ABC arriesga en género y gana público con 'No ordinary family'

El carácter familiar y políticamente correcto de la ABC dejó paso a 'No ordinary family' en los upfronts de mayo. Dirigida a un público distinto al habitual de la cadena y con un planteamiento que se sale de su arco argumental mayoritario, la serie narra el hallazgo de los Powells, familia protagonista, que descubren sus poderes tras un accidente aéreo durante unas breves e impuestas vacaciones familiares. Todos sobreviven y todos mutan a un nuevo estado vital, el de súper héroe. El planteamiento es básico y se ha contado de mil maneras, por lo que no es en el argumento donde reside el relativo éxito de la serie, sino en el giro que le dan para narrar la transformación de lo ordinario en extraordinario.

Si la serie se hubiese plantado en el aspecto heroico no habríamos visto nada nuevo, pero la familia, además de su carácter mágico, es disfuncional. Y aquí está lo bueno, lo original. Lo tenía muy difícil en su estreno ante la feroz competencia de 'NCIS' (CBS) y 'Glee'(FOX), que retienen casi todo el pastel para ellos y aglutinan a gran parte de los demográficos de los martes. Aún así, 'No ordinary family' ha reclamado su parte de la tarta y consiguió unos datos más que modestos en el piloto (10,5 millones) aunque ha perdido dos millones en su segundo capítulo.

No es una serie excelente, pero sí entretenida y que ofrece algo de novedad en la parrilla de las generalistas made in USA, tan conservadoras en los géneros. Julie Benz, gran actriz e inolvidable Rita en 'Dexter', interpreta el papel de Stephanie, casada con Jim (Michael Chiklis) y que forman una pareja diferente, más unida por la psicología de los personajes que por el físico de los actores. Los dos hijos, uno con dificultades de aprendizaje y otra con problemas emocionales, cierran el círculo y aportan un punto extra a la de por sí complicada etapa púber.

Los poderes se reparten con acierto entre los cuatro. El padre es el fuerte, la madre es la veloz, la hija lee la mente y el benjamín se convierte en superdotado. Pero hubiese sido un guión muy pobre si no hubiese aparecido un elemento oculto para que el espectador tenga así información desconocida por los personajes. El doctor Dayton King (Stephen Collins), jefe de Stephanie y de apariencia encantadora, cambia de registro en los últimos dos minutos del capítulo al estar involucrado en la trama de los poderes especiales. Los Powells no están solos, hay más como ellos y no con buenas intenciones precisamente.

Uno de los aspectos en los que más cojea la serie ha sido la poca lucha entre ellos, como héroes del lado bueno, frente a los villanos, también dotados con destrezas sobrenaturales. Sólo han enfrentado a Jim con el asesino de la máscara, que es capaz de transportarse en el espacio. Un álter ego del lado oscuro para Stephanie y los hijos hubiese añadido una trama horizontal muy entretenida. Aún así, y tras la muerte del primer villano, es muy probable que no se queden ahí y presenciemos más luchas entre buenos y malos, tan necesarias en series sobre fenómenos que superan la condición humana tradicional.

Con este punto de partida se abren muchas combinaciones y posibilidades que se mueven entre lo dramático, lo cómico y lo aventurero. Se agradece, además, que hayan renunciado a la estética de cómic audiovisual, algo que no hubiese tenido cabida en esta serie, dirigida a un público más amplio, alejado del voraz merchandising que caracteriza a todo lo relacionado con los súper héroes. En los capítulos sucesivos se verá, al hilo de la evolución de la audiencia, qué quieren contar y cómo piensan hacerlo.

Hay pilotos que atan muy bien los cabos argumentales y que insinúan cómo se desarrollarán los siguientes episodios. En el caso de 'No ordinary family' se trata de un piloto que deja el camino muy abierto, quizás demasiado. Mi apuesta es seguir con la disfuncionalidad de la familia (que fuesen felices tras el descubrimiento de los poderes sería un error) y aumentar el conflicto entre ellos y sus similares. El difícil encaje en la sociedad de aquellos que tienen poderes y su contraste con los mortales corrientes es siempre un recurso inagotable, siempre que aporte una perspectiva distinta.

La serie tiene a su favor al elenco de actores y el buen ritmo del episodio que se entrevé en el piloto. En el lado de los inconvenientes pueden surgir complicaciones a la hora de tensar el conflicto del misterio sobre el porqué del accidente y sobre cómo utilizarán los Powells sus poderes. Por lo que se aventura comparten, demasiado rápido, sus dones con las personas de su entorno, y ante las buenas reacciones de los demás no queda mucho margen para el secreto familiar. Al comienzo del episodio el espectador piensa que los protagonistas hablan a la cámara a modo de documental, pero luego se descubre que se confiesan ante un terapeuta. Una trama a la que no le veo demasiado interés si se prolonga durante la temporada.

Una cosa sí queda clara, ABC ha querido ofrecer algo diferente a lo habitual en su parrilla y si 'No ordinary family' sobrevive a una temporada completa en antena, abrirá camino a otras series que intentarán diferenciarse de tantas otras que no cuentan nada, como la anquilosada pero exitosa CBS. De todas formas, y si nos atenemos a tantos cambios bruscos entre un piloto y el segundo capítulo en las ficciones americanas, puede que en un par de semanas la serie cambie de nombre y pase a llamarse 'One more family'. Atentos.