Por última vez durante la temporada, tras 25 semanas, desde que comenzara la 5ª temporada en Enero (según Globomedia 7ª y 8ª temporada), tienen lugar las frases memorables de lo que es el último capítulo, el 104, el desenlace, titulado Todos los planes de Lucas Fernández. A continuación irán expuestas las frases de corte cómico que ha deparado tras de sí este episodio, que irán conjuntadas con algún que otro momento dramático, y que a su vez, culmina una etapa de esta serie, de Los Hombres de Paco.
La siguiente escena tiene lugar durante el banquete de la boda entre Pepa y Silvia, en el que las novias se mantienen de pie, mientras los invitados ocupan sus asientos alrededor de una larga mesa. Povedilla, Sara, Nelson, Kike, Rita, Montoya, Pepa, Silvia, Mariano, Salgado, Don Lorenzo y Aitor no tienen problemas en encontrar sus sitios y se sientan sin mayor problema. Pero Lucas, que es el marido de Sara, ve que esta se encuentra sentada rodeada de Paco y de Aitor, (el padre de Sara y el amante de esta respectivamente) y no tiene claro donde debe sentarse y pone un rostro que refleja duda, a la que vez disimula con una sonrisa para no preocupar a nadie...
Paco: Aquí (se levantó rápidamente de la silla, mirando a Lucas) Aquí, a-a-aquí es tu sitio. Je, que estoy tonto,... me he sentado en la primera silla que he visto. Pero tú eres ahí al lado de-de Sara, y yo aquí-aquí al lado de-de Don Lorenzo (se colocó detrás de la silla en donde estaba sentado Mariano y le dio un toque, como en señal de que se cambiara de sitio)
Mariano: Eh, s-sí (percatándose del toque de atención de Paco) ¿no-nos movemos unas sillas para allá, eh? (se levantó de su asiento) Nos corremos, Povedilla. Venga, vamos (Kike y Nelson fueron los primeros en levantarse tras la indicación de Mariano. Lucas finalmente se sentó al lado izquierdo de Sara, quedando Aitor en el lado derecho de la misma. La expresión de Sara denotaba una notoria incomodidad. La Salgado también se rodó de sitio y Povedilla se sentó junto a Montoya, en el otro lado de la mesa) Los tres juntitos, como una tragedia griega (dirigiéndose a Paco, y hablándole muy de cerca, para que Aitor, Sara y Lucas no les escucharan) Que hay que decirle al camarero que cambie los cuchillos de carne por las palas de pescado, Paco
Paco: Venga ya, déjate de tonterías, coño, siéntate (tanto Paco como Mariano se sentaron, quedando de esta forma todo el mundo bien posicionado, sin alteraciones desagradables)
Pepa: Bueno, ¿ya?
Paco: Sí, sí (dijo, con una sonrisa. Las novias, Pepa y Silvia, se sentaron, y el banquete propiamente dicho empezó a ser trasladado hacia la gran mesa por diversos camareros)
Mariano: Que buena pinta, ¿no?
Durante el banquete de la boda de Pepa y Silvia, a la que han asistido Lucas, Mariano, Paco, Aitor, Sara, Nelson, Kike, Povedilla, Montoya, Rita, Don Lorenzo y Salgado, tiene lugar la siguiente conversación entre algunos de ellos...
Pepa: Muy rica (refiriéndose a la comida servida por los camareros)
Mariano: Están buenísimas las gambas fritas estas, eh
Paco: Pásame una anda (parecía que se dirigía a su amigo Mariano, pero en realidad se estaba dirigiendo a la Salgado, que estaba sentada a la izquierda de Mariano. Paco, por otra parte, estaba sentado a la derecha de Mariano. La Salgado le pasó un tenedor con una gamba frita anclada al mismo. Paco lo cogió encantado. Mariano miró con rostro serio al vacío)
Pepa: Cuéntanos, Lucas, cosas de... de Carolina, que estás... muy calladito (miró a Lucas y sonrió, en espera de que dijera algo a los presentes)
Lucas: Pues no muy distinto, eh. Vamos, la única puta diferencia es que... la infiltración y el narcotizaje están subvencionados por el gobierno (gran parte de los presentes echó a reír ante este comentario de Lucas)
Kike: O sea, la democracia como dios manda, ¿no?
Lucas: Eeeeso es (una vez más, varios de los presentes rompieron a risas, prácticamente todos exceptuando Aitor y Sara)
Mariano: Tome nota, Don Lorenzo
Don Lorenzo: Eso lo tenemos ya controlado, Mariano. ¿Y-y qué tal se come allí?
Lucas: No, la comida bien, a mí me gusta, a mí..., a mí es que me gustan las hamburguesas...
Paco: Mariano, si-si-si (se dejó de oír a Lucas, enfocando las palabras que pronunciaba el inspector Miranda) esto se complica yo agarro a Lucas y tú agarra a Aitor, ¿vale? Si hay que pegarle dos puñetazos se le pega
Mariano: Claro, como que tú puedes con Lucas y yo puedo con Aitor, estos nos parten la cara si no se la parten ellos
Paco: Sino la lían en la boda, me cago en...
Lucas: ¿Vino? (ofreciéndoselo a Aitor, pero este tapó con su mano el vaso, para evitar que Lucas echara vino en su interior...)
Aitor: No. Me voy a ir a la barra a por una cerveza. Y tú puedes seguir contando tu historia, que yo ya me enteraré del resto cuando salga la película (dejó su pañuelo encima de la mesa y se levantó. Acto seguido, puso rumbo hacia la cocina
Lucas: Yo me voy a cambiar también a la cervecita (también se levantó, dejando su respectivo pañuelo ((todos los invitados tenían uno para limpiarse durante la comida)) y se dirigió a donde se encontraba Aitor, a la cocina. Sara, nerviosa, cogió un cigarro y fue hacia la salida principal de la casa, a intentar despejarse... Lucas entró a la cocina donde se encontraba Aitor...) Pon otra
Mariano: (en la mesa del banquete, Mariano se dirigió a Paco, que estaba justo a su lado, en voz baja para no alarmar a la gente...) Joder, que se meten los dos solos en una habitación, que estos dos se revientan la cabeza ahí dentro
Paco: Igual van al lavabo
Mariano: Sí, claro, al lavabo de dos en dos, como tus primas del puerto, ¿no? (en la cocina, Aitor le tendió una cerveza en envase de botella a Lucas, y este la cogió. Sara, por otro lado, salió de la casa, y prendió el cigarro con un mechero que tenía. La mafia napolitana apuntaba a Sara desde todas direcciones, esperando órdenes para actuar... Mientras tanto, la gente del banquete seguía degustando el menú...)
Povedilla: Oye,-i-inspectora, ¿y-y...y-y esto qué-qué son, gambas o-o langostinos? (dijo, mientras sujetaba una en su mano)
Paco: Langostinos
Lucas: Aitor... (en la cocina de la casa, se hallaban ellos dos solos, sin nadie que pudiera oírles) A mí estas cosas no se me dan bien, ¿sabes? Pero quería darte las gracias, por haber cuidado de Sara todo este tiempo (Aitor asintió, pensativo, sin mirar directamente a Lucas)
Aitor: No tienes que agradecerme nada. Yo te dije que te fueras tranquilo, ¿no? Que yo iba a cuidar de ella. Y que no le iba a faltar de nada, Lucas (Lucas echó una risotada, aparentemente mosqueado, bebió un trago de la cerveza, y la dejó en una mesa que tenía al lado. Aitor, por si acaso, sacó las manos de sus bolsillos, ante una posible reacción agresiva de Lucas a sus palabras...)
Un ataque de la mafia napolitana sacude la boda de Pepa y de Silvia... Esta última ha sido alcanzada en el estómago y es tratada en una bodega, aislada del tiroteo, por Pepa y Don Lorenzo, mientras que el resto de los invitados a la boda intentan mantener a raya a los mafiosos para que no les liquiden. Únicamente Sara, Lucas y Aitor se encuentran en los exteriores de la casa, más expuestos que el resto a que les abatan los miembros de la mafia. Paco, Salgado, Mariano, Povedilla, Kike, Nelson y Montoya mueven las mesas, que momentos antes se usaron para el banquete de bodas, hacia las ventanas de la casa, en pos de que las balas no alcanzaran a nadie que pasara a través de las ventanas. No se aplacó completamente el riesgo, pero sí que se redujo exponencialmente, haciendo de esta forma que la mafia sólo disparara ráfagas de vez en cuando, en el momento en el que veían actividad en la casa. Rita salió de la bodega en la que estaba junto a Pepa y Silvia tratando a un camarero herido de bala (aunque la herida de Silvia salía peor parada, al camarero lo habían herido en el hombro) y acudió al encuentro de los demás presentes, pero para ello tuvo que pasar peligrosamente cerca de algunas ventanas...)
Mariano: ¡Cuidado, Rita! (le dijo, y esta corrió hacia una puerta situada al otro extremo, agachada, mientras los mafiosos continuaban con el fuego incesante de balas. Cruzó la puerta con éxito)
Salgado: Nos tienen rodeados. No deben de ser menos de 30 hombres. Y... por la cantidad de impactos y el tipo de munición... deben tener fusiles de asalto y... y sub-fusiles
Lucas: ¡Paco!
Aitor: ¡Paco! (ambos le llamaron desde un pequeño balcón, en el exterior de la casa, en una posición no muy lejana a los ventanales donde se hallaban Paco y los demás. Lucas y Aitor se mantenían a cubierto de los disparos de la mafia napolitana, que parecían no tener fin)
Mariano: Paco, mira Lucas (Paco vio que Lucas le estaba haciendo señas con las manos...) Está haciendo aspavientos, no sé que quiere decirnos
Paco: Mariano, ¿qué aspavientos? Quiere que le cubramos. ¿Con qué armas contamos y con cuánta munición? (Rita sacó un cubo, volviendo a cruzar por la puerta que había cruzado antes, exponiéndose enormemente a que le alcanzara alguna bala perdida de los mafiosos...)
Mariano: Tu pipa, la mía..., y el sub-fusil de Pepa
Montoya: 26 balas (mostrando a los demás el sub-fusil al que hacía referencia Mariano)
Nelson: Paco (cogió un trabuco que estaba puesto en la pared como elemento decorativo. Paco miró a Nelson, incapaz de creerse lo que estaba viendo, luego entrecerró los ojos, muy preocupado. Nelson sopló en el interior del trabuco para ver si funcionaba) Parece que el cañón no está obstruido. Esto podría funcionar
Povedilla: ¿Cómo-cómo va a funcionar, Nelson?, que esto es un adorno de la pared, muchacho, ¿es que no lo ves?
Nelson: Mira, es esto o nada, así que vamos a cargarlo. Esto siempre funcionaba con pólvora negra, vamos a... coger los petardos, pillar cualquier cosa para, para que prenda, que nos actúe como, como mecha, y cebar la metralla
Povedilla: Pero Nelson, ¿qué-qué-qué metralla ni qué mecha, que-que esto es una reliquia de-de-de 1800, que esto no dispara (un disparo pilló por sorpresa a todos y se agacharon para evitar consecuencias trágicas)
Paco: Joder, Povedilla, hazle caso. Ayúdame. Venga, vamos, Kike. Joder, si funciona tenemos un tiro más, ¡venga, vamos! (tras dudar por unos instantes, Kike, Nelson fueron raudos hacia un estante situado en una pared, y cogieron del mismo una caja azul, en la que había munición para el trabuco. Povedilla se acercó a Kike y Nelson, trabuco en mano, para cargarlo...)
Mientras tiene lugar un intenso tiroteo, donde la mafia avanza a pasos agigantados para matar a los componentes de la comisaría de San Antonio, en el interior de la casa donde están refugiados gran parte de los presentes, (únicamente Aitor, Sara y Lucas permanecen fuera de la casa, escondidos de manera que se mantienen a salvo de las balas de las armas de los mafiosos) tiene lugar la siguiente charla entre Mariano y Paco...
Mariano: Paco, voy a salir. Tengo el palpito de que puedo negociar con ellos
Paco: Cállate, Mariano, coño, ¿qué palpito ni qué palpito? Que es la mafia, que nos están acribillando, que nos quieren matar, que no quieren negociar. Así que métete tu palpito donde te quepa
Mariano: Paco, no hay otra. Voy a salir y voy a negociar
Paco: ¿Con qué..., Mariano, c-con nuestros pluses, con el sueldo de un policía nacional? Díselo, Marina. (la comandante del CNI, Marina Salgado, estaba escuchando la conversación entre Paco y Mariano, ya que estaba muy próxima a ellos)
Salgado: N-n-n-no se puede negociar con la camorra, Mariano. Hace dos años en Calabria se cargaron una familia entera, 32 miembros, durante un bautizo. No se salvó ni el bebé de cuatro meses. Con la mafia no se negocia.
Mariano: (tras un rato de silencio por su parte, sin atreverse a contradecir a la Salgado) Ven aquí, Paco (agarró del hombro a Paco, y lo atrajo, de forma que lo alejó de la Salgado) Explícame una cosa. Te digo que tengo un palpito... ¿y tú me pones enfrente a Marina?
Paco: Yo no te estoy poniendo en frente a nadie. ¿Qué coño estás diciendo?
Mariano: Estoy diciendo que tú y yo antes éramos los Beatles, Paco, John Lennon y Paul McCarney. Y llegó Yoko Ono y los separó. Y Marina Salgado es nuestra Yoko Ono, Paco, que te pone en contra de mis ideas, eso es lo que estoy diciendo
Paco: Porque tus ideas son de bombero, Mariano, para mí, para Marina y para tí
Mariano: ¿Y tú tienes alguna idea mejor, Paco? Porque te recuerdo que Silvia está allí abajo en la bodega con el estómago reventado desangrándose, (junto a Silvia estaban Pepa y Don Lorenzo tratándola) tu hija está en mitad de un fuego cruzado, a Lucas y a Aitor se los van a cargar si no se matan ellos antes, y esos hijos de puta lo único que están esperando es a que se nos acaben las balas para reventarnos. ¿Alguna idea brillante?
Paco: Mariano... Si sales... el que te pega el tiro soy yo
Mariano: Pues pégamelo, Paco..., (mirando a Paco desangelado) pégamelo. Así tendrás el camino libre. Con Marina..., digo (y se marchó del lado de Paco, resultándole imposible tenerle muy cerca en aquellos momentos)
Esto ha sido todo en las frases cómicas (no muy numerosas pero destacables en un capítulo de estas características) del desenlace de la 5ª temporada de "Los Hombres de Paco", en el capítulo 104, el desenlace, titulado, "Todos los planes de Lucas Fernández". Las frases dramáticas irán expuestas en próximos días. Con esto despido las frases cómicas de toda la temporada, espero que hayan sido de su agrado, y dependiendo de como vayan las cosas, se realizarán frases en la futura 6ª temporada, pero faltaría por ver de que manera... Por el momento, en lo que respecta al año 2009 al menos, esto ha sido todo en lo referente a la comedia...
Saludos, paqueros/as
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