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Análisis: 'El Internado' 5x05 - "La promesa"

Miércoles 17 de Junio de 2009 01:49
 

Es un alivio comprobar con este episodio que por fin me dan pista libre para reafirmarme en mi postura de que esta 5ª tanda de capítulos está consintiendo a 'El Internado' acercarse de nuevo a la envidiable posición que ocupaba en sus primeras temporadas dentro del olimpo de las series españolas, a pesar de que aun quede mucho camino por recorrer, y cuanto más largo sea el camino, más pasos se darán hacia atrás, por lo que a estas alturas es presumible que ese nivel nunca se recuperará. Pero, como mínimo, pueden complacernos con una recta final aceptable.

"La promesa" no es un capítulo ejemplar, ni mucho menos el cúmulo de sensaciones embriagadoras al que tan difícil es acostumbrarse, pero sí consigue acercarnos a la esencia original de la serie: sorpresas, quizás un ranto previsibles, y giros argumentales interesantes, aunque recurrentes. No obstante, teniendo en cuenta los desmoralizadores altibajos que se vivieron en la 4ª temporada, no estamos en condiciones de quejarnos.

El capítulo, y no es la primera vez que este fenómeno tiene lugar, comienza con un sueño. Un innecesario y fraudulento sueño, que no aporta otra cosa que material interesante con el que promocionar la entrega semanal, regalándolo como algo real que oportunamente no lo es. Y personalmente, nunca he comprendido la sutilidad de esta técnica, que consiste en reducir hechos de suma importancia a sinsentidos. ¿Por qué imposibilitar sucesos que perfectamente pueden suceder convirtiéndolos en irrealidades oníricas?

De la misma forma que hace unas semanas Camilo podría haber forzado a Amelia a asesinar a un hombre, esta vez de verdad, con el fin de mantenerla a raya, en esta ocasión Marcos podría haber secuestrado a s hermano para investigarlo. A decir verdad, me irrita que los golpes de efecto más impactantes que hoy por hoy se pueden ver en la serie no sean más que cábalas dentro de la mente pernoctante de algún personaje, de la misma forma que me molesta comenzar el análisis de un capítulo tan bueno sacando a relucir un punto negativo.

Desplazándonos a otras vertientes más positivas, tras dos capítulos jugando con la muerte (y los muertos), en este la temática se mantiene vigente. Ya se nos ha desvelado la identidad de dos de los 3 cadáveres con los que nos dejó desamparados el 5x03 "El hombre del saco": la primersa era Susana, la chica de los pelos revoltosos, y el segundo, la mujer que descubrimos ahogada en una bañera y que a todas luces debía tratarse de un fantasma solo apto para los ojos de Julia, ha resultado ser Valentina, la madre adoptiva de Iván. Este hecho induce a pensar de forma aun más enérgica que el supuesto suicidio a los pocos días del robo del parto fallido de su hijo no fue tal, como se nos corroboró en el último flashback de María, y que su muerte puede entrañar más de una clave importante. A fin de cuentas, es recomendable recordar que su padre era uno de los líderes del Proyecto Géminis, actualmente en paradero desconocido.

Ahora tan solo resta descubrir qué esconde el ataúd hallado en los pasadizos, y completaremos el cupón, aunque sospecho que la respuesta a este enigma va a mantenerse escondida bastante más tiempo del que nos gustaría.

Un factor muy a tener en cuenta a la hora de evaluar los capítulos, o más planamente, de calificarlos como decentes o mediocres (pues a estas alturas el término sobresaliente ya no es negociable), es si las infantiles tramas de Paula y Evelyn culminan en un objetivo mayor, que complemente el mosaico general del capítulo, o no. En esta ocasión, por suerte, se ha dado el primer caso, y lo que en un primer momento resultaba una relajada antología sobre cómo desmemoralizar a una persona y reestructurarle la memoria con recuerdos nuevos, de forma un tanto rudimientaria, se convirtió en una excusa para que Héctor descubriese que Noiret es uno de los responsables de lo que él considera el asesinato de su hermana.

De no haber sido así, nos habriamos debido de conformar con una insustancial conclusión de la trama que nunca habría trascendido más allá de este capítulo, como ya sucedió en varios episodios, tanto en la 4ª temporada como en la presente.

Nadie tiene claro el futuro estructural de la serie, pero resulta evidente, palpable desde este capítulo, que se está allanando el terreno para el desenlace definitivo, que promete ser inmediato.

La mayoría de los esquemas de los personajes, algunos considerablemente más complejos que otros, están prácticamente completos, y sus ciclos no pueden ensancharse más sin que los propios personajes resulten resentidos de forma colateral. La totalidad del entramado se encuentra entrelazado, o como mínimo, vinculado de algún modo, y a estas alturas todos los personajes saben de qué palo juega cada uno y, más importante aun, de qué pie cojea.

La fragmentación y compilación en facciones más numerosas y radicales de lo que se ha visto hasta ahora es cuestión de capítulos. Y después de eso, tan solo nos restará la colisión entre ambos grupos, la confrontación final y el balance de los resultados.

Interpretaciones:

En esta ocasión no tengo le menor duda a la hora de perfilar esta sección: ha habido una actriz que ha sobresalido por encima del resto del reparto con una elegante maestría que, aunque manifestada habitualmente en píldoras más leves, nunca habiamos consumido en estas cantidades. Y estoy hablando, innegociablemente, de la estrella de "La promesa", Natalia Millán (Elsa), soberbia en todas las escenas adyacentes a la desaparición de su hijo adoptivo, Samuel. Yolanda Aristegui (Irene), Amparo Baró (Jacinta), Luis Merlo (Héctor) y Carlos Leal (Noiret) y también destacaron, aunque en menor medida.

Respecto a las nuevas incorporaciones, Lola Baldrich (Lucía) continúa siendo atesoradora de mi reconocimiento, mientras que Irene Montalá (Rebeca) prosigue sumando y almacenando puntos; Javier Ríos (Hugo) y Jonás Beramí (Nacho) continúan presentándose tan insípidos, tanto a nivel interpretativo como sus respectivos personajes, como el primer día, y mucho tendrán que cambiar las cosas en los 4 capítulos restantes para que reestructurase mi valoración. Aunque eso sí, admito que el primero se encuentra en una posición levemente superior que el segundo en mi escala de aprecio, aunque sea en números rojos.

Los 5 mejores momentos de "La promesa":

Cazafantasmas... II:

Nunca me ha facinado la desmotivada faceta sobrenatural de la serie, pero admito que los cruces fantasmagóricos con Cayetano conllevaron a más de una circunstancia interesante, y situaron al personaje de Julia en problemáticas encrucijadas.

No obstante, por aquel entonces disponían del comodín de la novedad, que lo convertía en interesante. Ahora, sencillamente, es más de lo mismo. La tensión del momento es palpable, y la sorpresa no pasa inadvertida, cuando Iván desvela ser el propietario de la pelota con la que el nuevo fantasma, su madre, atormentaba a Julia.

Explotación infantil:

Quizás por el hecho de que me hizo gracia ver al tan bien cotizado por Antena3 Brendan Price, que interpretaba con la maestría que le catacteriza al padre de Rebeca, o puede que debido a que han sabido manejar el pasado de este personaje mejor de lo que me esperaba. El caso es que el primer flashback de la nueva profesora de hitoria (únicamente este, ya que el segundo sigue e intensifica el patrón de recuerdos desaprovechados al que nos tienen acostumbrados) merece estar, aunque no sea por la trascendencia, en esta clasificación, y en este puesto.

Una vez más, me enfrento al caótico esbozo de surrealismo en que pretenden convertir la serie al incluir esta serie de fenómenos paranormales, que nunca he sabido encajar en el contexto total..., supongo que debido a que sobran total y absolutamente.

En el fondo del mar...:

Natalia Millán hizo en estas escenas gala de una capacidad innata para transmitir emociones, logrando que la desesperación y corrosión personal del personaje fuese palpable a través de la pantalla. Una madre meticulosamente atenta e ilusionada cuyo bebé cayese a un lago por culpa de un descuido por su parte reaccionaría y actuaría tal y como lo hizo ella.

Como culminación de la tragedia, entra en escena Noiret, cuyo amor por Elsa, ya sin intereses de por medio, requiere de tan solo un instante para desvanecerse.

Un increíble compilado de sensaciones entremezcladas, que solo es posible gracias a una de las mejores actuaciones que he tenido la oportunidad de presenciar a lo largo de la serie.

"Hijo de puta...":

Encarnado por Luis Merlo, que en ocasiones llegó a brillar con luz propia, Héctor de la Vega fue el indiscutible protagonista de las 3 primeras temporadas. A partir de la 4ª se percibió que se alejaba de la trayectoria original y fuimos testigos de cómo, lenta e inexorablemente, pasaba a un segundo plano. Gracias a la sanadora 5ª temporada, el personaje está recuperando peldaños lentamente, remontando su propio ascenso para alcanzar el trono de nuevo, y esto se ha hecho evidente en esta escena, que ha acercado a Héctor-de-la-Vega-o-Samuel-Espí-según-se-mire aun más al núcleo del argumento.

La expresión de su rostro al descubrir que Jackes Noiret es uno de los culpables de "TODO", a caballo entre la sorpresa y el odio espontaneo, no le pronostica un futuro libre de compliaciones a francés... ni a él mismo.

Todo vuelve al lugar que le corresponde:

Este satisfactorio cliffhanger me ha obligado a retractarme respecto a mi queja del anterior análisis, en la que señalé la carencia de finales potentes en los últimos capítulos. Existen tres estilos gratificantes a la hora de cerrar un capítulo; a saber: finales reconfortantes, tétricos o impactanter, y en esta ocasión nos han condecorado con una ensalada de dos de ellos.

Impactante porque descubrimos, aunque una vez más se tratara de algo pedecible, que Samuel está vivo; reconofortante porque ese ademán de vitalidad y esperanza en una mujer a la que veiamos marchitarse lentamente desde que se vió obligada a abandonar a su hijo, obra de la grandielocuente Yolanda Aristegui, autoriza a los soñadores a aguardar ese voluminoso y entrañable, a la par que insatisfactorio, desenlace con el que tan seguramente se marcará el punto final de la serie.

Conclusión: 'El Internado' se encuentra en estos momentos llamando a la puerta de su más que merecido final. Aunque ya parece claro que tendrá lugar una innecesaria (ya son 2 las que acumulan esta denominación) 6ª temporada (porque si no igualan la cifra de 'Perdidos', revientan...), con un escenario aun indefinido, igual de evidente resulta que en esa ocasión no tendrán más remedio que cerrar la serie. Si a alguien debemos agradecérselo, es los más de medio millón de espectadores que han dejado de seguir la ficción este año, y es que ha funcionado como señal ineludible para Antena3 mejor que cualquier cartel luminoso.

La inminente culminación de la historia del Laguna Negra comienza a verse esbozada en los episodios actuales, y todas las tramas, tanto personales como misteriosos, e ignorando la mucha miscelánea que ha quedado en el camino, están confluyendo hacia un mismo punto de encuentro.

La 5ª temporada tampoco conformará el final de la serie, pero eso no anula las posibilidades de que nos permita disfrutar de una season finale antológica, como lo fueron tanto la de la 2ª temporada como la de la 3ª. ¿O una vez más, es mucho pedir...?

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