hasta 7 fotos en las que Aitor salía sonriendo)..., en todas (Aitor de pronto voló a la nube que le había advertido Silvia, y apareció junto a Sara tirado en el suelo, en una llanura verde con pequeñas flores...) ¿Y tú, Aitor,... por qué te enamoraste de mí?
Aitor: Yo no escogí enamorarme de tí. Pero la primera vez que te besé... y nuestros dientes se rozaron por una milésima de segundo..., (una imagen mostraba a Sara y Aitor besándose profundamente) y fue increíble... Y la hora exacta de ese beso... eran las 12 y 10..., y quité la pila del reloj... (encima de una mesa que se mostró, se encontraba el reloj analógico de muñeca al que hacía referencia Aitor) para que se quedase la hora detenida para siempre..., parada. El minuto exacto en el que me besaste... está metido en un reloj... para siempre. Y ya nunca sé que hora es. Pero me da igual. Y desde entonces miro constantemente el reloj... (la siguiente parte del discurso de Aitor, se produce después de un parón, en donde van ocurriendo otros hechos) ¿Sabes lo que me gustaría? Estar tumbado contigo..., sobre la hierba..., mirando la luna esa naranja que hay algunas noches de verano... y que empezara a nevar. Y sentir los copos en la cara..., y tu mano
La siguiente escena tiene lugar en la sala de tiro de la comisaría. Don Lorenzo está apuntando a un infiltrado de la camorra capolitana que se hizo pasar por el abogado de Aitor Carrasco, el cual por culpa de dicho infiltrado, está en peligro extremo de muerte, en el laboratorio de la comisaría. Mientras tanto, Blackman, allí presente también, observa atentamente la forma de proceder de Don Lorenzo... Este último hace todo lo posible por sacarle la información al infiltrado sobre el veneno que le ha inoculado a Aitor...
Don Lorenzo: ¡Dímelo, ya! (repentinamente, Blackman se aparta de la puerta, ya que ve que alguien va a entrar en la sala de tiro. Es Montoya quien, a toda velocidad, y con un gesto en parte de alarma, e parte de miedo por ver a su comisario apuntar con su pistola de aquella manera a un detenido)
Montoya: Don Lorenzo..., ¿qué coño está haciendo?
Don Lorenzo: ¡No te lo voy a volver a repetir (mirando con rabia al infiltrado, de nombre Iván Troyeski)
Montoya: Baje el arma. Por favor
Don Lorenzo: ¡Este hijo de puta ha envenenado a Aitor! Vamos..., ¡no me hagas tener que elegir entre tu puta vida y la de uno de mis hombres! (dirigiéndose con ira hacia el infiltrado)
Montoya: No me haga esto, comisario (sacó su pistola y apuntó a Don Lorenzo, viéndose en una espiral sin salida, ya que él no quería hacerlo, pero por defender las leyes haría lo que fuera necesario...) Baje el arma (Don Lorenzo negó con la cabeza rotundamente) No se lo voy a volver a repetir, Don Lorenzo. Vamos a hacer las cosas bien
Don Lorenzo: ¿Sabes lo que pasará si hacemos las cosas bien, Gonzalo? Le vamos a leer sus derechos..., esta noche dormirá en el calabozo... y mañana llamará a su abogado, y aquí y ahora dentro de 4 minutos..., Aitor habrá muerto. Así que si quieres hacer las cosas bien... ¡reviéntame la cabeza o lárgate! ¡Ya!
Montoya: Don Lorenzo...
Don Lorenzo: ¡Cada segundo que pasa es un segundo de muerte... para Aitor! (se mostraron imágenes en el laboratorio de la comisaría, con Aitor siendo tratado por Silvia del envenenamiento, y Sara al lado del joven policía, mirándolo mientras lloraba desconsolada) Lárgate (después de unos segundos apuntando a Don Lorenzo, Montoya abandonó completamente ofuscado la sala de tiro, sin sentirse orgulloso de ello, pero a su vez, sabiendo que era lo mejor para la vida de Aitor. A continuación, Don Lorenzo le quitó el seguro a la pistola, pero antes de que pudiera hacer nada más, observó a Blackman, que avanzaba decidido hacia Don Lorenzo, como diciéndole con la mente que el podría doblegar al infiltrado antes que Don Lorenzo. Este cierra los ojos y con un gesto de la cabeza, le acaba permitiendo hacerse cargo a Blackman de la situación... Este se gira hacia el infiltrado y se arrodilla ante él, para que el infiltrado no le perdiera de vista, ya que este estaba de rodillas, en una posición como si lo hubiesen detenido mediante el procedimiento legal)
Blackman: ¿Te acuerdas de mí? (le puso en pie agarrándolo con ambos brazos)
Esta escena empieza mostrando como primera imagen a los mafiosos comandados por Vittorio apuntando a Paco y Mariano con sus respectivas armas para matarles, a Aitor a punto de morirse como segunda, con Sara a su lado gritando el nombre de Aitor, desesperada, mostrando en un flashback a Aitor tirado en la nieve, dando signos de hipotermia... Esta serie de imágenes dan comienzo a una voz en off de Sara...
Sara: (voz en off) Una vez le preguntaron a Lewis Hain, un fotógrafo de guerra: "¿por qué había elegido esa profesión?" Él contesto que si pudiese contar con palabras todo lo que veía... no necesitaría cargar todo el día con una cámara de fotos (Silvia cogió una jeringuilla de alguna especie de antídoto para inyectárselo a Aitor...) Que ciertos momentos de belleza..., de desolación..., de horror... y de heroísmo..., estaban más allá de las palabras. Yo también lo creo. Hay cosas que no podemos explicar con simples palabras (Silvia le inyectó el antídoto en la parte central del pecho, en el corazón, a Aitor, y este empezó a salir de la nube en la que aparecía besando a Sara, aparecía en una llanura verde junto a Sara, en una zona con nieve con claros signos de hipotermia..., saliendo de todo eso en definitiva, y volviendo a la realidad) Cosas como seguir vivos...(llegaron varios coches patrullas justo a tiempo de salvar a Paco y Mariano enterrados bajo la tierra, de ser asesinados por la camorra capolitana. Curtis se adelantó, y con sendos gritos ordenó a los mafiosos que se postraran en el suelo, pistola en mano, apuntándoles mientras corría hacia ellos, junto a otros policías que iban detrás de él) Sentimientos como el amor y el compromiso (Aitor se recuperó y se sentó en la cama en la que estaba tumbado momentos atrás. Sara le abrazó, aliviada de que Aitor sobreviviera a aquel veneno, y que lograran dar a tiempo con su antídoto. Por otra parte, Nelson entró en la comisaría recubierto de tierra, después de salir con vida del intercambio con la camorra, tirándose por el puente de hierro de Titulcia... Rita le vió y no podía creérselo. En la sala de tiro, Don Lorenzo y Blackman intercambiaron miradas que denotaban satisfacción, un sentimiento de colaboración entre ambos, que había dado buenos frutos con el infiltrado de comisaría, que había confesado a Blackman, mediante rudos métodos de este último, cual era el veneno que había inoculado a Aitor... Rita y Nelson, en la sala principal, se sonrieron y se abrazaron...) O sensaciones como volver a abrazar un amigo. (Blackman desapareció de la sala de tiro, habiendo cumplido con su tarea, acabar con la carrera de Iván Troyeski, el infiltrado de comisaría...) Quizá por eso nuestra vida se compone de imágenes..., (Silvia había salido del laboratorio para tomar un poco el aire después de la tensión que había tenido que soportar con el incidente que estuvo a punto de saldarse la vida de Aitor. Pepa se sentó al lado de donde estaba Silvia y le sacó la caja que contenía el anillo de compromiso que Silvia le había mostrado en la sala de procesamiento de detenidos por primera vez) momentos congelados en el tiempo para siempre..., de decisiones que cambian sin remedio el rumbo de las cosas (Aitor estaba en el interior de los laboratorios, alegre de haber salido vivo de aquella agonía... Pepa sacó el anillo del interior de la caja, sonrió, y se lo puso en el dedo anular de la mano, en señal de que aceptaba casarse con Silvia, que le había propuesto matrimonio. Pepa miró a Silvia y asintió, como diciendo que sí quería y ambas se sonrieron... Aitor y Sara, en el laboratorio, se besaron...) De fotografías fijas guardadas en la memoria..., (Sara y Pepa se abrazaron...) que nos recuerdan cada segundo lo hermoso que es vivir (Paco y Mariano fueron desenterrados por los policías que habían acudido al lugar, entre los cuales estaban Curtis y Kike. Mariano se arrodilló, exhausto, y abrazó a Paco, que estaba de rodillas. Parecían muy agotados de haber pasado todo aquel tiempo enterrados, sin agua ni comida... Curtis le estrechó la mano a Paco y Kike se acercó también a los inspectores y les abrazó con una de las manos, mientras con la otra mantenía sujeto a uno de los hurones que habían enterrado los mafiosos de la camorra capolitana bajo tierra para que devoraran poco a poco a Paco y Mariano...) Lo hermoso que es vivir
Por esta semana, esto es todo en las frases memorables, tanto en las cómicas como en las dramáticas. Espero que haya sido de su agrado. El episodio 100, titulado "Héroes", si todo va bien, traerá nuevas frases de ambas partes, en un episodio que será muy especial y seguramente marcará la serie, con dos apariciones muy especiales, la de Santiago Segura y la de Dani Martín, el primero un actor de mucho prestigio en nuestro país, y el segundo un cantante con mucha reputación, perteneciente al grupo del "Canto del Loco".
Saludos, paqueros/as
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