'Unbreakable Kimmy Schmidt', de la comedia al disparate

'Unbreakable Kimmy Schmidt' fue el año pasado una de las mejores comedias de estreno, apostó por un tipo de humor diferente, que mezcla las risotadas infantiloides con la más cruda ironía. Gran parte de la culpa del éxito de la ficción la tiene su protagonista, Ellie Kemper, que en la segunda temporada ha seguido ganando puntos a medida que nos enseñaba más recovecos de la espantosa vida de su personaje.

Kimmy Schmidt sigue adaptándose a su entorno, y viendo todo de color de rosa (mezcla de amarillo chillón) deshaciéndose de los malos recuerdos del secuestro ideado por aquel loco reverendo. La convivencia con Titus se ha hecho imprescindible para ella, y para la serie, siempre bajo la atenta mirada de Lillian, personaje que pulula por la serie sin un objetivo fijo, pero que no molesta en absoluto con sus salidas de tono y sus frases siempre preparadas para descolocar a su interlocutor.

En la segunda temporada Titus se ha convertido en el otro protagonista de 'Unbreakable Kimmy Schmidt'. En varios de los capítulos ha tenido su propia trama, despegado de la de Kimmy, e incluso le han buscado un novio formal, algo impensable hace una temporada. La evolución de Titus es otro punto a favor de la comedia, además es uno de los personajes más queridos, y es que el grandote se hace querer sin pretenderlo, y yo era de los que no lo soportaba al principio de la serie.

Sin embargo, si hay un secundario de lujo y por el que me derrito esa es Jacqueline. La que fuera jefa de Kimmy ahora está arruinada, y también intenta evolucionar aunque le cuesta horrores. Jacqueline da un paso adelante y dos atrás, su idea de mudarse a un piso humilde se reduce a un apartamento en el centro de Manhattan, aunque después no le quede dinero ni para muebles, decorando el lánguido piso con una alfombra que vale millones y un cuadro comprado en una subasta, con guiño al Ecce Homo de Borja incluido.

Los verdaderos protagonistas de esta temporada han sido los cameos y la forma en la que 'Unbreakable Kimmy Schmidt' ha mutado a una serie llena de impactos y disparates. Respecto a esto último, no creo que sea negativo, saben jugar muy bien sus cartas y los guionistas y actores se desenvuelven cómodos en el género. No es un humor al uso, para eso ya hay otras series, lo surrealista cobra cada vez más fuerza en esta comedia.

En cuanto a los cameos, este año ha sido un no parar. Destaca Tina Fey, que vuelve a aparecer en la serie para interpretar un papel diferente al de la primera tanda de capítulos. La creadora de la comedia reclama su parte de protagonismo acaparando escenas, y lo hace muy bien, Fey siempre mantiene alto el nivel, pero me pregunto hasta qué punto es necesaria su presencia. Estos productores ejecutivos/creadores/actores están acostumbrados a mover los hilos a sus anchas y aparecer y desaparecer según les apetezca.

El personaje de Fey es original, aunque los hay mejores, como la madre de Kimmy, que aparece en la piel de Lisa Kudrow, toda una sorpresa, y no deja con ganas de más. O incluso la amiga pija y excéntrica de Jacqueline, que sale en pequeñas dosis, pero da grandes momentos cada vez que se la ve en pantalla, demostrando que se puede ser más ruin que Jacq. Destaco también la aparición estelar de Anna Camp o David Cross, que espero que sigan en la tercera temporada, sobre todo Cross, para ir de la mano de Jacqeline en su nueva vida, o no tan nueva...

'Unbreakable Kimmy Schmidt' se ha consolidado como una de las mejores comedias actuales, con un elenco escueto pero eficaz. Los flashbacks de Kimmy secuestrada en el búnker o sus ansias por conocer más sobre la vida y el tiempo que ha perdido encerrada fortalecen la serie. Cada capítulo nos trae una parcela nueva de esta niña mayor que se hace querer, igual que el resto de sus peculiares amigos.

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