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4 programas (más) que deberían volver a la televisión española

Lunes 14 de Julio de 2014 08:23
 

4 programas (más) que deberían volver a la televisión española

Amiguitos, preparaos: parecía que aún faltaba mucho, parecía que no iba a llegar, incluso podía ser que, como la canción del verano, fuese algo que por fin se hubiese extinguido. Pero, ay de nosotros, ha estado ahí agazapada esperando que termine el Mundial de Brasil para atacar con toda su artillería a partir de hoy mismo. Sí, queridos y queridas: estoy hablando de la programación veraniega. Ante el horror que nos espera (sólo hace falta ver ese engendro llamado Ex, ¿qué harías por tus hijos? para intuir la que se nos viene encima), he decidido volver a hacer un ejercicio de nostalgia y recordar otros cuatro programas que deberían volver a la tele, especialmente en fechas veraniegas.

Fort Boyard

Los que recordamos Fort Boyard sabemos lo que llegó a molar ese concurso y lo necesario que es que vuelva a la tele. En verano de 2001, justo después de que terminase la primera edición de Gran Hermano, Telecinco estrenó este concurso de aventuras presentado por Paula Vázquez. El principal aliciente de Fort Boyard era que estaba ambientado en la fortaleza napoleónica homónima que se encuentra en la costa atlántica francesa y que los concursantes debían superar una serie de pruebas físicas bastante espectaculares para conseguir hacerse con las llaves que abrían el preciado cofre del tesoro.

La espectacularidad del formato y el éxito por el que venía precedido (en Francia va ya por su 24ª edición, no os digo más) no fueron suficiente aliciente para enganchar al espectador español, que recibió a Fort Boyard con un -por aquel entonces mediocre- 17,1% de share medio. Estoy seguro de que, con una buena actualización, un formato como Fort Boyard podría convertirse en el nuevo El gran juego de la oca de esta década. Programadores de televisión, tomen nota.

Mujeres ricas

Cómo echo de menos Mujeres ricas, amigos. Anoche, mientras veía la final del Mundial de Brasil, me vino a la cabeza Caniggia y, con él, la insuperable Mariana Nannis. Y en cuestión de nanosegundos recordé las dos temporadas de Mujeres ricas y me invadió la necesidad irrefrenable de pedirle a laSexta (con un change.org o algo) que vuelva a ponerse en marcha para grabar nuevas temporadas de tan tremendo reality.

¿Por qué tenemos que tener a alguien como Olivia Valère haciendo el ridículo sobre trampolines cuando puede seguir mostrándonos la vida de glamour de Puerto Banús? ¿Por qué no sabemos ya nada de Mar Segura y de su particular manera de ver el mundo? ¿Dónde están ahora las hermanas Collado? ¿Y Verónica Pucci? ¿Sigue sacándole el dinero a ese carcamal que tiene por marido? ¿Qué ha sido de Natasha Romanov? ¿Consiguió ya algún número 1 en Billboard? No sé vosotros, pero yo no puedo con este sinvivir.

Hotel Glam

¿Cuál ha sido el mejor reality de la historia de la televisión española? Es difícil decirlo, pero lo que sí que está claro es que Hotel Glam sería, sin lugar a dudas, uno de los primeros en ese hipotético ranking. Con un share medio de casi un 25%, el éxito cosechado por este formato que Gestmusic se inventó para dar salida al rebaño de personajes que generaba Crónicas Marcianas superó todas las expectativas. Pocholo, Dinio, Yola Berrocal, Tamara (ahora Yurena), Chonchi Alonso, Malena Gracia, Estíbaliz Sanz, Encarni Manfredi, Aramís Fuster o Frank Francés fueron algunos de los huéspedes de ese delirante hotel.

Aunque muchos consideran Hotel Glam como el cénit de la telebasura (para mí es una obra cumbre del espectáculo televisivo, del metalenguaje y de la retroalimentación de contenidos, pero ya sabéis que tengo las neuronas muy fritas), considero que actualmente tenemos un plantel bastante importante de famosetes de serie B que darían un brazo por concursar en una segunda edición de Hotel Glam. Y donde digo 'famosetes de serie B' quiero decir Amador Mohedano, Fran Álvarez o Aguasantas. Las risas que nos íbamos a echar.

¡Ay, qué calor!

Aunque la llegada de las teles privadas a España se vendió como una oportunidad para la sana competencia y para los nuevos formatos televisivos, en la práctica se convirtió en una sola cosa: tetas. El desembarco de Telecinco y sus italianas maneras de entender el show business nos trajeron un segundo destape que España esperaba con delirio desde que a Sabrina Salerno se le salió una teta en esa Nochevieja de 1987. Y aunque yo sólo tenía cinco años cuando se emitió ¡Ay, qué calor!, recuerdo escabullirme de madrugada al salón a ver un poco de ese concurso que presentaba un señor vestido de marinero y en el que un ramillete de mozas de buen ver y mejor palpar aprovechaban cualquier ocasión para enseñar las mamellas. Al loro con el vídeo:

Muchos años después descubrí que las lozanas muchachas eran las chicas Chin-Chín (que no tenían nada que ver con las Mama Chicho o las Cacao Maravillao) y que las pruebas que debían superar los concursantes eran sólo una excusa para, básicamente, enseñar chicas desnudas. Así de claro y honesto, oye, para qué andarte con hostias cuando la misión de tu concurso es alegrar al respetable con varios pares de senos femeninos, ¿no? Y como siempre tiran más dos tetas que cien carretas, no podemos dejar que la España de los noventa nos deje ahora de mojigatos y pidamos el regreso de ¡Ay, qué calor!. ¿O acaso preferís ver a Sandro Rey o los debates casposos de 13tv antes que un alegre show picantón?

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