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8 virtudes que convierten a Belén Esteban en una estupenda concursante

Martes 24 de Febrero de 2015 02:18
 

Antes de comenzar este post y de dar mi opinión, quiero dirigirme a todas esas personas que me acusan en twitter de ser un palmero, término que tan de moda se ha puesto en esta edición de Gran Hermano Vip. Que nadie se olvide que yo opino desde la libertad en base a lo que veo. Aclaro pues, que la única silla fija que tengo es la de la cocina de mi casa, y no busco otra a cambio de favorecer a ningún concursante de Gran Hermano, llámese Belén Esteban, Ares Teixidó, o Víctor Sandoval. Hago mi trabajo siguiendo la misma línea de siempre: apoyar lo que considero justo o lo que me resulta más interesante como analista de este formato. No tendría que justificarme, pues muchas veces me resultaría más cómodo ir a favor de la corriente mayoritaria, pero me estaría fallando a mi mismo. Abro pues, el paraguas ante las más absurdas criticas que vienen a decir que defiendo a Belén para ganarme el favor de no se quien para así trabajar más en televisión. Permitidme subrayar que es un discurso totalmente absurdo y que en ningún caso me va a condicionar a la hora de escribir mis posts.

Acostumbrado a leer y escuchar únicamente criticáis sobre Belén Esteban como concursante, me he visto obligado a poner de manifiesto las siguientes características de la figura de Belén como jugadora de este concurso, las cuales dejan muy claro que Belén NO es una mala concursante de Gran Hermano.

Ausencia de rencor: Belén es de las concursantes de esta edición menos rencorosas. Los que siguen el veinticuatro horas han podido ver a Belén planchandole la ropa a Coman tras discutir fuertemente con él. Ha sido la única que voluntariamente y por iniciativa propia ha decidido apartar la poca ropa de su compañero de la de los demás para coser los desperfectos de la misma. Me hubiera gustado ver en las amiguisimas de Coman un gesto semejante.

A pecho descubierto: Belén es la única concursante que se dirige a sus familiares desde su blog y desde el confesionario con el corazón en la mano. Los mensajes que le ha enviado a su novio Miguel son todo un tesoro que cualquier seguidor de este formato debería apreciar, no tanto por el contenido de los mismos si no por la realidad que la concursante desprende a la hora de comunicarse con el exterior. Belén no finge y tampoco minimiza sus emociones por pudor. Sus discursos carecen en multitud de ocasiones de buenas maneras, pero todos rebosan de fuerza y pasión.

Valentía: Gozar del cariño del público y decidir entrar en un concurso como Gran Hermano es toda una prueba de valentía. Soy de los que piensa que un reality para famosos perjudica al que entra con una buena imagen y beneficia al que participa despertando rechazo en un inicio. Belén Esteban es la prueba de esta premisa, pero a pesar de ello, se ha entregado al concurso como la que más. Si a este punto le sumamos la dura terapia a la que se vio sometida Belén por sus problemas de salud no hace mucho tiempo, no nos queda más remedio que aplaudir el valor y la generosidad de la colaboradora de sálvame.

Protectora: Belén se ha equivocado, está claro; pero nadie puede afirmar que la princesa del pueblo no ha protegido a los suyos. Belén, con sus errores a las espaldas, ha dado la cara por sus aliados dentro de la casa, de cara a sus compañeros y también a la organización y a los espectadores. No hace falta recordar que fue Belén la primera que decidió pagar las consecuencias de la trampa del teléfono rojo, donde participaron varias personas, aunque fuera ella la que diese el chivatazo.

Generosidad: Que Belén es una persona generosa lo sabemos. Es una faceta que ya conocíamos pero que también hemos podido comprobar en Gran Hermano. Belén siempre ha sido la primera concursante dispuesta a compartir su comida, a pesar de necesitar en ocasiones una cantidad distinta a la del resto de sus compañeros por su enfermedad.

Una niña grande: Las reacciones desmedidas de Belén responden a una parte de su personalidad que también conocíamos. Belén es una niña grande, por eso la vemos gritar en la casa y minutos después nos la encontramos llorando en el confesionario como si tuviese cuatro años. Puede que esto no sea del todo una virtud, pero el espectador debería estar agradecido en todo caso, pues Belén nos ofrece con esta característica un contenido del que todos disfrutamos.

No mide las consecuencias: Lo que para muchos seguidores del genero puede ser un defecto, para mi es una virtud. Muchos de los que desean que Belén sea expulsada el próximo jueves se quejaban en multitud de ocasiones de lo fríos y aburridos que eran algunos concursantes de ediciones pasadas. Está claro que esos jugadores medían cada paso que daban dentro del juego para no desagradar a la audiencia y así poder llegar más lejos. Belén no sigue esa táctica, ella no mide las consecuencias de sus actos, convirtiéndose de esta manera en una concursante de reality completamente pura. ¿No es lo que la audiencia pedía a gritos?

Sobrevalora el apoyo de la gente: Belén peca de inocente al sobrevalorar el apoyo de la audiencia que un día le corono como princesa del pueblo; por eso pidió en el confesionario a los espectadores que salvaran a su amigo Víctor y a su íntimo Israel, hecho que les ha valido de excusa a los detractores de Belén para atacarla sin piedad, como si no hubiéramos visto nunca a ningún concursante de Gran Hermano pidiendo la eliminación de su contrario. Belén no ha sido consciente de que la audiencia que hoy te salva, mañana te castiga, punto que demuestra la inocencia de esta estupenda concursante.

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