'Stranger Things': mezcla efectiva de una variedad de géneros

Netflix nos ha regalado su enésima joya este verano, una serie que ha encandilado a crítica y público. La esencia de 'Stranger Things' está en su curiosa forma de trasladar al espectador a la década de los 80. Es impensable colocar en otra época la historia que narran los hermanos Duffer, porque además lo hacen tan bien que no podemos ni imaginar cómo sería la trama de Mike y sus amigos a día de hoy.

Lo más destacado de 'Stranger Things' es el casting que han hecho, sobre todo en el apartado de los más pequeños. La jovencísima Millie Bobby Brown (Eleven) lo borda, hace que su personaje sea cincuenta por ciento entrañable, y la otra mitad espeluznante. Todos queremos adoptar a Millie una vez vista la primera temporada de la serie, y seguro que más de un director de cine y televisión la quiere en su reparto.

Suele ser complicado encontrar a niños que transmitan en pantalla, o simplemente a pequeños actores que no den ganas de estrangular o que no chirríen en el reparto. En 'Stranger Things' ocurre todo lo contrario, y es que son ellos los que mejor funcionan en la ficción. A Eleven se le suman Mike y sus amigos, y aunque sé que Dustin es una de las debilidades de los espectadores de la serie, para mí es el peor sin duda alguna, y no por el actor, sino por el personaje, que parece que está inspirado en el graciosete de la típica película al estilo "Colega, ¿dónde está mi choche?".

También ha sido comentada la participación de Winona Ryder en el drama, y aunque su registro sea similar al de trabajos anteriores, no creo que su presencia sobre en absoluto. Al igual que el policía que se mete de lleno en el caso de la desaparición de Will, el agente crece a medida que avanza la trama, y no se queda en el típico cliché de "poli de periferia".

No sé con certeza si es así, pero me aventuro a decir que 'Stranger Things' bebe de series como 'Twin Peaks' o 'Expediente X', aunque la palma se la lleva la película "E.T. el Extraterrestre", con guiños incluidos a la obra de Spielberg. La desaparición de un niño, los poderes de una joven tras varios experimentos o la búsqueda incansable de una madre con la ayuda de un agente son premisas que encontramos en otras ficciones casi cada año. No obstante, 'Stranger Things' hace una buena mezcla de todas ellas usando de manera brillante la comedia, el drama y la ciencia ficción, manteniendo siempre la atención del público.

La primera temporada consta de ocho capítulos que podríamos dar por concluidos. Es más, en la siguiente tanda preferiría que no se repitieran los personajes, aunque nos hayamos quedado con ganas de más, e incluso Eleven podría dar más de sí. Pero el buen sabor de boca que han dejado estos ocho episodios van por encima de la nostalgia que podremos sentir una vez terminada la serie. Los Hermanos Duffer nos pueden sorprender con una nueva historia que siga la línea de esta primera temporada, incluso teniendo como nexo en común los experimentos de ese laboratorio del que sí podrían avanzarnos más información.

Netflix ha vuelto a acertar. La plataforma streaming no para de ofrecernos grandes obras, y 'Stranger Things' ya se ha convertido en una de las series favoritas del año. Su ambientación, la música, la trama bien estructurada y un desenlace idóneo, son algunos de los aspectos, entre otros, que han favorecido a la ficción, hasta alzarla a la gloria. Y lo que le queda.

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