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Frases cómicas de "Los Hombres de Paco", capítulo 5x19, "El efecto mascletá"

Martes 9 de Junio de 2009 05:03
 

Las frases memorables vuelven una semana más con la exposición de las del episodio 98 de Los Hombres de Paco, El efecto mascletá, de los mejores episodios que llevamos a lo largo de la temporada. Este capítulo, eso sí, al contar con mucha más tensión que momentos cómicos o dramáticos propiamente dichos, no contará con excesivos momentos de ambas facetas, pero como cada semana, si caerán algunos. Ayuda mucho a crear comicidad en este capítulo el hecho de las interpretaciones de la gran mayoría de los actores, que han sido sublimes (sobre todo la de los personajes principales), y unos hechos frenéticos como no se veían en la serie desde hacía un tiempo, de hecho este es el primer capítulo de toda la temporada que ha logrado aunar tensión, humor e intriga de una manera que se han fusionado sin apenas alterarse los registros de un modo que no provoque la monotonía del espectador, sino más bien lo contrario, propiciar su disfrute en varias facetas de los incidentes de una de las comisarías más famosas de la televisión nacional, la comisaría de San Antonio. Dicho esto, empezemos con las frases cómicas.

La siguiente escena tiene lugar en la corrala donde están situadas la vivienda de Rita (en el piso inferior) y la de Paco, Don Lorenzo y Mariano (en el piso superior). Paco, Mariano y Aitor son sorprendidos por Asuntos Internos y varios agentes de policía apuntándoles mientras salen de su domicilio, en la terraza del piso superior. Paco, Mariano y Aitor trasladaban una silla de ruedas con el mafioso italiano, Fabriccio, muerto, para llevarlo a un intercambio por Nelson, intentando hacer creer a los mafiosos que su compañero estaba vivo...

Trujillo: ¡Alto, policía! (Trujillo es el nombre del jefe de Asuntos Internos) ¡Asuntos Internos! ¡Quedan detenidos! (estaban apuntándoles desde abajo, desde el patio) No quiero movimientos en falso. ¿¡Está claro?! ¡Abajo! (Aitor asintió con la cabeza a Paco y Mariano, que miraban consternados a los agentes) Coño... (dijo una vez se hallaban bajando Paco, Mariano, Aitor y el mafioso muerto en silla de ruedas las escaleras) Han drogado al rehén (no sabía que estaba muerto, pensaba que estaba narcotizado) Un clásico en sus procedimientos, Miranda. Muy bien hecho, así lo metemos en el maletero y cabemos todos juntos en el coche patrulla para ir a comisaría

Aitor: ¡Lo reviento! (exclamó, sacando su pistola y apuntando directamente al cuello al mafioso Fabriccio. Al pasar esto, los agentes llegaron a apuntar todos a Aitor, alerta en sus posiciones) ¿Y qué tal si me lo cargo..., eh, y os vais solitos a tomar por el culo? Así que ya nos estáis dejando salir de aquí pero cagando ostias, ¡vamos!

Trujillo: Venga, Carrasco, no haga tonterías. Somos 5 agentes, no tiene nada que hacer. ¡Quietos, quietos todos, tranquilos! (gritó, cuando vio que Paco también apuntaba a los policías, y estos no sabían con certeza a quien darle prioridad, algunos apuntaban a Paco y otros a Aitor)

Paco: Mariano..., si Carrasco dice que nos vamos, nos vamos

Mariano: Joder... (viéndose en una terrible encrucijada, captando las palabras de Paco en un contexto de que sacara su pistola, pero no se atrevía a hacerlo)

Paco: Saca la pistola

Mariano: Joder... (estaba asustado, tenía miedo de sacar su arma ante todo aquel conjunto de policías apuntándoles, aproximadamente 6, el doble de los que eran ellos, 3)

Paco: ¡Que saques la pistola, coño! (insistiéndole con premura)

Trujillo: Calma... (les decía a sus hombres cuando vio que Mariano también sacaba su arma reglamentaria y les apuntaba a los de Asuntos Internos, con cierto resentimiento) Calma...

Aitor: Voy a contar hasta tres. Si no tiráis las armas... voy a dejar el patio sembrado de casquería, ¿me oyes? Uno...

Trujillo: ¿Sabes una cosita, Carrasco? Si disparas a ese tío le haces un gran favor a la sociedad..., (refiriéndose al mafioso muerto, Fabriccio, al que Aitor apuntaba en la nuca) y a mí otro, porque te voy a meter en la trena hasta que te salgan canas en los huevos

Aitor: ¿Sí? (Trujillo respondió afirmativamente con un gesto de prepotencia. En base a esto, Aitor le metió un disparo en la pierna al mafioso muerto, para de esta manera intimidar aún más a Asuntos Internos para salir de allí sin ser detenidos, tanto él, como Paco y Mariano. Se oyó un grito en el balcón del segundo piso de la corrala. Sara había salido a observar el alboroto)

Trujillo: ¡No disparéis! No disparéis (les dijo a sus hombres)

Paco: ¡Sara, entra en casa! (dándose cuenta de su presencia al escuchar el grito) Sara, cariño, tranquila, que-que no pasa nada. Que te que..., que todo va bien. Mi vida, hazle caso a papá. ¡Sara, ya! (insistió, viendo que se quedaba clavada en el sitio. Sara, asustada, volvió a entrar en la casa, y cerró la puerta de un portazo. Observó angustiada las flores que le había mandado Lucas...)

Aitor: Mira, voy a seguir contando. La próxima se la enchufo en la puta cabeza. ¡Dos!

Mariano: ¿¡No le habéis oído o qué?! ¿¡No veis que le va a volar la puta sesera, que está muy loco, que habla en serio?! ¡Bajad las armas, coño! (en medio de un frenesí de ira pasando por cada gota de su sangre, apuntó hacia el suelo con la pistola y disparó. La bala rebotó en una rejilla del alcantarillado del suelo, impactando primeramente en una barandilla de la corrala del piso superior, y después, mediante otro rebote desafortunado, en el trasero de Aitor. Este se dolió por el balazo pero resistió valientemente frente a Asuntos Internos, sin dejarse derrumbar tan fácilmente por la herida de la bala perdida. Paco miró a Mariano como recriminándole que le metiera el balazo a Aitor, y Mariano hizo un gesto como diciendo "¿qué querías que hiciera, Paco"?)

Aitor: ¡Tres!

Trujillo: Vale, vale, vale, vale (levantó su arma, gesto con el que el resto de policías se sintieron vulnerables y echaban miradas de confusión a Trujillo) Vale, quietos todos. Bajad las armas

Mariano: Al suelo (dijo a los agentes mientras estos lentamente ponían las armas en el suelo, con delicadeza) Ahí. Eso es. (Paco miró a Mariano inquisitivamente de nuevo y este le hizo otro gesto, más o menos dando a entender que no tenían otra opción. Paco, Mariano y Aitor encerraron a los agentes de policía y a los de Asuntos Internos en el trastero situado en el patio de la corrala. Mariano le puso a Trujillo una venda en la boca y fue a ponérsela a los demás. Trujillo le hizo una negación a Paco como diciendo que esto no les iba a conducir a nada bueno, que estaban cruzando la línea que separaba la ley de la corrupción) Toma (dándole las llaves del trastero a Aitor, tras salir de allí con los agentes encerrados) Joder, Paco... Secuestro de-de-de miembros y fuerzas de seguridad del estado, de esta no nos salva ni Amnistía Internacional, Paco

Paco: ¿Pero qué Amnistía, Mariano? Joder, tenemos hora y media para (eran las 8:46:34 en ese preciso instante) salvar a Nelson, coño

Mariano: Vamos (iban a salir de allí con Fabriccio muerto en silla de ruedas cuando Aitor les detuvo, al empezar a hablar, en un tono un tanto apagado)

Aitor: Oye, Paco... Paco, Mariano... (pasó la mano derecha por su espalda, tirando hacia el contorno de la cintura y se sacó de allí un buen puñado de sangre) Que yo... Yo creo que no... que no voy a ir, eh (enseñándoles la mancha de sangre en su mano a Paco y Mariano. Se pasó la mano izquierda por la cara, en un claro gesto de agotamiento, de fatiga, y poco después, cayó insconsciente al suelo)

Paco y Mariano al unísono: ¡Aitor, Aitor! (eran las 8:47:00...)

Paco y Mariano se hallan en casa de Rita, tratando a Aitor de una herida de bala provocada por un disparo desafortunado de la pistola de Mariano al intentar intimidar a Asuntos Internos, que se encontraban justo fuera de la casa, buscando desesperadamente a Paco, Mariano y Aitor. La policía científica comandada por Silvia, se encargaba de realizar las pruebas pertinentes, para localizar alguna pista que les permitiera descubrir la ubicación de los prófugos...

Mariano: Aguanta, Aitor... Voy (intentaba meter un utensilio por el orificio por el que le había entrado la bala a Aitor, que era muy pequeño. Aitor profirió tal grito ante esto que Paco tuvo que taparle la boca y pedirle que no vociferara, puesto que los de Asuntos Internos estaban justo detrás de las paredes de la casa...) Paco, coño, que lo vas a asfixiar encima

Paco: Joder, que tenemos... por puerta con puerta a la plana mayor de la policía, coño

Mariano: Y yo aquí..., abriendo una herida de-de bala co-con el rascavidrio de la vitrocerámica, Paco, que esto es peregrino (enseñándole el instrumento en cuestión a Paco)

Aitor: Mariano, Mariano, Mariano (estaba girado de espaldas, tenía la herida de bala en la parte derecha de su trasero), por favor, sácame la bala, por dios. Por favor

Paco: Aprieta, aprieta (le decía a Aitor, refiriéndose a su mano para poder soportar mejor el dolor)

Mariano: No la encuentro, joder, no la encuentro, si es que ha entrado en zona carnosa, aquí na más que hay como hilillos y fibra (Aitor volvió a quejarse de su dolor, que era muy elevado, con un grito que no oyeron los de Asuntos Internos casi de milagro) Joder...

Paco: Muerde, muerde (le decía Paco a Aitor, para que mordiera un objeto que le había dado, y aguantara mejor el dolor, que por momentos era insoportable. Rita llegaba en ese momento al lugar de los hechos, donde estaban reunidos un número considerable de agentes de policía y algún miembro de Asuntos Internos, además de Silvia, que buscaba pistas con métodos rutinarios de la policía científica)

Rita: ¿Y esto qué es lo que es? (dirigiéndose preocupada a Montoya al ver montado allí aquel dispositivo) Si no hace ni una hora que-que he dejado a la Sabinica en la guardería...,¿ qué ha pasao?

Montoya: Parece ser que hay... indicios que relacionan a... Paco, Mariano y Aitor con ciertos hechos delictivos

Trujillo: ¿Indicios? Inspectora Castro..., ¿le importaría hacernos un informe preliminar de... las pruebas?

Silvia: Eh... que, es que no tengo ninguna conclusión (mintiendo a Trujillo)

Don Lorenzo: Silvia...

Silvia: Es que tengo que ir al laboratorio (intentando evadirse)

Don Lorenzo: Silvia..., si sabes algo..., dilo

Mariano: Aguanta, Aitor, ahora, eh, aguanta, echa ahí, aguanta, echa ahí (iba diciendo dirigiéndose a Paco en lo de "echar" y a Aitor en lo de "aguantar") Échale bien (Paco echó ginebra por donde Aitor tenía la herida, el dolor fue indescriptible, el objeto que tenía Aitor en la boca le ayudó a superarlo mejor, pero desde luego la sensación no era agradable)

Paco: Eh, tranquilo, tranquilo (calmando a Aitor en la medida de lo posible)

Mariano: Tres pares de Dodotis he gastado, Paco, coño..., no la encuentro..., tendremos que llevarlo al hospital, Paco (jadeaba a causa del esfuerzo que estaba haciendo con la herida de Aitor, intentando sacar la bala pero le resultaba imposible)

Paco: ¿Cómo lo vas a llevar al hospital, Mariano, coño, qué salimos, saludando de la manita, así, a las autoridades, cojones? (hizo un gesto similar al que hacía el Rey de España para sus saludos)

Mariano: ¿Y si se me va la mano?

Aitor: La bala me la vas a sacar tú, ¿vale? Con ginebra,... con las pinzas de la barbacoa o con el puto cuchillo del arroz bíf. ¿Y sabes por qué? Porque por tu culpa no voy a poder volver a bailar en la Van Vackard (debía de ser alguna especie de discoteca de baile frenético en la que se hicieran posturas que requirieran de una flexibilidad notoria, de la que no recibí bien su nombre, no sé exactamente si dijo "Van Vackard" o algún término parecido, pero debía ser procedente de Madrid probablemente) Y porque no vamos a dejar a Nelson tirao. ¿Vale?, por un rasguño en el culo, Paco, no vamos a dejar a Nelson tirao..., eh, y aunque tenga que ir a la pata coja le vamos a salvar, por nuestros cojones

Mariano: Vale

Aitor: Vale (ratificando el "vale" de Mariano y otras palabras de confianza que pronunciaron tanto él como Paco cuando Aitor fue terminando de hablar, diciendo que iban a salvar a Nelson. Se mostraron más confiados por ello)

Las 9:38:02 de la mañana, Curtis y Kike buscaban a Povedilla por toda la comisaría al irse este de incógnito con la ropa de Curtis, intentando resguardarse de Asuntos Internos, que le andaba buscando en ese momento al descubrir un fajo de billetes de 500€ metidos en su taquilla de los vestuarios. Curtis y Kike, tras haber buscado en otras partes de la comisaría, continúan examinando la comisaría, tocándoles en ese momento la sala briefing, en la que entran...

Curtis: ¿Povedilla? Povedilla (cuando pierde la esperanza de encontrar a Povedilla allí, encuentra una chupa de cuero cubriendo algo, que Curtis identificó enseguida como suya) Povedilla, ¿me vas a devolver mi chupa? (quitó la chupa de donde estaba anclada, y descubrió a Povedilla en su interior) ¿Y una vez la tenga me vas a explicar de qué cojones va todo esto?

Povedilla: Te-te-te lo juro por mi santa madre, nada...

Kike: ¿Cómo que nada, Povedilla? Hemos estado en la casa del inspector y parecía el sótano del carretero de Amsterdem

Curtis: ¡Me cago en la puta, coño! (perdiendo la paciencia) He estado cargando un puto cacho de water, con trozos de pulmón de no se sabe quien... ¿y no pasa nada? Mírame a la cara (Povedilla andaba reacio a mirar a la cara a nadie, andaba completamente decaído, nervioso, pero Curtis le propinó una palmada justo enfrente suya para despertarle de su estado de estrés y situarle en la realidad) Mírame a la cara y dime que nadie ha cruzado la línea

Povedilla: ¿Cru-cruzar? (agarrándose las piernas, prácticamente sumido en un trauma) Cruzar no. No. U-u-un poco (rectificó, en vista de que la primera respuesta no convencía para nada a Kike y sobre todo, a Curtis, que no cambió su gesto de la cara) Un poco a lo mejor, sí (Curtis esta vez sí que creyó a Povedilla y cerró los ojos en señal de indignación) Un-un-un nivelín en la línea..., pero ya. Pero Cu... Curtis... qu-, Curtis, por favor (desesperado, suplicándole a sus pies), que-que-que... que aquí-que aquí nadie ha matado a nadie. No,no,no,no,no (repetió, en vista del gesto irónico con el que le respondió Curtis), muchacho, mírame, mírame. Que el inspector no es ningún asesino, que tú lo sabes..., ¿no? (Curtis se llevó las manos a la cara, veía luz en las palabras de Povedilla, él tampoco pensaba que Paco fuese un asesino) Y ahora me están- me están buscando a mí, co-co-como-como si fuera u-u-u-una alimaña, como-como..., yo sólo he guardado un dinero, se lo guardé y ya está, pregúntaselo al inspector (dirigiéndose a Kike), pregúntaselo, yo sólo he guardado un dinero, Curtis, nada más

Kike: Venga, venga, Povedilla, tranquilo, respira, que estamos contigo (aliviando la tensión que tenía Povedilla, que andaba por las nubes)

Curtis: Tranquilo, tranquilo, compañero, tranquilo, tranquilo. En cuanto llegue Paco nos cuenta lo que pasa... y se arregla el asunto. Estoy convencido. Pero el asunto está muy jodido, eh. Para que nos vamos a engañar, el asunto está muy jodido

Povedilla: ¿Mien-mientras-mientras qué hacemos..., eh? Chicos..., chicos, tenéis que sacarme de aquí, tenéis que sacarme de aquí, por favor

Curtis: Reciclaje... (dijo, tras observar a un par de tipos llevando por la comisaría una caja donde se metían objetos reciclados) No te vamos a sacar nosotros, Povedilla, no. A la puta caja (dando un golpe en la parte posterior de la caja de reciclaje con la mano, como diciéndole que se metiera allí cuanto antes)

Kike: Métete, métete, venga (empujándole la cabeza a Povedilla hacia el interior de la caja. Este hizo un gesto de aprobación con los dedos pulgares de ambas manos y terminó de poder encajarse en el hueco que tenía dentro la caja)

Curtis: Operarios, sí... si son tan amables (dando una palmada y sonriendo a los operarios, que iban en busca de la caja que les había pedido Curtis en esos instantes cuando los agentes de Asuntos Internos, comandados por Trujillo, aparecieron en tropel dirigiéndose hacia la posición de Curtis, Kike y Povedilla, mientras Trujillo hablaba por teléfono con alguien...)

Trujillo: Informen de las matrículas de Miranda y Moreno y de la moto de Carrasco a Tráfico y a las patrullas de carretera. (Kike se puso delante del hueco por donde se podía ver la cara de Povedilla en la caja de la papelera para que no le descubrieran los de Asuntos Internos, tras que todos ellos entraran en la sala briefing) Si van con un herido alguien ha tenido que verles, pregunten en tiendas, bancos, cafeterías... Y requisen las tintas de las cámaras de seguridad de la zona

Montoya: Muy bien. Kike, Curtis (iba junto con los de Asuntos Internos a la sala briefing), el inspector Trujillo ocupará la briefing como centro de operaciones mientras dura el dispositivo, así que traedle ordenadores, radio, regletas y un par de teléfonos, para que se puedan organizar, ¿de acuerdo?

Curtis: Estupendo, jefe, ahora mismo, en cuanto se lleven el reciclaje, eh, esta caja, por favor (los operarios estaban allí, a punto de llevarse la caja...)

Montoya: No, esta caja se queda aquí, Curtis

Curtis: Pero si es un minuto... (levantó la caja para empezar a desplazarla a la carretilla que tenían los operarios para moverlas con más facilidad pero Montoya le contestó bruscamente)

Montoya: ¡La caja se queda aquí...!, coño. Y cagando leches a por la logística, venga, vamos (tanto los operarios como Curtis y Kike se marcharon de la sala briefing. Uno de los agentes de Asuntos Internos tiró un vaso de café ardiendo a la caja donde se hallaba Povedilla escondido, y se reprimió un grito de dolor por el ardor que le estaba provocando el café, para que no le delataran los de Asuntos Internos)

Trujillo: Señores, movimiento, vamos contrareloj

La siguiente escena tiene lugar a las 9 horas 52 minutos, 3 segundos de la mañana... Paco, Mariano y Rita son los responsables del bienestar de Aitor, que ha sido herido en el trasero y por fortuna, salvado de una agonía bastante fuerte al lograr Mariano sustraerle la bala con la que él mismo le había herido, apenas una hora antes...

Rita: Inspector, áteme, por favor, que no se vea que yo he sido cómplice de ustedes..., eh. Y si usted no me quiere atar pos así con la mano hueca me da, que se vea que yo me he resistido. Y si no se atreve a eso tampoco deme usted dos ostias bien fuertes porque yo a usted lo aguanto muy bien

Paco: Vamos a ver, Rita, por el amor de dios, ¿cómo te voy a pegar yo?

Mariano: Pa-Paco, a este hombre hay que cambiarle el pantalón, (se refería al mafioso muerto, sentado en una silla de ruedas, Fabriccio Capriati) es que se le ve todo el agujero de la bala (hacía mención a la bala que le había disparado Aitor una hora y unos minutos antes, para intimidar a Asuntos Internos...) y está suturando cosas de muertos (con su gesto característico de angustia, Paco se llevó su pañuelo a la boca...) Rita, ¿tienes un pantalón?

Rita: ¿Pantalón pal muerto? Eh... (pensativa), sí, el del uniforme (viniéndole la idea a la cabeza)

Paco: No, no, ¿cómo-cómo lo del uniforme, co-co-cómo hacemos un intercambio de un mafioso muerto... disfrazado de policía? Una mantita, una mantita y punto..., joder (Rita va en busca de la manta que le solicita Paco, y este, recibe una llamada a su móvil) Sí (era Povedilla quien estaba al otro lado)

Povedilla: Inspector, inspector, mayday, mayday (hablando con voz prácticamente susurrante para que no le descubrieran refugiado en la caja los de Asuntos Internos)

Paco: ¿Qué-qué estás hablando, Povedilla?, habla más alto que no me entero (puso el altavoz en el móvil para que todo el mundo pudiera escuchar lo que decía, es decir, Paco, Mariano y Aitor. Rita había ido a buscar la manta para cubrir las piernas de Fabriccio, el mafioso muerto...)

Povedilla: No puedo, no puedo, inspector, escuche, escuche, (Rita regresó con las mantas y escuchó la conversación ella también...) los de Asuntos Internos han dado orden de intervenir su teléfono, el-el del sub-inspector Moreno, el de... el de Aitor Carrasco, el-el mío, vamos, el-el-el-el-el de media comisaría. Escuche, han echado al comisario (el gesto de sorpresa de los allí presentes era palpable), i-igual yo estoy aquí escondido como-como-como si fuera un-un-un-un-un fugitivo. Propongo, inspector, yo propongo una-una-una- ¿no deberían ustedes entregarse y aclararlo todo, eh? A-además, que he escuchado que-que uno de ustedes está herido

Paco: Sí,sí,sí, es, ha-ha sido... Aitor, pero... lo hemos operado aquí en plan casero y está bien... Po-Povedilla, resiste, eh, apaga el móvil y-y-y... en una hora lo tenemos solucionado todo

Povedilla: De acuerdo (realizó su típico saludo militar y colgó la llamada)

En la siguiente escena, se desarrolla todo con un ritmo vertiginoso. En el bar de Los Cachis, Don Lorenzo, Pepa, Silvia y Sara escuchaban mediante dispositivos de escucha una llamada de Aitor que realizó al jefe de Asuntos Internos, que operaba en la sala briefing de la comisaría de San Antonio, con tal de aportar lo máximo que pudiera al caso de la camorra italiana y encontrar a Paco y Mariano, que estaban en busca y captura por el presunto asesinato de Fabriccio Capriati, un mafioso italiano...

Trujillo: Avise a los agentes de vigilancia, que no entre nadie en la casa (le dice a uno de sus hombres y este llama por teléfono móvil), hay que desalojar el edificio.

Don Lorenzo: (va a irse a toda prisa del bar cuando se da cuenta de un detalle y se gira hacia Pepa y Silvia, que vio que se levantaban a toda prisa de sus asientos) Quietas, quietas aquí. Conseguid tiempo. ¡Conseguid tiempo, es muy importante! (una vez dicho esto se dirige hacia la casa donde estaban Aitor y Rita en aquel momento)

Trujillo: Venid aquí (guía a sus hombres a una pizarra que tenían allí instalada que muestra en un mapa la comunidad de Madrid al completo)

Montoya: Rocamora, quiero tres coches (hablando por teléfono móvil con el policía Rocamora, en el interior de la sala briefing, donde también estaba situado el inspector Trujillo) en la calle Acuerdo nº3, que desalojen el edificio y establezcan un perímetro de 50 metros

Trujillo: Plaza, que traigan una ambulancia ya (haciendo especial énfasis en la palabra "ya". El hombre al que se dirigió se levantó de su asiento y fue hacia Trujillo) Llama a los Tedax, quiero una unidad de asalto con dos francotiradores, visores térmicos e inhibidores de frecuencia por si... quieren detonar la bomba por control remoto

Povedilla: Don-Don-Don Lorenzo (estaba refugiado en el interior de una caja de reciclaje, situada en la sala breifing, desde donde Trujillo dirigía el caso), ¿ha escuchado eso? (comunicándose a través de un intercomunicador con Pepa y Silvia, puesto que Don Lorenzo no estaba allí presente, pero esto Povedilla no lo sabía) Los van a matar a todos como si fueran ratas (hablando en voz baja, para que no le delataran los de Asuntos Internos)

Montoya: ¿Y por qué no llamas también al ejército? (dirigiéndose a Trujillo en un tono irónico)

Povedilla: Don Lorenzo, Don Lorenzo, que la orden es matar, repito, la orden es matar

Montoya: Que los que están ahí son policías, no son terroristas

Trujillo: Ahora sí

Pepa: A ver, Povedilla, Don Lorenzo no está. Tienes que detener a Trujillo, ¿me oyes? Tienes que ganar tiempo. Haz lo que sea, ¿de acuerdo?

Povedilla: ¿Pero qué quieres que haga yo, qué voy a hacer yo?, de-desde aquí no puedo hacer nada

Montoya: ¿¡Pero tú te crees que Paco Miranda va a matar a su hija?!

Trujillo: Pues mira, no lo sé, pero yo no me voy a arriesgar

Pepa: Don Lorenzo ha ido a casa de Rita y tienes que darle tiempo a que lo saque de allí (Povedilla podía oír perfectamente de lo que hablaban Montoya y Trujillo y cualquiera que estuviese en la sala briefing) Tienes que hacer lo que sea, aborta el plan, necesitamos tiempo, Jose Luís, por favor, lo que sea

Povedilla: ¡Quieto todo el mundo! (saliendo en un impulso de la caja donde estaba refugiado, poniéndose al descubierto enfrente de 5 agentes de Asuntos Internos y Montoya, haciendo un total de 6 policías. Intentaba abarcar todo el radio de la habitación con dos pistolas que portaba, para no dejar a nadie sin apuntar pero le era complicado identificar correctamente donde estaba todo el mundo, puesto que no tenía sus gafas puestas) ¡Quietos! (intentaba abortar el plan de aquel modo. Silvia y Pepa no pudieron evitar sorprenderse por la reacción de Povedilla, ya que él no era mucho de lanzarse a realizar actos que pudieran conllevar violencia de por medio) ¡Voy... a decir dos cosas! La primera... De aquí no sale nadie. Y la segunda... ¡Sólo papel! (vociferando estas dos palabras) ¿Nadie sabe leer, mm? ¡Sólo papel, coño! (gritando estas dos últimas palabras, furioso de que le tiraran tantos cafés hirviendo)

Las 10 horas, 24 minutos... Paco y Mariano llegan al puente de hierro de Titulcia, donde se les cala el coche que estaban conduciendo para llevar al mafioso italiano muerto, Fabriccio, al lugar del intercambio, que tendría lugar entre el mafioso y Nelson, entregándoles los agentes a Fabriccio a los mafiosos y estos a Nelson a los policías...

Paco: (dando un golpe al coche, furioso por la situación tan escurridiza en la que se encontraban) No... ¡No me-no-no-no-no me lo puedo creer, cojones, ¿cómo se te ocurre no mirar el depósito antes de coger el coche, Mariano!?

Mariano: Lo he mirao, Paco, coño, lo he mirao, ¿pero qué quieres que haga, que pare en una gasolinera con un fiambre en el asiento de atrás? Además, estamos en busca y captura, Paco, nuestras fotos salen en los telediarios, en los periódicos...

Paco: ¡Si, y en las enciclopedias de (interrumpiendo a Mariano) tonto del culo, allí también salimos! Joder, Mariano, ¿qué-qué-qué hacemos..., eh, llamamos a un teletaxi para hacer el intercambio, te parece?

Mariano: Vale, va-vale, vale, tranquilo, Paco, tranquilo, eh, llamamos al mafiosi por teléfono y le decimos que cambiamos el lugar de la cita y asunto arreglado

Paco: ¡Que no, no (sujetándole el móvil a Mariano, que lo había sacado para llamar a los mafiosos), que no, coño, Mariano, que tenemos el teléfono intervenido

Mariano: Bueno, pues hay que arriesgar, Paco. Hay que arriesgar. Mira, si llamamos por teléfono los de Asuntos Internos por lo menos tardan media hora en venir. Hacemos un intercambio express y salimos de aquí cagando leches. Yo tengo dos cargadores (mostrándole a Paco un cargador de pistola con las balas metidas en la recámara)

Paco: ¿Cagando leches, cómo? ¿Sin gasolina, qué, qué corremos, como dos avestruces por el campo para-para que nos tiroteen, cojones? Joder...

Mariano: (se dirige a los límites del puente, a observar a su alrededor el paisaje, temiendo por lo peor, cuando de pronto, se da cuenta de que hay agua en los laterales del puente, y se gira a Paco...) Paco, ¿tú has visto "Dos hombres y un destino"? (Paco se gira extrañado hacia Mariano y este le asiente con la cabeza, convencido de que pueden lograr salir de aquel incidente con vida. El tiempo seguía corriendo y ya eran las 10:25:30...)

10:33:01 AM, es decir, de la mañana... Paco y Mariano le colocan a Fabriccio Capriati, el mafioso italiano muerto que van a intercambiar por Nelson, un walk-man con un disco con grabaciones de voz metidas en su interior de frases dichas por Fabriccio. Mariano sujeta un mando a distancia en esos instantes, y le va señalando a Paco aspectos a tener en cuenta sobre la funcionalidad del mismo...

Mariano: A ver, Paco, en el- en el número uno dice lo de figlio di putana, en el dos lo de... que baile, si quieres que diga que sí le das al track tres, si... si quieres que-que-que... que diga él que no, pues el cuatro y... y intenta no darle a dos a la vez como has hecho antes que se acoplan los... los subwoofer, que lleva dos (Paco le va respondiendo con "vale" contínuamente, notablemente nervioso, llevándose en un momento dado su famoso pañuelo a la boca, para aspirar con él e intentar calmarse) ¿Vale, lo tienes?

Paco: Me-lo que tengo ganas es... de hacer caca, coño..., joder (Mariano se lleva la mano a la boca, preocupado por su amigo. Los mafiosos acuden al encuentro en ese momento, en tres sendos coches , todos de la marca Mercedes, después de que Mariano los llamara mediante su teléfono móvil, concertándoles el puente como nuevo lugar para el intercambio...)

Mariano: Ahí están (en un tono tan bajo que prácticamente no pudo percibirse. El mafioso que parecía ser el lider, se aproximo a la parte donde empezaba a transcurrir el puente y se dirigió a Paco y Mariano)

Mafioso: ¡¿Qué pasa con Fabriccio?! (preguntó, mosqueado al verle en la silla de ruedas)

Paco: ¡Nada! ¡Nada! ¡La rodilla, que le molestaba un poco esta mañana y lo... eh ,nada!

Mariano: Dale la manita, Paco, dale la manita que se lo de. (Paco alzó la mano izquierda de Fabriccio y e hizo sacudidas con la misma como si estuviera saludando a sus compañeros) Bien, ahí, ahí, jeje

Mafioso: ¡Quiero hablar con él! ¡Abrí, tu tapúe, olio! (hablando en italiano)

Paco: ¡Un momento, primero quiero ver a Nelson! (el mafioso dirigió su mirada a uno de sus compañeros y le hizo un gesto, propiciado en un rápido gesto asentivo con la cabeza. El comapñero al que le dirigió el mafioso el gesto, sacó a Nelson de uno de los coches y lo acercó para que lo pudieran ver Paco y Mariano...) ¡Nelson, ¿cómo estás, hijo, estás bien?!

Nelson: ¡Todo ok! ¡Todo en pie! (o algo similar dice, estas últimas palabras, "todo en pie",no se las entendí bien por desgracia)

Mafioso: ¡Ahora quiero hablar con mi arrogaratso! (o una palabra similar a "arrogaratso" utiliza, lo que sí está claro es que es una expresión italiana)

El intercambio continúa. Paco y Mariano, y Nelson y los mafiosos, se disponen a comenzar con el pacto alcanzado con anterioridad. Pero no les iba a resultar tan sencillo... Los mafiosos querían verificar que a Fabriccio no le pasaba nada, ni estuviera actuando bajo coacción ni nada por el estilo, así que el líder de la banda exigió hablar con su hombre...

Mariano: Dale. Dale, venga (insistiéndole sin descanso), Paco, dale, dale, ya, dale (refiriéndose al mando a distancia para que se reprodujera la voz de Fabriccio, el mafioso que tenían sentado muerto en silla de ruedas, haciendo creer a los compañeros de la mafia italiana que estaba vivo...)

Fabriccio: (voz grabada) "¿Tú quieres que yo parrrle, que yo cante? Pues para que yo cante ustedes tienen que bailar (para simular que realmente hablaba Fabriccio, Paco le hizo movimientos en el brazo, moviéndolos de un lado a otro, haciendo ver que no sólo se movían sus labios, sino también su cuerpo) A ver como bailan... Pa-pa-pa-pa-pa-pa-pa-pa-pa-pa (Paco le fue dando golpes con la mano en su rodilla a Fabriccio a medida que iba pronunciando la expresión de "Pa". Acto seguido, la reproducción de la voz de Fabriccio tocó a su fin)

Mariano: ¡Bueno, vale ya de cháchara, eh! ¡Que empiece a andar Nelson!

Paco: Mierda... (echó a andar hacia delante, con la mirada clavada en los mafiosos, con la silla de ruedas en la que iba Fabriccio. Mariano le seguía de cerca. Por su parte, los mafiosos hicieron andar a Nelson, siendo previamente autorizados por su líder. El tiempo corría, y en ese momento alcanzó las 10 horas, 38 minutos 0 segundos de la mañana...)

Las frases cómicas de "El efecto mascletá" finalizan aquí. La próxima semana, si las cosas van bien, más frases de este género con el capítulo "Algo tan sencillo como hacerte feliz", el que equivaldría al número 99 de "Los Hombres de Paco". En próximos días irán expuestas las frases dramáticas.

Saludos, paqueros/as

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Sobre este blog...

En este blog, irán situados análisis principalmente de capítulos de la serie de \"Los Hombres de Paco\", pero también, a medida que vaya pasando el tiempo, implantaré análisis de otras series de éxito y que también me han acabado enganchando. Los análisis irán retractados mayoritariamente hacia mis gustos particulares sobre la serie, intentando ser lo más objetivo posible, analizando las situaciones que se hayan dado en el episodio en cuestión, explayándolas. En cuanto a analizar series se refiere, las analizaré en su conjunto, sin entrar en detalle sobre cada una de las temporadas, sino sobre la serie completa en sí misma. Por último, agradecer a Formula TV esta iniciativa de los blogs, y espero que mis aportaciones sean de su agrado
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