Tierra (poco fértil) de Lobos

Telecinco estrenó anoche su gran apuesta de ficción para el otoño tras una intensa promoción que comenzó cuando aún llevábamos bermudas y el trasero lleno de arena. Tierra de Lobos ha sido muy cuidada y colocada en la programación entre algodones.

En una breve y libre sinopsis podríamos resumir que la serie trata de dos hermanos bien parecidos que, tras delinquir, se esconden en el pueblo de sus orígenes donde se tendrán que enfrentar con un terrateniente y conquistar a sus hijas (todas ellas bellas y esbeltas)

El primer capítulo fue un continuo quiero y no puedo, con una fotografía a ratos digna, a ratos espantosa, algunos personajes bien dibujados (destacar la breve aparición de María Castro) y otros pésimamente interpretados (el acento francés de preso suizo es para cambiar de canal), un guión haciendo aguas (de manantial, como la de los hermanos Bravo) y mucho torso desnudo para compensar lo aburrido de los primeros 40 o 50 minutos.

Para tratarse de la serie más promocionada de la temporada, de incluir sólo una pausa publicitaria (llevando ya una hora en emisión) y de emitirse en una noche sin una competencia feroz (a excepción del biopic de Raphael, que no le hizo sombra) un 15.6% de audiencia y poco más de 2 millones y medio de espectadores no es un dato demasiado esperanzador para un estreno, teniendo en cuenta los costes que una producción como ésta requiere.

Habrá que esperar su evolución en las próximas semanas, pero servidor intuye que no nos encontramos ante la nueva gallina de los huevos de oro que Telecinco pretendía encontrar tras el fin de Sin tetas no hay paraíso.