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Aritz, no me jodas

Miércoles 18 de Noviembre de 2015 13:15
 

Aritz, no me jodas

Mira que empezaste bien, Aritz. Al entrar en Gran Hermano 16 nos pareciste un concursante estupendo: reflexivo, sensato, con ganas de disfrutar de tu paso por la casa y de no meterte en un sinfín de discusiones absurdas que sabías que no acabarían llevándote a ningún lado. Muchos te veíamos ya como ganador, y ese sentimiento se mantuvo durante mucho tiempo. Fíjate si era así, que hasta tus compañeros de concurso creían que tenías muchas posibilidades de acabar llevándote el maletín.

Ni las incongruencias de tu supuesta vida no digital ni el hecho de que se demostrase que sí sabías cosas de Gran Hermano a pesar de asegurar que nunca jamás habías visto ni siquiera un minuto de este magno programa lograron que dejases de ser el favorito de mucha gente -entre los que me incluyo- para ganar el concurso. Pero con lo que no contabas, amiguito, era con que se te cruzara alguien como Han en tu camino.

Sé sincero: no entiendes qué te está pasando. No pasa nada, es normal, pero admite que tienes una marea de sentimientos dentro que te tienen confundido y que no sabes cómo gestionar. Hasta ahora lo has llevado medianamente bien, pero cuando la cosa ha acabado yendo a mayores ya has llegado a un punto en el que, al no entender qué narices se remueve en tu interior, reaccionas de manera explosiva mostrando un rechazo absoluto a algo que, en el fondo, sabes que te encanta.

Ahora aún no lo sabes, pero aquí fuera estamos que nos mordemos las uñas hasta el codo con tu historia con Han. Y más después del dramático giro en las acontecimientos que tuvo lugar hace dos noches. Voy a intentar no caer en presentar a Han como una pobre víctima inocente de ti pero, chico, se me va a hacer muy complicado. Aritz, a Han le encantas. Le gustas mucho, le atraes, ¿es que no lo ves? Cuando esto pasa, hay que ser claro: o no quiero nada contigo o lo quiero todo y con todas sus consecuencias. La vida funciona así, al menos la vida a la que yo estoy acostumbrado.

Por mucho que lo intentes maquillar como una bonita amistad, la cosa ya no cuela. Es genial que un hombre heterosexual y otro homosexual puedan tener una relación así de cercana e íntima sin que el orgullo de macho alfa haga acto de presencia para ponerse en modo cuñado y anunciar que 'por el culo, ni el bigote de una gamba'. Pero tú, yo, Han, tus compañeros de encierro y el resto de audiencia sabemos que este no es vuestro caso.

Aritz, querido, dos no tontean si uno no quiere. Y sí, tú tonteas con Han. Cuando dejas que se meta en tu cama y hacéis la cucharita, tonteas. Cuando juegas a morderle la lengua, tonteas. Cuando te pones a horcajadas encima de él, tonteas. Cuando os tapáis con el edredón para que nadie pueda veros, tonteas. Cuando jugueteáis a daros besos comisureros, tonteas. Cuando os frotáis contra una pared durante una fiesta, tonteas. Pero, ojo, si Han hace un amago de plantarte un beso como Dios manda, tú le haces la cobra. Y te cabreas. Y le dices que no te hable más porque está confundiendo las cosas. Y te extrañas cuando Han llora y la casa se arremolina a su alrededor.

Deja de extrañarte, deja de preocuparte por lo que dicen o dejan de decir el resto de compañeros. ¿A qué viene que tu persona especial haya empezado a ser nombrada cuando lo tuyo con Han ya ha llegado a un punto de no retorno? Y si Han dice que siente celos de esa persona especial, te cabreas. ¿Tú ves esto normal? ¿Ves normal esos cabreos que te entran? ¿Ves normal decir a ladridos "Este tío me ha metido mano mientras estaba durmiendo" cuando tú y solo tú has dado pie a que todo esto pase? ¿Realmente crees que es inteligente culpar a Han y a los -por otra parte justificados- cuchicheos del resto de habitantes de la casa de estos cabreos que te entran de vez en cuando? Aritz, no. No es justificable. Estás adoptando una actitud miserable para ocultar algo que creo que ya no puedes ocultar más: que te mueres de ganas de besar a Han, de acostarte con él, de descubriros, de descubrirte, de disfrutar de lo que ambos sentís.

Aritz, no hace falta ponerle etiquetas. No pienses si eres bisexual, homosexual, heterosexual o cualquier otra orientación. Da igual, simplemente disfruta. ¿Tienes ganas de seguir adelante con Han? Sigue adelante con él. Que no te importe lo que digan tus compañeros, tus padres, la audiencia, tus amigos. Que les jodan a todos, en fila india. ¿Van ellos a hipotecar su felicidad por lo que puedas pensar tú? Sé justo contigo mismo, joder, regálate el poder sentir sin trabas, pedid una hora sin cámaras y miraos en silencio, desnudaos, besaos, abrazaos. Y si Han no te gusta, tienes a alguien especial fuera y no quieres hacerle daño, la cosa es sencilla: para. Para de tontear, para de darle esperanzas a Han y de herir a tu persona especial. Es fácil, Aritz, o quieres o no quieres. Pero las medias tintas no molan, y menos en el amor. Reacciona, no ya por ganar o no ganar Gran Hermano, sino por ti mismo. ¿O acaso crees que así se puede seguir mucho tiempo más? Vamos, Aritz, no me jodas.

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