Análisis: 'El Internado' 5x04 - "La novia cadáver"

Uno de los eventos más destacables del episodio es que por fin se produce uno de los flashbacks más esperados, protagonizado por Saúl y David Almansa, el padre de Fermín, y que desde mi punto de vista han derrochado notablemente, pues aunque interesante, no es ni de lejos tan detallista como a muchos nos gustaría. Como mínimo, si lo que pretenden es retratar la abyecta maldad de los nazis, el doctor Wulf debería haber llevado a cabo algún acto de crueldad desmesurada, pero hemos de conformarnos con un amago que no convence a nadie.

He ahí uno de los inconvenientes que más oportunidades de salir a flote restan a 'El Internado': el hecho de que, al ser buena parte de la audiencia menor de edad, se empecinan en enfocar los contenidos de la serie hacia un público infantil.

Otro de los desperfectos más cotidianos que padece la serie, agravado especialmente en esta 5ª temporada, es la ausencia de cliffhangers potentes a la hora de cerrar los capítulos, que mantengan al espectador durante 7 días con la mandíbula desencajada, si no que es más habitual que las revelaciones tengan lugar durante el comienzo o en los meridianos del episodio.

El culpable de esta nueva doctrina es, una vez más, el alargamiento indefinido, del que han brotado varias líneas argumentales, ajenas al contexto real de 'El Internado', que carecen de interés para la audiencia, y que sin embargo tratan de disfrazan de apoteósicas, sin necesidad de que la efeméride sea Carnaval.

En esta ocasión, aunque predecible para el espectador mínimamente avispado, la conclusión del episodio sí ofrece material acerca del que teorizar a lo largo de la semana, a pesar de que el descubrimiento no resultase tan chocante como debiera. Y es que desde los albores de la 4ª temporada se ha adoptado la costumbre de descuidar la escenografía y el acompañamiento musical, imprescindibles en estas ocasiones destacadas, lo que reduce las impactantes revelaciones a meras palabras huecas o imágenes a procesar. Atrás quedan finales diamantescos, como Jacinta acudiendo a visitar al Gnomo, Elsa exhumando la tumba de su hermano, Camilo, tras descubrir a la audiencia que él es el responsable de los intentos de asesinato a los alumnos y el saboteador de sus pruebas, acudiendo a visitar a Irene Espí, la madre de Marcos y Paula, la cual sigue viva y la mantienen retenida en los pasadizos, Paula siendo narcotizada y trasladada por Mateo hasta los quirófanos de los pasadizos, o Mateo despertándose en el interior de un ataúd, acompañado exclusivamente por una cápsula para aliviar su agonía, entre otros muchos.

Esa facultad innata para sorprender, me atrevo a afirmar que el principal aliciente de la serie, está hoy por hoy apagada, y así será hasta el día en que se decidan a conducirla, para entonces arrastrarla, a su conclusión lógica.

Interpretciones:

Las tablas están muy remarcadas en esta sección, y salvo puntuables excepciones, los capítulos suelen llevárselos los mismos. Como de costumbre, triunfan Amparo Baró (Jacinta), Luís Merlo (Héctor), Natalia Millán (Elsa), Manuel de Blas (Saúl) y Pedro Civera (Camilo), probablemente los integrantes con más experiencia y talento del reparto. Me entristece ver cómo, desde hace ya muchos capítulos, el personaje de Merlo, indiscutible protagonista de las 3 primeras temporadas, ha sido relegado a un nivel secundario, desde el que su presencia se atenua paulatinamente. Lo mismo se podría decir en el caso de los otros tres, aunque la disminución de aparición no haya resultado tan evidente. En un merecido segundo lugar, tenemos a Carlos Leal (Noiret), al que se le ve en su salsa desde que se delató la maldad de su personaje, Ismael Martínez (Martín) y Yolanda Aristegui (Irene).

Trasladándonos al campo de las "jóvenes promesas", en este caso han destacado, aunque sin excesivos ornamentos, Martín Rivas (Marcos) y Ana de Armas (Carolina); Javier Cidoncha (Lucas) continúa autoridiculizándose al compartir escena con Carlota García (Paula) y Denisse Peñas (Evelyn), aunque es palpable una mejoría respecto a la anterior tanda de episodios.

Tras 4 capítulos, ya es posible hacer balance de los nuevos personajes y, por consiguiente, de los actores que los interpretan: Lola Baldrich (Lucía) es, con una prepotente diferencia, la mejor incorporación de la temporada; haciéndose notar está Irene Montalá (Rebeca), que ha sabido encajar a su personaje en el epicentro del resto con diligencia; Javier Ríos no ha conseguido convecerme aun como Hugo, un sencillo heredero de Pedro que no le hace justicia ni por asomo; por último, Jonás Beramí (Nacho, el novio de Victoria) es responsable de la interpretación más insípida que he tenido la oportunidad de ver en esta serie, lo cual también es extensible a su personaje.

Los 5 mejores momentos de "La novia cadáver":

La coacción a la que Amelia es sometida se ha tensado hasta un límite que podría considerarse flexible, y tanto Camilo como Noiret son conscientes de ello. Es por eso que, para evidenciar las consecuencias negativas que tendrían lugar si Amelia interrumpiese el inquebrantable pacto, deciden trasladar a Fernando, el hermano moribundo de la profesora, hasta la superficie del propio Internado, ofreciéndole un cargo como profesor de arte.

Nosotros lo sabíamos. Los malos lo sabían. Y como de costumbre, han sido precisamente los principales interesados los últimos en descubrirlo. Gracias a una serie de piezas que los guionistas habían sembrado estratégicamente con anterioridad, el breve encuentro entre Marcos y Aarón... perdón, Samuel, basta para que se percate de que el bebé es su hermano. Poco a poco, los personajes están comenzando a alcanzar nuestro nivel de conocimiento, y ese es un inequívoco síntoma de que se están asentando las bases del desenlace de esta historia.

Como ya he dicho antes, considero que esta escena podría haber sido más completa y minuciosa, pero dado que no ha sido posible, conformémonos con lo que nos han ofrecido. Más allá del hecho de que Saul y el padre de Fermín compartiesen celda en un campo de concentración, estos recuerdos nos han permitido conocer mejor al despiadado doctor Wulf, personaje que se presenta muy interesante.

Ambos son actores magníficos, que encarnan a personajes, cuando menos, paradigmáticamente complejos. Y de esta unión nace una de las conversaciones más interesantes y nutridas de información del capítulo, aclimatizada entre el temperamental cruce de réplicas relampagueantes que despiden a la par sus respectivas bocas. La confianza con las que ambos se tratan induce a pensar que a sus espaldas arrastran una dilatada relación, que no ha de por qué ser estrictamente profesional.

El capítulo hecha el cierre con una inquietante (y nefastamente prometedora) frase de Roque, que con la espontanea perspicacia que le caracteriza, consigue encontrar una relación entre la muerte del sobrino del guardabosques, que además de ayudar a su tío con las labores propias de su oficio se encargaba de promocionar la película "Fuga de cerebros", y la de Susana. A pesar de que esta incipiente corriente de crímenes se había resultaba explícita desde el desenlace del episodio anterior, se ha consolidado con esta confirmación. A pesar de encabezar el ránking, se ha tratado de un momento determinantemente descafeinado, que debería haberse expuesto con mayor frivolidad.

Conclusión: a pesar de haber perdido el título de atalaya de la ficción española, propiciada por el desastroso alargamiento indefinido, 'El Internado' prosigue siendo una buena serie, a pesar de que la audiencia comience a pensar lo contrario, algo que se refleja en la audiencia de esta temporada, emparedada entre 3 y 3´5 millones de espectadores, cuando la media habitual de la serie oscilaba en torno a los 4 millones.

No obstante, la bajada de audiencia es lo mejor que podría sucederle a 'El Internado', pues obligará a Globomedia a retractarse en su postura de extender lo que originalmente fue planificado como una historia breve hasta lo inimaginable, forzándola a la autodestrucción, como acostumbran hacer con tantas otras series.

La 5ª alcanzará esta semana, con el capítulo "La promesa", su ecuador, y nos aclarará de qué pasta está hecha esta temporada, a favor de la que he decidido apostar mis, escasas, lo reconozco, esperanzas.