Si vence Sofía, ganará la libertad

Hoy acaba todo. Sofía o Aritz, uno de los dos se convertirá en el ganador de esta edición de Gran Hermano. Favoritos desde el principio y con una gran legión de detractores, los dos finalistas viven en estos momentos sus últimos minutos dentro de la casa que los ha catapultado al éxito. En esta ocasión y por primera vez en la historia de este programa, solo dos podrán disfrutar de la final, y lo harán acompañados de algunos de los seguidores del concurso.

Niedziela tuvo que conformarse con un digno tercer puesto pero es justo reconocer que la entrevista que anoche protagonizó la artista de circo, ha sido una de las mejores toda la edición. Nied pudo disfrutar en plató de sus mejores momentos en la casa, momentos que se tradujeron en una colección de deliciosos vídeos que lograron emocionar a este servidor. Tuve la clara certeza, de que si los teléfonos hubieran vuelto a abrirse también para ella una vez terminada la gala, se hubiera convertido en ganadora de lleno.

Niedziela nos ha regalado momentos que serán difíciles de olvidar. Sus vivencias en el concurso han sido tan sencillas como emotivas. Pudo la concursante comprobar que no ha sido una participante invisible como en muchos momentos temía, pues en su recta final ha logrado robarle el corazón a gran parte de la audiencia.

También tuvieron ocasión los dos finalistas de solucionar cuentas pendientes, aunque debo reconocer que vi a Sofía mucho más valiente que a su competidor. Aritz intentó por todos los medios eclipsar los problemas y las diferencias que había entre ambos con cortas y poco creíbles explicaciones. Es evidente que la competitividad entre Aritz y Sofía es una emulación que el vasco quiere mantener oculta, quizás porque no está muy dispuesto a asumir que esta final no deja de ser el gran duelo de esta edición, un duelo que no querría perder a calzón quitado. Él prefiere hacer con que todo está bien y vendernos la moto afirmando que Sofía le parece una buena chica. No seré yo quien le compre la burra. Durante estos meses hemos tenido que escuchar como Aritz decía constantemente que Sofía era un tamagotchi que solo cargaba, comía y dormía, valga la redundancia. Una observación que está fuera de lugar desde punto y hora que el que expone, Aritz en este caso, hace exactamente lo mismo que lo que critica en su compañera. Es más, apostaría lo que fuera a que si pudiéramos medir el tiempo que Han y él han pasado juntos frotándose bajo las sabanas supera en creces al que Sofía ha compartido con Suso y con Ricky.

Cualquiera que haya seguido este concurso con algo de esmero y detenimiento durante el ultimo mes, sabe que Sofía ha sido una concursante mucho más proactiva que su rival de esta noche. No obstante, no le restare mérito alguno a Aritz si finalmente él logra llevarse el maletín que está en juego. Será justo si así pasa pues habrá sido por decisión de la audiencia, siempre soberana en este programa, de ahí la magia que logra enganchar a millones de personas a este juego año tras año, aunque no voy a ocultar mi deseo, que no es otro que ver a Sofía proclamándose ganadora de Gran Hermano. Sofía es pura verdad. Libre como ninguna, excesiva, sincera e imperfecta como cualquier otra chica de tan solo diecinueve años. Ella no ha tenido filtros y jamás ha intentado ocultar ni sus emociones ni lo que hacía en la cama con sus compañeros. Sofía nos lo ha mostrado todo, razón de peso para que la audiencia le devuelva el favor haciéndola vencedora de una estupenda edición. Al fin y cabo, si gana ella, ganará la libertad, pues estará triunfando la voluntad de una mujer para hacer lo que le de la gana, aunque muchas veces se equivoque para después asumirlo y aprender de sus errores.

Independientemente de lo que pase esta noche y de quien sea el vencedor, lo cierto es que hoy acaba todo. Se cerrarán las puertas de una casa que durante más de tres meses ha estado inundada de sueños, esperanzas, reencuentros y desencuentros. Una casa que año tras año rebosa de vida y esperanza para miles de personas que se dan encuentro de diversas maneras con el propósito de disfrutar del programa que les viene acompañando desde hace más de quince años. Gran Hermano es un espacio mágico. Es ese concurso que recibimos con impaciencia y que despedimos siempre con una enorme tristeza. Hoy diremos adiós a una tanda de concursantes que aunque nos gusten más o menos, lo han dado todo. Gracias a ellos por su generosidad, pues sin ella, nada de esto hubiera sido posible.