True Blood, repaso al final de la tercera temporada.

El pasado 12 de Septiembre HBO emitió la esperada Season Finale de la, hasta aquel día, genial tercera temporada. Los anteriores capítulos habían sido muy buenos, con altibajos, pero con unas historias muy interesantes, que me hicieron recordar en ciertos momentos a la primera temporada. Todo esto, lo echó a perder el último capítulo.

No pasa nada de nada, y a esto no se le puede llamar Season Finale. Es un capítulo más de la temporada, pero un capítulo de los flojillos. ¿Donde está el misterio de la finale de la primera temporada?¿Y el espectáculo que fue el de la segunda?

Parece que Russell Edgington (Denis O'Hare) ha perdido importancia conforme transucrría la temporada, y ahora que ya estaba amarrado, en la finale no ha hecho más que nada. ¿Cómo podemos tener en la season final al malo malísimo medio moribundo sin actividad alguna?¿Qué es esto? Por dios, con los momentazos que este hombre ha dado a lo largo de la temporada (aquel final de capítulo en el que irrumpía en las noticias nacionales, simplemente perfecto).

Lo único que me ha gustado del capítulo ha sido Sam y su altercado con el insoportable Tommy (aunque creo que está cantado lo que ha pasado) y la historia de amor de Jessica y Hoyt (que menudas vueltas han dado estos dos). Pero esto, para una finale, casi que no.

Sookie está cada vez mas pesada, que se líe con Erik y dejen de marearnos a todos. Ahora, encima, se queda sin niguno, y deja abierta la puerta al lobito de las narices. Pero vamos a ver ¿esto qué es? Por último, se llevan a la rubia con el Canal de la Mancha entre las palas al mundo de las hadas. A ver si se queda allí y no vuelve.

Tara se corta el pelo para cambiar de vida, y ser una nueva Tara. Lo único que consigue es parecer Whoopi Goldberg recién levantada de la siesta.

Luego están Lafayette y Jesús, que es un 'bruJo'', y ahí se queda la cosa. Menuda revelación, los pelos de punta.

Para terminar de rematar la cosa, tenemos al insufrible Jason, con la peor trama de toda la temporada, que termina, además, de la peor forma posible. Crystal se marcha, y él se vuelve una especie de Ghandi al cuidado de los niños y la gente que vivía en el poblado de la gente pantera. Vamos, un despropósito total.

Voy a seguir viéndola, porque es una de mis series favoritas, de eso que no quepa ninguna duda, pero esta season finale me ha dejado un sabor tan tan amargo, que no pillaré la cuarta temporada con las mismas ganas con las que cogí esta tercera. Porque además, no existe un cliffhanger lo suficientemente interesante como para que esta espera se me haga interminable.

Esperemos que la cuarta temporada esté a la altura, y mientras tanto, disfrutaremos de Glee, Modern Family y otras que regresan. A ver cómo va la cosa.