"La promesa" no es un capítulo ejemplar, ni mucho menos el cúmulo de sensaciones embriagadoras al que tan difícil es acostumbrarse, pero sí consigue acercarnos a la esencia original de la serie: sorpresas, quizás un ranto previsibles, y giros argumentales interesantes, aunque recurrentes. No obstante, teniendo en cuenta los desmoralizadores altibajos que se vivieron en la 4ª temporada, no estamos en condiciones de quejarnos.
De la misma forma que hace unas semanas Camilo podría haber forzado a Amelia a asesinar a un hombre, esta vez de verdad, con el fin de mantenerla a raya, en esta ocasión Marcos podría haber secuestrado a s hermano para investigarlo. A decir verdad, me irrita que los golpes de efecto más impactantes que hoy por hoy se pueden ver en la serie no sean más que cábalas dentro de la mente pernoctante de algún personaje, de la misma forma que me molesta comenzar el análisis de un capítulo tan bueno sacando a relucir un punto negativo.
Desplazándonos a otras vertientes más positivas, tras dos capítulos jugando con la muerte (y los muertos), en este la temática se mantiene vigente. Ya se nos ha desvelado la identidad de dos de los 3 cadáveres con los que nos dejó desamparados el 5x03 "El hombre del saco": la primersa era Susana, la chica de los pelos revoltosos, y el segundo, la mujer que descubrimos ahogada en una bañera y que a todas luces debía tratarse de un fantasma solo apto para los ojos de Julia, ha resultado ser Valentina, la madre adoptiva de Iván. Este hecho induce a pensar de forma aun más enérgica que el supuesto suicidio a los pocos días del robo del parto fallido de su hijo no fue tal, como se nos corroboró en el último flashback de María, y que su muerte puede entrañar más de una clave importante. A fin de cuentas, es recomendable recordar que su padre era uno de los líderes del Proyecto Géminis, actualmente en paradero desconocido.
Ahora tan solo resta descubrir qué esconde el ataúd hallado en los pasadizos, y completaremos el cupón, aunque sospecho que la respuesta a este enigma va a mantenerse escondida bastante más tiempo del que nos gustaría.
De no haber sido así, nos habriamos debido de conformar con una insustancial conclusión de la trama que nunca habría trascendido más allá de este capítulo, como ya sucedió en varios episodios, tanto en la 4ª temporada como en la presente.
La mayoría de los esquemas de los personajes, algunos considerablemente más complejos que otros, están prácticamente completos, y sus ciclos no pueden ensancharse más sin que los propios personajes resulten resentidos de forma colateral. La totalidad del entramado se encuentra entrelazado, o como mínimo, vinculado de algún modo, y a estas alturas todos los personajes saben de qué palo juega cada uno y, más importante aun, de qué pie cojea.
La fragmentación y compilación en facciones más numerosas y radicales de lo que se ha visto hasta ahora es cuestión de capítulos. Y después de eso, tan solo nos restará la colisión entre ambos grupos, la confrontación final y el balance de los resultados.
Interpretaciones:
Respecto a las nuevas incorporaciones, Lola Baldrich (Lucía) continúa siendo atesoradora de mi reconocimiento, mientras que Irene Montalá (Rebeca) prosigue sumando y almacenando puntos; Javier Ríos (Hugo) y Jonás Beramí (Nacho) continúan presentándose tan insípidos, tanto a nivel interpretativo como sus respectivos personajes, como el primer día, y mucho tendrán que cambiar las cosas en los 4 capítulos restantes para que reestructurase mi valoración. Aunque eso sí, admito que el primero se encuentra en una posición levemente superior que el segundo en mi escala de aprecio, aunque sea en números rojos.
Los 5 mejores momentos de "La promesa":
No obstante, por aquel entonces disponían del comodín de la novedad, que lo convertía en interesante. Ahora, sencillamente, es más de lo mismo. La tensión del momento es palpable, y la sorpresa no pasa inadvertida, cuando Iván desvela ser el propietario de la pelota con la que el nuevo fantasma, su madre, atormentaba a Julia.
Una vez más, me enfrento al caótico esbozo de surrealismo en que pretenden convertir la serie al incluir esta serie de fenómenos paranormales, que nunca he sabido encajar en el contexto total..., supongo que debido a que sobran total y absolutamente.
Como culminación de la tragedia, entra en escena Noiret, cuyo amor por Elsa, ya sin intereses de por medio, requiere de tan solo un instante para desvanecerse.
Un increíble compilado de sensaciones entremezcladas, que solo es posible gracias a una de las mejores actuaciones que he tenido la oportunidad de presenciar a lo largo de la serie.
La expresión de su rostro al descubrir que Jackes Noiret es uno de los culpables de "TODO", a caballo entre la sorpresa y el odio espontaneo, no le pronostica un futuro libre de compliaciones a francés... ni a él mismo.
Impactante porque descubrimos, aunque una vez más se tratara de algo pedecible, que Samuel está vivo; reconofortante porque ese ademán de vitalidad y esperanza en una mujer a la que veiamos marchitarse lentamente desde que se vió obligada a abandonar a su hijo, obra de la grandielocuente Yolanda Aristegui, autoriza a los soñadores a aguardar ese voluminoso y entrañable, a la par que insatisfactorio, desenlace con el que tan seguramente se marcará el punto final de la serie.
La inminente culminación de la historia del Laguna Negra comienza a verse esbozada en los episodios actuales, y todas las tramas, tanto personales como misteriosos, e ignorando la mucha miscelánea que ha quedado en el camino, están confluyendo hacia un mismo punto de encuentro.
La 5ª temporada tampoco conformará el final de la serie, pero eso no anula las posibilidades de que nos permita disfrutar de una season finale antológica, como lo fueron tanto la de la 2ª temporada como la de la 3ª. ¿O una vez más, es mucho pedir...?
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